Capítulo 62.

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Había sido un jueves bastante agotador y no había visto a Harry en todo el día. Ayer tuvimos una noche increíble; fue lo mejor que me pudo pasar en la vida. Se sintió tan bien poder poseerlo una vez más. Poder sentir sus manos, su aroma, su cuerpo. Poder ser suya por el resto de mi vida. Poder ser llamada su novia. ¿Qué dirían en el colegio si se enteraban que la novia del profesor Styles no era nada menos que _____ Merrick? Por mi parte, al menos, guardaría el secreto bajo siete llaves.
Ahora me encontraba caminando hacia el gimnasio para ver entrenar a los chicos. Mañana era mi cumpleaños, por lo que debía organizar algo más o menos decente y requería de su ayuda. Recuerdo habérselo dicho a Harry ayer, así que espero que se acuerde. Y aquí estaba el dilema: o invitaba a Harry o invitaba a Liam. Ellos eran los dos hombres más importantes de mi vida -luego de Danny, claro- y no quería dejar a ninguno excluído. Entré en el gimnasio y lo único que escuchaba eran pitidos del entrenador, el rebote de la pelota y gritos de los chicos. No tenía idea de que mis amigos jugaran tan bien; incluso Niall lo hacía. Subí las gradas hasta llegar a las últimas de arriba e instalé mi mochila a mi lado mientras que sacaba mi celular para mensajear a Harry. 

"¿Dónde estás, Styles? Te amo xx".

Presioné la tecla "enviar" al momento en que sonreí como idiota. Se sentía bastante bien poder decirle al hombre de tu vida que lo amabas. El sonido del pitido del entrenador resonó en todo el lugar y luego grito "¡Descansen!", logrando que todos se detuvieran. Aproveché el momento de alzar mis manos y agitarlas en dirección a los chicos. Todos me saludaron, excepto Liam, obviamente, y en seguida Zayn corrió hacia mí. Los demás caminaron lentamente hacia el baño; debían estar bastante cansados.
-Hola-sonrió sentándose a mi lado. Su respiración seguía desacompasada.
-Supongo que sabes qué día es mañana-alcé una ceja.
-Um, ¿viernes?
-¿Y qué ocurre...?-incité con mis manos.
-¿Empieza el otoño?
-¡No, Malik, es mi cumpleaños!-me crucé de brazos cual niña pequeña.
-¿Mañana es diecinueve?-exclamó abriendo los ojos de par en par.
-Exacto, así que necesito que me ayudes a organizar mi fiesta número dieciocho-tarareé meneándome en mi posición.
-¿Tu mamá te dejó?
-Mi mamá se irá esta tarde a Liverpool al funeral de su tía, así que la casa será toda nuestra.
-Wow, lo siento por lo de su tía-musitó.
-Tranquilo, ni siquiera yo lo siento. No la conocí.
Cambiamos radicalmente de tema al de mi fiesta de cumpleaños. Quería que fuera algo grande, pero no demasiado. Necesitaba que me acompañaran a comprar comida, bebidas, alcohol y hasta ropa. Esto sería un gran desafío para los chicos, lo presentía.

