Capítulo 12

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—Querida no has comido nada ¿estás bien?

Marion alzó la cabeza cuando oyó la voz preocupada de la duquesa.

En ese momento se encontraba en el comedor de la mansión, desayunando junto a ella y Esther, pero no había sido buena compañía porque se la había pasado callada, pensando en el duque y la terrible decisión que había tomado de mantenerlo distante, el día de ayer luego de estar juntos.

Dios sabía que había tenido unas ganas incontenibles de pedirle que olvidara lo que le había dicho y que se quedara en la noche con ella para que la abrazara como siempre, pero se había aguantado, porque era lo mejor.

—Sí, disculpe, excelencia, es que hoy no tengo mucha hambre—le contestó por fin Marion a la amable anciana.

—Muchacha Kleith dice que aun estás débil. Debes alimentarte bien. —le hizo ver Clarisse, mirándola con ternura.

—Sí, mi abuela tiene razón—la secundó Esther también preocupada. —Come para que te recuperes del todo.

Marion se sintió sobrecogida ante tantas atenciones.

Lo único bueno de haber vuelto a esa mansión es que no iba perderlas todavía.

Un mes más podría compartir con ellas.

Claro, si antes no se enteraban de todo—le cruzó la posibilidad y un frio de terror le recorrió por todo el cuerpo.

Cerró los ojos.

¿Qué pensarían de ella?

Seguramente dejarían de tratarla como la trataban y la despreciarían.

Eso le provocó que quisiese llorar, pero se aguantó.

Cálmate, Marion. Cálmate. Todo estará bien- se trató de convencer.

Tal parecía que se había levantado muy sensible hoy.

La experiencia en la cama del duque el día anterior, le había provocado que estuviese muy sentimental.

Horror.

—Marion si no te sientes bien, es mejor que subas a la habitación —le dijo Esther, quien se percató de su perturbación.

—Tranquila, estoy bien...no te preocupes—le contestó Marion, levantando la cabeza para componerle una leve y triste sonrisa.

Esther y Clarisse se miraron no creyéndole nada, pero prefirieron callar un rato para ingerir elegantemente sus alimentos de desayuno.

—He recibido múltiples de preguntas sobre ti, muchacha. —le dijo de repente Lady Clarisse a Marion, decidiendo cambiar drásticamente el tema de conversación.

—¿Como? —esto desconcertó a Marion, que en ese momento miraba sus rodajas de pan sin interés—No entiendo nada.

—Lo que te trata de decir mi abuela es que la gente de nuestro círculo social está preguntando quien eres Marion, ya que se ha corrido la voz que eres increíble hermosa—le explicó Esther—Por eso hemos decidido, si estás de acuerdo claro, que participes en nuestra próxima fiesta, así ellos te ven y serías una atracción para ellos.

—Pero es eso es absurdo, yo no puedo asistir a sus reuniones...yo no soy nadie.

El menosprecio hacia sí misma impactó tanto a la duquesa, que se compadeció.

Fue por esto que puso su delgada mano llena de arrugas sobre la suya, en la mesa y cariñosamente le contestó:

—Marion usted es nuestra invitada y por lo tanto es muy importante que nos acompañe.

La diosa del deseo, COMPLETAWhere stories live. Discover now