Un nuevo comienzo

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Dharma tenía una sonrisa gatuna en su rostro después de hacer mordido la nalga de Alex.

Alex que se había doblado hacia los asientos de atrás buscando un regalo que le tenía a Dharma se llevó la sorpresa de su vida al sentir que le mordían un glúteo, por lo que por instinto y reacción saltó golpeándose fuertemente la cabeza con el techo de la camioneta.

«¡Por Dios! Esta mujer es una caja de sorpresas ¿Me ha mordido? ¡Una nalga! ¡ME HA MORDIDO EL CULO! Justo lo que yo quería hacer con ella…»

Alex en la misma posición en la que se encontraba, soltó una sonora carcajada, siguió buscando el regalo.

Dharma estaba molesta, el mordisco le había causado gracia, eso no era lo que ella quería, aunque no podía negar que lo había disfrutado.

Sonrió lentamente recordando los “mordiscos de amor” de los hermanos Mackenzie de Ashley Jennifer. Los hermanos Mackenzie marcaban a sus amadas con un mordisco y así al mismo tiempo les mostraban su amor.

A Dharma eso siempre le pareció la cosa más adorable del mundo. Ahora ella lo había hecho al fin. 

«Aunque no estoy enamorada de Alex. ¡Claro que no! Ja ja ja aquí el único loco es él, no yo.»

Alex se incorporó, mirando a Dharma a la cara fijamente, eso la sacó de sus pensamientos.

Él colocó una cajita en sus piernas.

Ella miraba la caja en sus piernas y a Alex alternativamente.

-¿Qué es? –Preguntó Dharma un poco atemorizada Alex sonreía ampliamente

-Ábrelo y verás. –Dijo Alex con un tono de autocomplacencia, le encantaba mirar cada una de las reacciones de ella

Abrió la caja y lo que allí había eran unos pasajes de avión para salir a Ibiza con fecha del fin de semana siguiente.

Dharma no podía cerrar la boca, sentía que todo su cuerpo estaba en shock.

Alex, aprovechando su reacción, la besó.

La besó profundamente, la besó con ternura animal, era rudo, pero suave al mismo tiempo, ella podía sentir su barba de dos días raspándola y eso la terminó de volver loca y se dejó besar, entregándole a Alex el control del beso, sintiéndose derretir.

Al cabo de un rato se separaron a respirar.

Entonces Dharma intentó hablar

-Donde hay pelo hay felicidad –Fue todo lo que pudo decir antes de sonreír como el gato azul de Alicia

Continuaron su camino hasta llegar al destino.

Allí llegaron a uno de los hoteles de Alex, ir a otro hotel no hubiese tenido mucho sentido.

Cada uno tomó una habitación.

Dharma estaba deslumbrada por la majestuosidad de la habitación, los pasajes de avión, el beso…

«¡Oh! Ese beso»

Estaba abrumada por todo. Recordó las palabras de Alex antes de morderlo; él quería salir con ella en plan serio.

Pero, ¿Qué pasaría con su reputación? ¿Se vería afectada?

Decidió no pensar más en eso, debía dormir, al día siguiente tendría que trabajar. Y mucho.

Alex, en su habitación pensaba en todo lo ocurrido en ese par de horas que había durado el viaje.

¿Qué pasaría ahora entre ellos? ¿Aceptaría ella salir con él? ¿Se irían de viaje juntos?

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