Cap5: Sorpresa en un baile

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―Bueno chicos, llego la hora ―dijo el director ―traten de conseguir cuantos auspiciadores puedan para el año entrante, que realmente los necesitaremos. Mel, preciosa, tu siempre fuiste buena con el habla, procura conquistar con tus encantos a unos ricos empresarios para que nos ayuden ―me guiño el ojo.

―¡Director! ―le reprendí divertida ―¡no soy un adorno de subasta que se venda al mejor postor!

―Lo sé querida, ―sonrió divertido ―pero sería bueno explotar esos encantos tuyos de vez en cuando, ¿no te parece? ―sugirió

―Lo tomare en cuenta ―respondí no muy convencida.

Cuando bajamos del carro Ian me acompaño hasta el ingreso de la alfombra roja.

―Yo solo puedo llegar hasta aquí ―me dijo.

― ¡¿Qué?! ―preguntamos todos al unísono.

―Yo no tengo permitido entrar, pero no se preocupen los estaré esperando a la salida ― y con una venia se retiró.

―Que mal, pobre Mel, ahora no tendrás quien te ayude a no caerte ―fue la sarcástica broma de Rafa.

―Ya cállate rafa, que ahora es tu oportunidad para conocer chicas lindas y de clase, procura controlar tu lengua o terminaras con muchos vasos de hielo en la cabeza ―dije riendo mientras me introducía en la alfombra roja.

Cuando estaba por la mitad mire atrás y nuevamente los muy cobardes me dejaron sola, resignada suspire y seguí mi camino por la alfombra a paso firme sin poder evitar el nerviosismo en mis piernas que sentía me temblaban como gelatina.

―¡Señorita! ―escuché que alguien más allá de los reflectores me llamaba, pero yo no podía ver absolutamente nada, las luces me cegaban.

―¿Si? ―pregunte con una sonrisa, mientras me deslumbraban con el flash de sus cámaras.

―¿De dónde es usted?

―Soy representante de mi país en el festival de ferrada ―respondí orgullosa, sin notarse un ápice de mi nerviosismo en cámaras, ante mi respuesta pude oír muchos murmullos.

― ¿A qué país pertenece? ―preguntaron por mas atrás.

―Bolivia.

―¿Cuál es su nombre? ―pregunto otro.

―Melina Villarroel.

―¿Como se llama su ballet? ―pude oír claramente de más atrás, pero antes de que pudiera responder un brazo firme me rodeo la cintura y tomo mi mano alejándome de las cámaras.

―“Ian” ―pensé para mis adentros y me sentí agradecida de su ayuda. Sentí como se creaba otro murmullo más intenso que el anterior. Pude oír claramente algunas preguntas más de los reporteros.

―¿Desde hace cuanto se conocen? ―preguntaba una.

―¿Es ella su novia? ―preguntaba otro.

La mano que tiraba de mí, se relajó, con una sonrisa agradecida lo mire sin ver, todo lo que veía eran flashes de luz, todo blanco, ¡no podía distinguir siquiera por donde iba!, con una sonrisa me despedí de ellos y a medida que me alejaba de las cámaras sentí como mi cuerpo empezaba a sentir el nerviosismo de hace unos minutos atrás.

―Que nervios ―dije aferrándome a esa mano, aún seguía medio ciega ― ¡casi me dejan ciega! ―dije mientras me frotaba un poco los ojos ―pensé que no podías entrar, porque tardaste tant… ―no pude continuar quejándome más, la vista delante mío me dejo impresionada, solté la mano que me sujetaba y maravillada me dirigí hacia la baranda que era el inicio de las gradas de descenso que mostraban un amplio patio interno ―impresionante… ¡¡se parece a los salones de la realeza que se ve en las películas‼ ―argumente maravillada, devorando ávidamente todo con la mirada.

Enamorándose del demonio #BNEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora