Capítulo 1

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        La alarma sonó y Natasha se levantó. Tenía la tentación de quedarse durmiendo un rato más, pero sabía que eso solo la haría sentir más pereza y menos motivación para ir a la escuela. Se dirigió al baño y se duchó rápidamente, pensando en todos los problemas con los que tendría que lidiar el día de hoy: primero estaba la prueba de matemáticas para la que no se sentía lo suficientemente preparada, aunque hubiese pasado todo el día de ayer estudiando, y luego también estaba el hecho de que no tenía ni un solo amigo desde que se había transferido de escuela. Estaba acostumbrada a la soledad, en cierta manera la reconfortaba; pero el hecho de tener que almorzar sola todos los días no le era muy satisfactorio. Dejó de pensar en todos esos problemas y salió de la ducha.

        Se miró en el espejo. Su castaño cabello rizado se veía un poco más descontrolado de lo común, tomó su espuma de peinar y lo moldeó hasta que tuviera una forma más o menos aceptable, hace mucho que se había resignado a no tener el cabello perfecto.

        Salió del baño y se puso lo primero que encontró: una blusa azul y unos jeans algo gastados. Los combinó con sus zapatos y salió a prepararse el desayuno.

        Mientras comía sus huevos revueltos Natasha pensaba que para muchos adolescentes el hecho de vivir solos les parecería el paraíso, pero que para ella era algo común. Nunca pensó en hacer fiestas en su apartamento o ninguna de esas locuras con las que fantaseaban los chicos de su edad, para ella esto era simplemente rutinario, y  tampoco era como si tuviera con quien volverse loca el fin de semana.

        Vio el reloj que tenía en la pared de la cocina y se dio cuenta que le había agarrado tarde, se apresuró a terminar su desayuno, tomó su bolso y salió del apartamento.

         Bajó las escaleras del edificio (era más rápido que tomar el ascensor) y salió a la calle.

      —¡Taxi! —gritó mientras veía uno de los familiares vehículos azules aproximarse a ella. El vehículo se detuvo y ella abrió la puerta—. A la secundaria Troy por favor.

         El taxista se dedicó a conducir, lo cual le pareció bien a Natasha porque no estaba de humor para tener una conversación. Sacó su libro de matemáticas y empezó a repasar lo que tenía que saber para la prueba, aún no se sentía preparada.

   —Ya estamos aquí —le dijo el taxista mientras detenía el auto.

         Natasha le pagó y salió corriendo. En estos momentos era en los que odiaba que su escuela fuera tan grande. Caminó rápidamente entre los pasillos de mármol blanco y se apresuró a llegar a su clase. El examen ya había comenzado.

 —Buenos días señorita Sparks —le dijo el profesor Falls—. Me temo que por llegar tarde se perdió se una instrucción importante, el examen es en parejas; sin embargo parece que todos ya tienen su pareja así que me temo que tendrá que hacerlo sola.

         Natasha maldijo a su mala suerte. En estos momentos le vendría bien una persona que supiera al menos algo de esta materia, ahora estaba segura que reprobaría.

   —Yo estoy libre —dijo una voz femenina.

         Natashia dirigió su mirada a donde venía la voz y vio a la chica que siempre se sentaba atrás, no recordaba su nombre. Llevaba su pelo negro en un moño, muy elegante como para ir a la escuela, y  tenía un adorno de mariposa en medio de éste. A Natasha no le extrañó que no tuviera pareja.

      —Pues parece que la señorita Ayton tampoco tiene pareja. Anda, únete a ella.

         Natasha caminó incómodamente por la clase y llegó hasta donde estaba la chica.

Peligro (la mentalista #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora