39 km

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El inicio del tratamiento fue duro. Eran procedimientos complejos que, en un principio, requerían aislar a Brown Porter. Green se hospedaba en la clínica, la cual poseía habitaciones destinadas a los familiares. Aún encontrándose en el mismo edificio, no pudo ver a su hijo en los primeros cinco días y aquello oprimía su corazón con ansiedad. Finalmente, permitieron que visitara al niño unas pocas horas, hasta que el mismo se encontró estable y adaptado al régimen, por lo que el piloto pudo mudarse a la habitación. Sólo en ese instante, fue capaz de respirar con normalidad.

Green notaba una gran mejora en el estado de Brown, aunque tenía en cuenta que el optimismo es traicionero, por lo que guardaba recelo que sólo fuera engaño de su esperanza. Sin embargo, al concluir la primera semana, leves mejorías se avistaban en el pequeño. Su piel no estaba tan opaca como habituaba e incluso los movimientos de sus miembros los realizaba con mayor vigor. Aún la forma de apretar las teclas en el teléfono denotaba más energía en sus manos. Así observó su padre mientras él marcaba el número de su tía para hablar con ella.

Lila se encontraba en la cocina de su hogar junto a sus amigos. De esa forma había transcurrido los últimos siete días desde su enfrentamiento con Justin Bieber. No había vuelto a saber nada de él pues ninguno intentó contactarse con el otro, más la enfermara pensaba que el maltrato recibido en su último encuentro era suficiente para sellar el final de la relación. No encontraba ánimos para salir, así que Kim, Mary y Cam se quedaban a su lado en la casa.

La joven atendió su móvil apenas vio el número de su hermano en la pantalla.

—¡Hola, Green!— Saludó.

—Soy Brown, tía Lila— Aclaró su sobrino, soltado una pequeña risa.

La emoción burbujeó en el pecho de la chica.

—¡Brownie! ¡Mi bello Brownie!— Exclamó, efusiva. —¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Muy bien. Al principio estaba asustado, pero ahora me siento mucho mejor.

—Estoy tan feliz de oír eso... ¿Qué tal es allí?

—Es impresionante, tía. Nuestro cuarto tiene vista a unas enormes montañas... Deberías venir.

—Lo haría, por todo lo que te extraño. Pero aún hay asuntos que atender por aquí... ¿Cómo está tu padre?— Inquirió la muchacha.

Se escuchó un sonido ahogado del otro lado de la línea y enseguida Green retomó la conversación.

—Hola, enana ¿Me extrañabas?— Se burló.

Lila sonrió al oír la voz de su hermano. A pesar de que en el pasado habían estado tres años sin verse uno al otro, de los cuales dos habían mantenido contacto casi nulo debido las terribles circunstancias que ella atravesaba con Derek, no podía evitar echarlo de menos en ese instante.

—De hecho, sí. Te extraño— Admitió. —¿Cómo vas lidiando con todo?

El chico resopló.

—Hay días mejores y días peores, pero me mantengo firme en todos ellos. Brown está mucho mejor y eso me da fuerzas. Desearía que pudieras verlo. Ayer saltó sobre la cama sin agitarse.

—¡Green! ¡No se supone que deba andar saltando sobre la cama!— Regañó la muchacha, más no pudo evitar que una carcajada se le escapara luego de esas palabras.

—Es que son muy cómodas, de verdad. Tengo veinticuatro años y apenas puedo soportar las ganas de brincar sobre ellas, no puedes culpar a Brownie— Explicó él, divertido.

Lila volvió a reír.

—Eres un bobo... Sólo cuida bien de mi sobrino.

—Lo hago y lo seguiré haciendo— Aseguró. —¿Lil?

ClandestinosWhere stories live. Discover now