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Acostadas en mi cama, con una lampara rosada encendida mi madre me contaba sus anécdotas,sus triunfos y fracasos. Su sonrisa era calida y cuando se reía su carcajada era melodiosa, mi padre recargado en el marco de la puerta con la bata azul y su taza de café en la mano.

Eran las 8:34 am y yo había decidido salir a correr, tome mi reproductor y unos audífonos inalámbricos color negro. Cerre la puerta y comenze a trotar,pasaron diez minutos y estaba perdidamente cansada. Mi corazón se aceleró y empeze a ver las cosas girando y borrosas. Ubique la banca mas cercana y me senté al rededor de tres minutos. No había desayunado así que lo tome natural. Regrese a casa caminando lentamente y escuchando como mi corazón seguía agitado, era la primera vez que había escuchado mi corazón.

Subí a mi habitación a ducharme y descansar un poco. Tenia la piel mojada y una toalla blanca enredada en la cabeza.
De mi closet tome una sudadera gris y unos jeans oscuros,saque de debajo de la cama mis pantuflas de conejos blancos y camine hacia la sala de estar. Había barritas integrales así que como la mitad de una con te.

- Traje tu ropa.
- ¡¿Como rayos entraste a mi casa?!
- Por la ventana de tu cuarto.
- ¡¿Que?! Pudiste haberte caído.
- Es broma entre por la puerta de tu patio, deberías cerrar las puertas.
- Jamás pensé que un loco se metiera a traer mi ropa.

Tenia dolor de cabeza y todo me estaba dando vueltas, justo tres minutos después de que Eric llego. Me recargue en la pared y cerre los ojos. Lo que sea que me iba a pasar no quería verlo.

- Olie, ¿Estas bien?.

Y antes de caer al suelo inconsciente es lo ultimo que escuche, después desperté la madrugada del lunes a las 4:22 am en una cama de hospital. Eric estaba dormido en el que parecía ser un sillón incomodo en la esquina del cuarto,mi abuela en un pequeño banco de metal a un lado de la cama.
No tenia sueño para nada, así que decidí explorar un rato el hospital por la madrugada. Me moví cuidadosamente a la orilla de la cama tratando de no despertar a los bellos durmientes. Camine hasta el elevador y presione la azotea,entre en la caja de metal y sentí mariposas en el estomago, era casi el equivalente a ver la sonrisa de Eric.

Cuando llegue a la azotea había tres mazetas enormes en las orillas, me senté en la esquina de una que tenia plantadas pequeñas rosas amarillas. Levante la cara,hacia tiempo que no había visto tantas estrellas en el cielo a casusa de las lluvias. Era como si la lluvia y las estrellas tuvieran turnos, cuando el cielo quiera estar triste la lluvia se encargaría y cuando el cielo este enamorado las estrellas harían lo suyo.

Se escucharon las puertas del elevador y ahí ,Eric estaba de pie a unos pasos de mi.

- ¿Que haces aquí?.
- Estaba mirando. No quería estar en esa habitación.
- ¿Por que?, ¿estabas incomoda?.
- Si, es bastante incomodo ver como pareces oso inbernando mientras duermes.
- Basta, no te queda abrir la boca,hablas dormida.
- Estas exagerando.

Ambos reímos y Eric se sentó a un lado mio.

- ¿Que estabas mirando?.
- Las estrellas, hace mucho que no veía un cielo así de despejado.
- Te preguntare algo, ¿Como es que te gusta ver las estrellas, el cielo y todo eso?.
- No lo se, el echo de ser provocados por la naturaleza se me hace maravilloso. También me gusta la lluvia.
- Estas mintiendo, no puedes amar a las cosas por incompleto.
- ¿De que hablas? Me gusta todo lo relacionado con el cielo.
- Sigues mintiendo, a ti te dan miedo los truenos.
- Bueno, si. Pero es diferente.
- Sin excusas. Algo no puede tener una admiración por completo. Es como el amor, obviamente no vas a estar con alguien que tenga costumbres que no te agraden para nada. Por eso, se debe amar completo o si no nada.

Nos quedamos un minuto en silencio y comenzó a llover de la nada, comenzaba a pensar que Eric llamaba a la lluvia a propósito.
Nos refugiamos dentro de el  elevador, Eric trabó la puerta y vimos la lluvia por un buen rato sin decir ninguna palabra.

- ¿Tienes frío?.
- Puedo aguantar, serán solo unos minutos.
- No te tienes que resistir,estas temblando.

Tomo mis manos y el contacto me genero alivio. Se quito la sudadera y comenzó a ponermela, cuando termino miro mis manos temblorosas-esta vez eran nervios-y las tomo de nuevo.

- ¿Tienes frío?.- Le pregunte con los labios temblorosos.
- Un poco, pero solo serán unos minutos.

Agarre su mano izquierda y sin soltarla la metí dentro de las pequeñas bolsas de la sudadera.

- Seamos amigos Eric.
- Crei que ya lo eramos,ahora estoy triste.
- Antes era diferente,me dabas miedo e intriga.
- ¿Y ahora?.
- Me das confianza y me hacer reír.
- Eres demasiado simple. Demasiado tu.

Le sonreí, teníamos la lluvia de fondo y lo mejor de todo, las estrellas no habían desaparecido.

- ¿Sigues mirando el cielo?.
- Si, comenzaré a amarlo por completo.
- Es extraño, las estrellas siguen ahí.
- Sabes, pienso que el cielo esta triste cuando llueve y enamorado cuando hay estrellas.
- Eso quiere decir, que está enamorado de alguien que no puede tener.
- Jamás creí que se podia sufrir y estar enamorado al mismo tiempo.
- Es por que, las personas se enamoran de lo imposible, de lo que esta cerca de ellos pero no lo pueden tener.
- ¿Entonces... La lluvia esta enamorada de las estrellas?.
- Quizas.
- Debe ser duro para la lluvia. Seria difícil conseguir una estrella siendo agua. - me recoste en su hombro y su cabeza estaba sobre la mía.
Como si nada, Eric entrelazo nuestros dedos y la lluvia seguia cayendo.

Esta vez, teníamos la lluvia de fondo, nuestras manos entrelazadas, estábamos juntos y todo era perfecto.

El Arte En Las EstrellasWhere stories live. Discover now