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Una manta calida con mis iniciales grabadas nos cubrían a mi y mi madre,era pequeña pero en realidad acogedora y aunque la mayor parte de mi cuerpo estaba descubierto,lograba calentar mi cuerpo y de alguna manera, mi ser.

Las calificaciones es finales habían salido, nueve de promedio general no era un problema,mis abuelos me felicitarian y yo tendría un sermón de como la vida debe de ser dura. Tenia dos meses de vacaciones,61 días de pura diversión. Y por diversión me refiero a estar todo el día acostada o sentada,leyendo libros gruesos y viendo series americanas en la televisión. Ademas de dos visitas el día 20 de agosto y septiembre por mis abuelos. Tal vez saldré a regar las plantas tres veces por semana y los otros cuatro días solo saldré a sentarme en el medio huevo a escuchar música y dormir. Tal vez podría salir a correr todos los días a las 8:30 am y así regresar tomar una ducha caliente y sentarme en el sofá a leer el periódico que el chico de la mañana lanza hacia la puerta mientras tomo el pequeño cartón leche que el mismo chico deja con cuidado en el buzón.

En cuanto salí de el colegio entre en el auto de los abuelos, un Mustang color rojo con acientos de cuero blancos y música clásica de fondo.

- ¿Quieres desayunar algo antes de llegar a casa?.
- No abuelita, tengo jugos en casa y preparare un sándwich.
- Felicidades Olie, seguro estarás pronto en un estudio grande con pinturas y todo lo que hacen los artistas.
- Tal vez, quiero ser doctora.

Hice una pequeña pausa y me arriesgue a tomar esa desicion ya que era el sueño de mi abuela y el ser artista no reconocido no me daría beneficios.

- Exelente, pagare todo lo que se tenga que pagar.
- No exageres abuela, yo conseguire trabajo.
- Pero necesitas empezar ya. Buscare algunos para ti mientras regrese.
- Gracias, buscare algunos en el periódico.

Se supone que me tengo que alegrar, mi abuela esta feliz y ellos son todo lo que tengo. Así que debo de darles lo que quieren,debería darles gusto.
Tan pronto llegue a casa me saque los zapatos y corrí al jardín, quería regar las plantas antes de que oscureciera.

- ¡Hey! Las acabo de regar ¿Que Se supone que haces?.
- ¿Por que lo hiciste? Era una de las cosas en mi agenda y me quitas uno de mis pasatiempos.
- Lo siento, ¿Cual fue tu promedio?.
- Nueve, Eric, ¿Por que no fuiste?.
- Por que estaba enfermo,pero estoy mejor.
- ¿Estas bien?.
- No, pero no quiero hablar de eso.

La sonrisa radiante de Eric se había desvanecido en un suspiro, tenia los ojos llorosos y varios moratones en los antebrazos.
Se acostó en el cesped y lo imite, el estaba en la derecha y yo me encontraba en la izquierda.

- ¿Quieres oir un chiste?.
- No, eres tonto y no quiero saber como serán tus chistes.
- ¡Vamos!, se que te reiras.
- Bien.
- Mi vida.- Miro al cielo y sonrio.- Mi vida es un chiste.
- No me causo gracia.
- A mi tampoco, y soy el personaje principal en esto.
- ¿Encerio no quieres hablar sobre algo?.
- Pensándolo bien, si. ¿Quieres escucharme?.
- Si, pero nada de entrar a mi casa.

Y de nuevo pude ver los oyuelos que yacían en sus mejillas y sus ojos marrón que brillaban mas que la puesta de sol.

- ¿Y tus padres?.
- Ellos no están.- trague saliva y lo mire a los ojos.- Ellos ya no están aquí.
- ¿Quieres que te abrace?.

No le respondi, sabia que si decía una palabra comenzaría a llorar, agachó la mirada y la liga que sujetaba mi cabello se reventó. Una brisa amarga llego hasta nosotros anunciando una lluvia. Eric se levanto y me ayudo a hacer lo mismo. Quería intentar dejar atrás mi pasado y comenzar a preocuparme por el presente, pero jamás dejaría ir el recuerdo de mis padres.

De todas las maneras en las que pude haberme tranquilizado su abrazo fue el mejor sedante que pude encontrar. La lluvia comenzó a caer y con ella truenos. Meintras tenia el cuello rodeado por los brazos de Eric y mi cabeza en su hombro los pequeños saltos que daba a causa de los truenos le parecían graciosos.

- Todo va a estar bien, solo son truenos.
- Promete algo.- me safe de el y nos miramos.
-Prosigue.
- Cuando tengamos oportunidad saldremos y hablaremos de todo lo que nos pasa.
- Has tomado demasiada confianza.
- Tu comenzaste.- un trueno hizo de las suyas,pero lo estaba mirando a los ojos y el estruendo no tuvo importancia en ese momento.
Me sonrió,allí estaba Eric, el de sonrisa radiante y ojos comunes pero perfectos.
- Ahora tu promete algo.
- Lo que quieras.
- Jamás nos dejaremos.
- Te lo prometo.

En ese momento comenzó a llover mas, nosotros estábamos empapados enmedio de mi jardín, con la lluvia golpeandonos de una manera delicada en el rostro.

- Tengo frío.
- Vayamos a tu casa.
- ¿No tocaras la comida verdad?.
- No te prometo nada.

Despeino mi cabello y corrió la puerta de cristal que separaba el patio de mi sala de estar. El sillón marrón termino aun mas marrón de lo mojado que estaba.

- Iré por ropa seca.
- No tardes.
- Me daré un baño,no quieres hacer lo mismo.
- ¿Contigo?
- Pervertido, aya hay uno.- señale el baño del fondo que también tenia regadera.
- Habermelo dicho antes.

Sonreimos, se nos estaba haciendo una costumbre. Cuando termine le lleve mi camiseta mas grande, un pantalón de pijama blanco -que también me quedaba grande- y una toalla.

Me acerque al baño y lo primero que paso fue escuchar el grandioso concierto que estaba realizando. Me controle para evitar reirme y toque la puerta.

- Oye Elvis traje ropa y una toalla.
- Gracias. ¿Que tanto tiempo llevas ahí?
- Lo necesario para saber que no cantas bien.
- Solo espera,fuera de la ducha se escucha mejor.

Si me quedaba con el, tendría una gran vida, no seria una ordinaria, estaríamos todo el día riendo y haciendo estupideces. Haciendo conciertos para los artefactos de la cocina quizá. Le prometí una cosa, y planeaba cumplirla.

El Arte En Las EstrellasWhere stories live. Discover now