Camille Casablancas es obligada a asistir a Berkley, internado para gente talentosa, mayormente poblada por hijos de celebridades en Canberra, Australia.
Conoce al hijo del enemigo universal de su padre, Kaidan Jaxx, sinónimo de "hijo de puta". Com...
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9:32 pm
Aparentemente, las votaciones se han extendido mas de lo usual porque ha habido un alto numero de votantes este ano en comparacion a los otros. Este dia ha sido demasiado largo para mi, pensé que ser candidata solo involucraba dar propuestas pero además de ello, he estado haciendo campana hasta el ultimo momento, entrevistas, firmando cosas, respondiendo preguntas a votantes. Uno cree que no es nada esto de la presidencia pero al parecer, aquí se lo toman muy en serio.
Cabeza de Coco aparece diciendo que es hora de entrar al auditorio para ver los resultados finales. Las chicas y yo nos levantamos del suelo—donde jugamos un pequeño juego de la botella con otros estudiantes—y caminamos hasta una de las cuatro entradas al auditorio.
Me quito mis zapatos altos porque he estado de pie todos el dia y mis piernas no pueden aguantar un momento más.
—Camille, hay humo saliendo por tus orejas y nariz —comenta Inna, mientras la tomo del hombro para evitar caer.
—Solo quiero sentarme y luego dormir —respondo—. Me duele el cuerpo.
Kaidan escucha lo que digo. Le entrega sus papeles a Rajiv y luego se acerca a mí y para cargarme.
—¿Qué estás haciendo?
—Callate o camina.
Hacemos caso omiso de los comentarios. Kaidan nos sube al escenario y me ayuda a sentarme y ponerme mis zapatos. Una vez que estoy mas comoda, noto a nuestra rectora mirarnos con una sonrisa.
Me sonrojo de nuevo.
—¿Quieres café?
—Vas a traerme café?
—No, Rajiv lo hará si quieres.
—¿Qué yo que?
Rio pero agradezco el gesto.
—Solo sientate, ¿quieres? Tanta atención de tu parte me está dando migraña. Además, quien sabe que le puedas echar a mi bebida.
—Nina lista —felicita Rajiv quien se retira luego de un gesto de Kaidan.
Jaxx arrastra una silla hasta ponerse a mi lado.
—Se cuando bromear y cuando no, Camille. Puedes relajarte de vez en cuando y disfrutar de mis atenciones. Cualquiera aquí te diría que no soy de las personas más atentas del mundo, solo cuando quiero y con quien yo quiero.
—Bien pero, ¿puedes bajarle tres rayas a tu cortejo?
Alza su ceja—: Nunca te han cortejado, Camille?
No se que decir al respecto. Más bien, no quiero decirlo.
—Déjame.
—Camille Casablancas, ¿nunca has tenido novio?
—No lo voy a repetir, déjame —bajo la mirada, evitando a toda costa la suya.
Toma unos minutos para que los alumnos tomen sus asientos. Beatrice Wilbur nos da un discurso y explica cómo estas elecciones son organizadas. Procede a los números.
—Joel Ferbley en tercer lugar con setecientos cincuenta votos —cada vez que mencionan los nombres las personas aplauden y unas que otras gritan—En el segundo lugar, Camille Casablancas con dos mil quinientos dos votos y en primer lugar, Kaidan Jaxx con cuatro mil ochocientos votos.
Mi sonrisa se borra, sintiéndome como la más grande perdedora en el mundo. No sabía que quería la presidencia tanto como ahora. Kaidan salta de su silla, gritando victoria mientras lo demás aplauden y gritan, la mayoría hombres, pero Wilbur no se mueve para premiarlo.
Observa a Kaidan saltar, seriamente.
Es más, continúa hablando—: Esto da un total de ocho mil setecientos setenta votos, tres mil ciento setenta estudiantes más.
Volteo a ver a Jaxx, deja de saltar para recobrar la compostura pero esa cara de confusión, nada se la quita.
—En Berkley hay cinco mil seiscientos estudiantes, unos no votaron, algunos fueron nulos, pero, estudiantes fantasmas votaron por ti —dice ella, cruzando sus brazos. De verdad se mira molesta—. Tres mil ciento setenta estudiantes más de la población votó por ti. ¿Algo que decir?
Alguien alteró las urnas, claramente. Busco a las chicas con la mirada, sin ningún propósito en específico, Las tres sonríen.
Ellas lo hicieron... wow.
Él niega y el auditorio comienza a abuchear haciendo que él se levante de su asiento, avergonzado.
—Kaidan Jaxx es quitado de su puesto por alteración de las urnas y Camille Casablancas se declara presidenta de Berkley.
Todos se levantan de su asiento en un brinco mientras gritan y aplauden con euforia. Mis colegas se levantan de su asientos, y aplauden. Uno de ellos extiende su mano para que me levante y camino, anonadada, al centro del escenario. Wilbur me ofrece una pluma que tomo para firmar mi promesa que aguarda en la mesa de enfrente. Abrazo a la carismática mujer y firmo.
