Camille Casablancas es obligada a asistir a Berkley, internado para gente talentosa, mayormente poblada por hijos de celebridades en Canberra, Australia.
Conoce al hijo del enemigo universal de su padre, Kaidan Jaxx, sinónimo de "hijo de puta". Com...
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Septiembre, 5 Viernes 2:36 pm
—Me parece que va a llorar —dice Paris, mientras mira a Inna al otro lado de la mesa.
Inna golpea su pluma contra su cuaderno y gruñe lo más silencioso que puede, puesto que estamos en la biblioteca.
Pobre, la fiesta de bienvenida la tiene loca. Debe preparar todas las mierdas de comida, decoración, música, mesas y sillas. Pienso que ha hecho un buen trabajo hasta ahora pero el comité no la ha ayudado como se supone que deben.
Pongo mi mano sobre la suya y le dedico una sonrisa de alivio.
—¿Y ahora qué pasa? —pregunto, cerrando el libro de química con mi mano libre.
Ella suspira y asiente, dispuesta a hablar sobre lo que la desespera. La mujer encargada de la biblioteca me mira con desaprobación y levanta tres dedos. Me ha llamado la atención unas dos veces por hablar y reír con Reegan y Paris. Pongo mis ojos en blanco y asiento.
—Comida, decoración, el comité es un asco. No tengo ayuda de nadie —murmura, diciendo lo que ya sé— y es más grande el peso que tengo por la banda que viene. Por cierto, muchas gracias por eso.
Me lo ha agradecido una infinidad de veces en el día.
—¿Qué banda? —pregunta Reegan, bajando su cuaderno, dedicandonos su atención con los ojos bien abiertos.
Volteo a verla y sonrío, orgullosa—: Arctic Monkeys.
Reegan sonríe como estúpida, cerrando su cuaderno, y Paris grita lanzando los papeles al aire. Inna se sobresalta mientras se lleva la mano al pecho y yo río, aplaudiendo como foca. Paris se sube a la mesa y grita sin importar la mirada de la bibliotecaria.
—¡Los Arctic Monkeys vienen a Berkley, hermanos! —levanta su puño en el aire, como si ese fuera el inicio de una revolución, y enseguida todos gritan entusiasmados.
Una buena amiga te diría que te bajaras de la mesa, pero una todavía mejor se subiría a la mesa y gritaría contigo.
Reegan y yo subimos a la mesa y gritamos con ella el nombre de Alex, Jamie, Matt y Nick entre risas y saltos. Inna nos mira desde abajo con una cara de horror, es muy probable que si le preguntan sobre nosotras ella dirá "no las conozco".
Al final la tomo del brazo y le pido que se suba. Toma un poco de insistencia que lo haga pero con una sonrisa tímida, de forma resignada, lo hace pero no salta. La bibliotecaria nos pide que nos bajemos pero la multitud a nuestro alrededor grita apoyándonos.
Un minuto después, en el que gritamos a todo dar, la pesadilla de los estudiantes de Berkley aparece.
Beatrice Wilbur se abre paso entre la gente. Se sube a la mesa enfrente de nosotras con ayuda de un estudiante y como es de esperar, su mirada firme y acusadora nos silencia. Señala el suelo y obedecemos. Nos bajamos y ella lo hace detrás de nosotras, pidiéndonos que que la acompañemos a la dirección.
