Capítulo 3

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Leódria, es una gloriosa capital al Oeste de Ogaden, rodeada de bosques y llanos verdes y frondosos, alimentados por anchos ríos de agua clara y tranquila, cargada de vida de distintos colores y formas hermosas.

Bordeando el río los campesinos araban sus campos con sus caballos, y cerca de estos, estaban sus rústicas casas de madera donde los niños sanos y felices, correteaban y jugaban en los fardos de paja que alimentaba a sus animales.

El campesino silbó al caballo para que se detuviera, y este relinchó reflejando obediencia con su cabeza, su dueño le sonrió, levantó la vista y pudo sentir la suave brisa que venía de las montañas nevadas que se alzaban tras el gran castillo de Leódria, que era una gran estructura con forma de flecha apuntando al cielo, tras una muralla implacable, fabricada de la misma piedra blancuzca que sale de las canteras asentadas en el cordón de montañas Rigotón, separaba las costas y puertos de la ciudadela, y su amplio territorio.

El castillo es llamado la Antorcha, está asentado en una gran colina aplanada artificialmente hace cientos de años por los hombres que deseaban mostrar su poderío creando grandes estructuras de piedra y madera.

En la entrada del castillo, frente a las murallas, hay un pueblo donde vive la mayoría de los campesinos y pobladores del basto reino, en la entrada, descansan dos enormes torres defensoras de La Antorcha, que tienen una particular característica; de estas estructuras salían pequeños tubos de hierro gravado, que en su interior conectaban a cañerías que subterráneamente extraían gas de un géiser que se formó cerca de la colina donde está asentado el gran castillo, estas torres son llamadas Las Ardes.

Estas enormes y majestuosas estructuras están fijadas con tres enormes cadenas por cada una, a los pilares de la gran puerta de hierro para ingresar a la ciudadela de La Antorcha, que se abren con un simple mecanismo de levante.

En la guerra de los elementos, estas torres lanzan incandescentes llamas de una torre a otra, creando una pared de fuego, su apariencia podía demostrar que fue usada en múltiples ocasiones, pues la piedra con la que fueron construidas Las Ardes estaban ennegrecidas por la constante exposición que han tenido al fuego, dándole una oscura apariencia y una marca de ceniza en el suelo. .

Sobre las torres siempre están cuatro Centinelas protegiendo la parte alta de la torre, y en caso de ataque los protectores activan las defensas y las llamas toman una forma de escudo que protege al pueblo. El fuego azul que sale de Las Ardes posee propiedades mágicas, que hacen que la fuerza de las llamas rodee el pueblo, y evite que se quemen las casas o los habitantes queden sin aire, todo gracias a las cadenas que conectan con la puerta, ya que cada eslabón tiene antiguos hechizos rúnicos necesarios para controlar las fuertes llamas.

Estas estrategias también fueron aplicadas en cada una de las murallas del castillo, y es ahí donde La Antorcha le hace honor al nombre, porque cuando las defensas están encendidas en su totalidad, el castillo entero se vuelve una hoguera de llamas.

La Antorcha, está gobernada por uno de los consejeros de la Orden Danhairos, el Rey Amus Hood III. El reino de Leódria ama a su rey, ya que gracias a él, todo el territorio está envuelto en paz y tranquilidad...dicen.

Unos dicen que es como un dios protegido por sus ángeles, ya que su castillo está protegido por sus Kerubines, Serafines y Arcángeles junto a los sabios consejos de sus Nefilim.

Y otros rumores dicen con celo, que la gloria y majestad es una herencia que ha perdurado años solo por su poder y riquezas, que pueden lograr eso, y hacer que un caballo toque un arpa.

Por otro lado, la guerra brindó a Leódria y a su burguesía riquezas y gloria, cosa que dejó al reino en una buena posición, ya que los ejércitos abanderados del pueblo Danhairos que salieron de Leódria, tomaron una dirección muy favorable, donde los Dracones les encargaron defender las costas, y a repeler con el grueso de su ejército las fuerzas de Aquifia en Ventrios justo antes del término político de la guerra, donde los enanos agradecieron su ayuda enseñándoles a forjar los minerales y hacer hechizos rúnicos. Sabiduría que han ocupado hasta el día de hoy.

Crónicas de Gaia: Libro PrimeroNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