Capítulo 30: ¡Por qué poco!

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¿QUÉ HA OCURRIDO HASTA AHORA?

―Y entonces, ¿qué es una metáfora? ―Me preguntó él por enésima vez. En ese momento sonó el teléfono de casa. Me levanté para ir a cogerlo, estaba situado en una mesita detrás del sofá, a unos tres metros de él.

―¿Si? —Dije mirando de reojo a Lucas, que estaba observando detenidamente mi libro de lengua.

―¡Nadia! Soy yo, Jack Mierda.

―Ah, hola ―Dije yo algo nerviosa. Lucas me estaba esperando en el sofá y me preguntaba si me oiría―. ¿Cómo tienes el número de mi casa?

―Lo encontré en tu móvil. Estoy de camino a tu casa para devolvértelo. En cinco minutos estoy allí.

―¡¿Qué?¡ —Dije ahogando un grito flojo.

―¡Hasta ahora! Dijo él antes de colgar.


CAPÍTULO 30: ¡POR QUÉ POCO!

Recapitulemos. Ahora mismo estaba con Lucas en mi casa, y en cinco minutos llegaría Jack. Fin.

―¿Quién era? ―Me preguntó Lucas sacándome de mis "largos" pensamientos.

―Nadie. ¡Tienes que irte! —Dije sin pensármelo dos veces, mientras me acercaba a él y le cogía de los brazos para ayudarlo a levantar del sofá.

―¿Qué? ¿Por qué? —Me prguntó él confusa, sin mover ni un solo músculo del sofá.

―Porque te lo digo yo. ¡Esa es mi casa y te digo que te vayas! ―Lucas me miraba sin entender―. Por favor ―Añadí en unos segundos.

—Está bien, pero dime por qué —Dijo soltando sus manos de las mías y agachándose para recoger sus cosas.

Dude un momento, tendría que inventarme una excusa. ¡Dios mío! Ya iban a ir dos mentiras a Lucas en un solo día!

―Mi madre ahora te tiene manía, no sé por qué, y no quiero que te vea en casa.

―¡¿QUÉ TU MADRE ME TIENE MANÍA?! ¡Anda ya! ¿Y por qué? —Pregunto incrédulo.

―¡Y yo que sé! ―Él aún estaba recogiendo sus cosas con la mayor tranquilidad del mundo. —¡Pero date prisa! ¡Vete!

En ese momento sonó el timbre de casa. ¡Mierda! ¿Y ahora qué hago?

―¡Lucas escóndete en la cocina! ¡Rápido! ―Le dije empujándole hacia allí―. Por favor.

El timbre volvió a sonar. Me aseguré de que Lucas estaba en la cocina y abrí la puerta.

*NARRA JACK*

Cuando terminaron las clases, Nadia se fue rápidamente del Instituto, así que no le pude devolver el teléfono móvil.

Mejor. Así tenía una excusa para ir a verla en su casa.

Estaba en el coche conduciendo hacia mi casa, pero me desvié una calle para ir a la suya.

―Mejor la llamo antes ―Me dije para mis adentros. No quería parecer un acosador presentándome en su casa sin decirle nada antes.

Y eso hice, la llamé. Pero no le di opción de un no por respuesta. Supongo que si por algún motivo no quisiera que fuese, me lo habría dicho.

En cuanto llegué en su casa toqué el timbre, oí ruidos dentro pero nadie me abrió. Así que volví a llamar. Esta vez apareció una sonriente Nadia, aunque un poco nerviosa.

Sí, profesor [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora