48 km

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Recta final: Ante-último capítulo

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—¿Qué haces?

Green levantó la mirada de su cama, donde reposaba una maleta abierta. Sus ojos abandonaron la ropa desacomodada que había amontonado en ésta y se fijaron en Lila, quien se encontraba de pie en el umbral de su cuarto, luciendo sorprendida.

—Empacando.

—¿Para qué? ¿A dónde vas?— Interrogó la chica, adentrándose en la habitación para acercarse a su hermano.

—A Branch. Los tíos de Cameron están dispuestos a recibirme en su negocio pero necesitan tenerme unos días a prueba, por lo que voy a asentarme allí un tiempo.

—¿No pensabas decírmelo?

—Sabía que creerías que estaba huyendo de nuevo...— Murmuró el joven.

—Sí, porque eso es exactamente lo que estás haciendo— Lo acusó ella.

—Eso no es cierto. De verdad necesito un empleo y se me presentó una gran oportunidad allí— Repuso. —No estoy escapando esta vez, Lil... Resulta que existe sólo una cosa de la que quiero huir y, para engrosar mi infortunio, está adentro mío.

Su hermana suspiró, escudriñando el rostro del muchacho. El dolor de éste a veces embestía con mayor potencia si no estaba ocupándose en algo. Supo entonces que realmente Green no pretendía huir, sólo seguir adelante. Tomó la valija y, dándola vuelta, descargó toda la ropa en la cama.

—Permíteme doblar tus camisetas por ti. Veinticuatro años y aún apestas en ello— Se burló, más la melancolía era audible en su voz.

El chico le sonrió y la abrazó.

—Sabes que mi intención es llevarte conmigo pero ya pasamos por esto antes y dudo que tu respuesta sea diferente...— Se despegó un poco de ella para mirarla a los ojos. —¿No es así?

Lila esbozó una sonrisa y asintió.

—No puedo irme. No puedo abandonar mi empleo en la clínica... Mis pacientes... Y estoy a gusto aquí, en Mahogany. Me acostumbré a la humedad causada por los ríos, a los árboles que acaparan tu vista donde sea que mires, al olor a bosque que impregna incluso el aire del centro... He llegado a tomar todos esos detalles como mi hogar.

—Lo sé, enana— Besó la frente de la joven y se separó de ésta para permitirle comenzar a doblar la ropa. —Aunque...— Agregó, luego de unos segundos en silencio. —Creo que el mayor porcentaje de tu decisión sobre quedarte aquí no recae en los bonitos robles, sino en un maldito piloto de carreras del cual simplemente no pudiste mantenerte alejada.

—Green...— Gruñó Lila, denotando advertencia. —Si estás aludiendo a Justin Bieber, déjame decirte que él tiene un departamento en Branch donde pasa casi toda la temporada de estudio. Así que, por favor, deja de buscar motivos de rivalidad porque...— Se giró para enfrentar a su hermano, mas se sorprendió al encontrar una sonrisa divertida pintada en su rostro.

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Las tupidas copas de los árboles hacían contacto entre ellas, bordeando la calle que esa noche serviría como pista ilegal. Las carreras aún no habían comenzado, sin embargo la hostilidad entre los pilotos era tal que condensaban el aire con su tensión.

Justin Bieber, por otro lado, era ajeno a lo que el resto de sus colegas sentían. Sabía que Lila había llegado a Mahogany el día anterior, pero aún así no había respondido sus llamados desde entonces. Durante la última comunicación que mantuvieran, ella había asegurado encontrarse en buen estado, pero él necesitaba verificarlo con sus propios ojos para poder quitar de su interior la preocupación que lo acaparaba.

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