Viernes en la noche al fin. Sin noticias de Harry aún. No había respondido ninguna de las llamadas ni ninguno de los mensajes que le había dejado. Estaba completamente preocupada, pero ahora no era el momento, pues los desconocidos en mi casa se desbordaban hasta por las ventanas. Las luces de colores inundaban toda la sala, el olor a alcohol no se quitaba de mis fosas nasales y la música retumbaba hasta en mi pecho. Caminé por entre la multitud hasta llegar a Zayn, quien mantenía una lata de cerveza en su mano y en la otra, un cigarrillo. No le diría nada, pues estaba fastidiada por otros asuntos ahora.
-¡Hey!-exclamó alargando la "e".
-Te dije que no invitaras a tanta gente-grité de vuelta.
-Lo siento, es que tengo muchos amigos y no me pude decidir por quince solamente.
-Si entra una persona más, de seguro las paredes se vendrán abajo.
Y como mi suerte no podía ser peor, el timbre sonó. La risa de Zayn se mezcló en mis oídos junto al dubstep que resonaba en el salón y sólo rodé los ojos con irritación mientras volteaba hasta la salida. De nuevo me sumergí entre las caras desconocidas hasta mi destino. Sin embargo, no pude llegar, pues un brazo se pasó por encima de mis hombros y me atrajó a su cuerpo. Giré a mi derecha y vi a un Niall de ojos rojos y aliento a alcohol. Su largo índice apuntó hacia un lado de las escaleras, en donde se encontraban tres chicas bailando descontroladamente. Una de ellas no sacaba los ojos de mi amigo.
-_____-dijo a mi oído-, mira ese par de senos. Dile que la amo.
-Niall, ni siquiera la conoces.
-¡Pero es hermosa!-se carcajeó.
-Dile a Louis, ¿sí? Ya vengo...
Me alejé de su cuerpo y seguí con mi camino hacia la puerta, rogando por ver ese par de ojos verdes y esa gran sonrisa puesta en sus rosados labios. ¿Dónde estarás, Hazza? Giré el pomo de la puerta y ahí estaba Liam. No pude evitar sentir una punzada de decepción.
-Liam-sonreí apenas.
-Feliz cumpleaños-sonrió; parecía arrepentido de algo.
Saco una caja pequeña con un moño rosado en la tapa desde el bolsillo de su chaqueta de cuero y me la tendió.
-Gracias.
-______, yo te debo una disculpa. Fui más que un tarado: fui una mierda al tratar a Harry de esa manera en tu presencia, y más por pasar a llevarte a ti también.
-Sí, supongo-me alcé de hombros. El silencio era terriblemente incómodo por primera vez en mucho tiempo-. Pasa.
Volvimos a incorporarnos dentro de la nube de tabaco, la atmósfera de alcohol, las luces parpadeantes, la música en exceso de volumen y el éxtasis de cada adolescente. Guardé el pequeño regalo de Liam dentro del bolsillo de mi chaqueta y le hice una seña para que me siguiera hasta la cocina.
-¿Por qué hay tanta gente?-preguntó a mi oído.
Volteé mi rostro hacia él y respondí:
-Obra del DJ Malik.
Llegamos hacia la cocina y lo primero que noté fueron chicas bebiendo, chicos intentando ligar y hasta parejas a punto de tener relaciones en la mesa.
-Bien-exclamé-, vayan al patio o a algún motel. Las verduras no tienen intenciones de presenciar actos ponográficos, gracias.
Dos segundos después, tres parejas salieron hacia la sala. Ellos tampoco me conocían, ¿cómo tenían la personalidad de venir a coger encima de los muebles? Escuché la risa de Liam y me volteé hacia él. Había sido una semana muy apagada sin él, exceptuando los momentos en los que estuve con Harry.
-Tu mamá te matará, ¿lo sabes?-rió.
-Ya siento sus gritos despertándome de la resaca-bufé-. ¿Quieres ron, vodka, cerveza o bebida?
-Bebida, por favor.
Caminé hasta el refrigerador y hallé la Sprite sin siquiera abrir. Claro, ¿quién querría esto si había litros y litros de alcohol por toda la casa? Tomé la bebida y cerré la puerta del refri con el pie mientras caminaba a buscar un vaso limpio. Vertí el líquido en éste y se lo tendí.
-Gracias-tomó un sorbo largo-. ¿Como han estado las cosas con... Harry?
-Bien-murmuré incómoda-. El miércoles, um, me pidió ser su novia.
Se trapicó con su propia bebida. Mierda. Sus ojos se abrieron de par en par y sus labios se tensaron.
-¿Y cómo van las cosas con Danielle?-pregunté rápidamente.
-Bastante bien, gracias. La próxima semana cumpliremos un mes de novios.
-Qué lindo. Y aún no he podido conocerla, ¿eh?
Parecía que iba a decir algo, sin embargo, di un respingo, ocasionando que me desconcentrara de la conversación. Mi celular estaba vibrando dentro del bolsillo de mi pantalón, por lo que le hice una seña a Liam y salí a contestar al patio trasero, lejos del ruido. Vi la pantalla y mi corazón se aceleró al instante.
-Harry-contesté-, ¿cómo estás? ¿Dónde estás? ¿Qué ocurre?
-_____ Merrick-su voz era muy áspera, pero no parecía ebrio.
-¿Estás bien? Háblame. Te he llamado todo el día.
-Lo sé, lo sé. Yo, ugh... yo no quiero que me vuelvas a llamar.
Mi corazón dejó de latir por un momento.
-¿Pero qué...?
-Me arruinaste la vida. Lo perdí todo por tu culpa: el trabajo..., a Jennifer, mi antigua vida-se produjo un tortuoso silencio-. Yo jamás te quise. Te odio, _____. No fuiste nada para mí. Eres... eres la peor basura del mundo. Jódete.
-Harry, ¿qué mierda te pasa?-mi voz se debilitó al instante y mis ojos ya estaban desbordando lágrimas. No estaba entiendo absolutamente nada.
-Yo... Mejor no vuelvas a llamarme. Adiós-y la llamada finalizó.
Quedé estática en mi posición. ¿Es que acaso todo esto era real? Mis piernas flaquearon de un instante a otro, todo lo que podía sentir era el acelerado latido de mi marchito corazón y mis ojos no dejaban de despedir saladas gotas de real confusión.
Y todo comenzó a verse en cámara lenta. Me sentía dentro de una fantasía. Todo se veía demasiado falso. Estaba tan confundida. Una mano tocó mi hombro y me hizo entrar hacia la sala lentamente, o así lo veía yo. Todo estaba oscuro, a excepción de las velas y el pastel. Las tenues luces reflejaban sonrisas; rostros totalmente ajenos a mí. Todos se movían, provocando que sus siluetas se salieran de foco y todos se vieran borrosos. ¿Por qué todo era tan confuso? ¿Qué le estaba ocurriendo a mi cuerpo? ¿En qué momento y con qué fuerza apagué las velas? ¿Por qué Harry había actuado de ese modo? ¿Cuándo despertaría de todo esto? ¿Cómo es que mis párpados comenzaron a pesar tanto hasta el punto de caer rendidos?

La Filosofía De Amarte |styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora