Sí, profesor [TERMINADA]

Capítulo 31: ¡Vuelve Eulàlia!

¿QUÉ HA OCURRIDO HASTA AHORA?

―Bueno, ahora que están tus amigos... ―Le dijo la doctora a Eulàlia―. Me parece que es un buen momento para darte la buena: Esta tarde te daremos el alta médica.

―¡Sí! ―Gritamos todos a la vez que damos un saltito de la ilusión. Todos menos Eulàlia. Ella se quedó en la cama mirando a la doctora con una cara rara.

―¿Qué te pasa? ―Le dijo la doctora extrañada―. ¿No estás contenta? Me parece que eres la primera paciente que se lo digo y no salta de la cama para darme un abrazo. ¡Hasta los que les falta una pierna lo hacen!

―¿Precisamente hoy? ―Contestó ella. Vale que Eulàlia era una chica un tanto excéntrica, pero eso no nos lo esperábamos―. ¿Justamente hoy? ¿Tenía que ser hoy?

―¡Pero qué pasa! ―Dijo Mariona que, al igual que todos, no entendía nada.

―¡Es el tredécimo día desde que me empezasteis a visitar diariamente! Si me voy hoy, cogeré una infección, mis progresos empeoraran, me lastimaré otra parte del cuerpo... ¡Cualquier cosa! Pero algo me pasará.

―¡Por favor Eulàlia! ―Dije yo divertida―. ¿No me digas que crees en esas cosas? ¡Todo son supersticiones!

―Pero yo no quiero ―Dijo ella haciendo pucheros―. ¿Y si es verdad? ¿Y si no son solo supersticiones?

―Si eso es lo que te preocupa... ―Dijo la doctora―. No hay problema. ¡Te damos la alta mañana y todo solucionado!

―No, mañana es martes 13.

―¡Pues pasado mañana!

Entonces sí. Eulàlia se levantó de la cama y se lanzó literalmente en los brazos de la doctora mientras decía "gracias" un millón de veces y le empezaban a resbalar por la mejilla unas cuantas lágrimas vergonzosas.

―Eso ya es más normal... ―Sonrió la doctora.

CAPÍTULO 31: ¡VUELVE EULÀLIA!

―Silencio, por favor... Sentaos todos ―Decía el profesor, pero nadie le hacía caso. Hoy era el primer día que Eulàlia venía al Instituto desde que había tenido el accidente, y todos querían estar con ella―. ¡CHICOS, YA BASTA! Muy bien, mañana hay examen.

―¡Pero profe, eso no es justo! ¿Qué no ves quien está aquí? ¡EULÀLIA! ―Dijo Marc dando las muletas a Mariona y cogiendo a Eulàlia en brazos, llevándola hasta delante del profesor.

―¡Ay, Marc! ―Grito la aludida pegándolo―. ¡Mi pierna! ¡Bájame, bájame!

El resto de la clase no hacía más que reír. Todos estábamos súper felices de volver a tener a nuestra compañera más divertida con nosotros, pero parecía que al profesor le daba igual.

―Sí, ya la veo. Por suerte tengo ojos ―Contestó el profesor―. Pero ahora hay clase, ya tendréis tiempo de estar con ella en el descanso. Último aviso, sentaos todos y empecemos la clase.

Al final el profe consiguió que hiciéramos clase. ¡Yo ya que me había ilusionado de que hoy no trabajaríamos!

***

Durante todo el día de hoy, no pudimos hablar demasiado con Eulàlia, de eso ya se ocupaba el resto del colegio. Estábamos todo el rato rodeados de gente que le preguntaba cosas, qué como estaba, que qué era exactamente lo que le había ocurrido, etc.

―¿Te vendrás con el bus? ―Le pregunté, cortando a una chica que le estaba preguntando que le daban de comer en el hospital―. Como no nos demos prisa se nos va a escapar.