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Sierra suspiró luego de que le contara a Zac lo que había sucedido con Alan, estaba frustrada porque sentía que no avanzaba nada con él. —Él te quiere, lo he visto en sus ojos. —Le dijo Zac para animarla. —Creo que sólo necesitas darle un tiempo para que él pueda darse cuenta.

— ¡Él me quería antes! Pero soy una estúpida y lo arruiné todo.

— ¿Quieres que hable con él?

—Miles lo hizo y no funcionó.

—Pero Miles es tu hermano, él cree que yo soy tu enamorado. —Le dijo. —Puedo molestarlo hasta que él mismo admita lo que siente. —Le respondió. —Mientras, te dejaré en tu casa y le dirás que te besé, veamos si se pone celoso. —Ella asintió y permaneció callada todo el camino hasta su casa. Cuando entró a ella, buscó a Miles en su habitación y lo vio sentado junto a Alan jugando videojuegos.

—Zac me besó. —Mintió, Alan paró el juego y volteó a verla, se quedó mirándola por unos segundos y habló.

— ¿Qué?

—Llegó a primera base.

—Te dije que no era buena idea. —Miles vio la escena un tanto incómodo.

— ¿Por qué? Ya van más de tres citas. —Se acercó a él. — ¿O es que estás celoso?

— ¿Es eso importante para ti?

—Oigan, no quiero ser grosero ni nada, pero ¿Podrían tener sus peleas maritales en otro lugar? Me siento como una lámpara. —Les dijo Miles, ambos chicos voltearon a verlo, Sierra rodó los ojos y se llevó a Alan hasta su habitación.

—Me importa si estás celoso, Alan. —Le dijo, acarició su mejilla. —Sé que te gusto.

—No me gustas, Sierra. —Le dijo, Sierra lo tomó por el cuello para luego besarlo. Alan intentó relajarse y le siguió el beso. La tomó por la cintura y la acercó más a él, Sierra lo empujó entre besos hasta su cama y ambos se acostaron sobre ella. —Alan. —Dijo susurrando en su oído.

—Sierra.

— ¿Te gusta esto?

—Sí. —Respondió para volver a besarla.  

Demuéstrame tu amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora