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Alan invitó a Sierra a una cita, una cita real, algo lindo pero al mismo tiempo extremo y entretenido y que mejor manera de ir a un combate de paintball. Sierra no sabía jugar pero de igual forma se divertía disparándole a su cita. — ¡Se supone que estamos en el mismo equipo Harris! —Le dijo el rubio luego de recibir más de diez disparos de su parte. —Hiciste que nos eliminaran. —Él se quitó el casco, Sierra sonrió e hizo lo mismo.

— ¿Esto es de equipos? —Él rodó los ojos y se acercó a ella.

—Eres un caso. —La tomó por la cintura y besó su mejilla. —Debías dispararles a los rojos, no a mí.

—Pero es más divertido ver como tú te frustras cuando lo hago.

—No le veo lo divertido.

—Además te ves lindo. —Soltó el arma y rodeó su cuello dándole un corto beso en los labios.

—El Alan de quince años jamás creería que tres años después estaría besando a Sierra Harris.

—Y la Sierra de quince tampoco se creería que Alan Parks la estaría besando en este momento. —Le sonrió. —Pudimos estar juntos desde hace mucho.

—Pero tú seguiste a Jill y rompiste mi corazón.

—Oh, no sigas con eso. Sé que fue una estupidez lo que hice, pero era eso o verte todo destrozado por la golpiza que te iba a dar el equipo de futbol. —Besó sus labios nuevamente. —Y no podía hacer eso.

—Sigo creyendo que era mejor tener la cara rota y estar con una linda chica a tener el corazón roto por esa linda chica.

—Ya, ya. —Le dijo. —Salgamos de aquí y vayamos a comer una hamburguesa. Yo invito.

—Prefiero ser yo el que te invite. —Sierra rodó los ojos.

—Como tú quieras, cariño. —Le dijo. — ¿Esto se deja aquí tirado o debemos llevarlas a algún lado? —Preguntó refiriéndose a todo el equipo de juego. Alan rió y tomó de su mano junto a todas las cosas de paintball para salir del campo.

Luego de que dejaran todo en orden, decidieron ir a Burger King a comer algo, Alan pagó la cuenta y se sentaron en una de las mesas. —Me gustó esta cita. —Le dijo Sierra. —Aunque soy mala en el juego.

—No me había dado cuenta. —Dijo sarcástico, Sierra le dio un leve empujón riéndose.

—Déjame. —Sonrió.

—Me vuelve loco tu sonrisa. —Le dijo el rubio provocando que la castaña se sonrojara. — ¿Mis ojos me están fallando o estoy viendo a Sierra Harris sonrojada? —Apretó cariñosamente su mejilla.

—Oh, suéltame. —Se rió. Y así pasaron una linda cita entre risas y besos creando buenos recuerdos que permanecerán en la mente de ambos por mucho tiempo.

N/a: Este es uno de mis capítulos favoritos ay 💜

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