Capítulo 22.

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Un frío aire recorrió mi columna vertebral, logrando que mis ojos se abrieran lentamente. Ya era de noche y mis pies eran cubiertos por una manta. Apoyé mis manos a cada lado de mi cuerpo y me senté, apoyando mi cabeza en el respaldo de la cama. Intenté acostumbrar la vista a la oscuridad de mi habitación, sin embargo, mis ojos pesaban más de lo que podía soportar. Alcé mis brazos y sentí cada uno de mis huesos tronar y acomodarse. Miré hacia un lado de mi cama. Mierda, Harry estuvo aquí hace unas horas. Sé que suena idiota, pero deseaba que todo haya sido un sueño. Salté fuera de la cama y corrí hacia el pasillo. Las luces del piso de abajo estaban prendidas y oía unas voces casi en susurro. Peiné mi cabello con mis dedos, aclaré mi garganta y me encaminé hacia el primer piso. Agh, malditas escaleras, ¿por qué hacen tanto ruido? Vi a Harry sentado en el sillón junto a mi mamá. Dios, ¿cuánto tiempo se había quedado Harry conmigo?
-____, hija-sonrió mi mamá.
-Um, hola-murmuré caminando hacia el sillón.
-Muy bien, señora Merrick, creo que debo partir-habló Harry. Lo miré y me sonrió.
-Oh, sí, es muy tarde. Fue un gusto conocerte, Harry. Espero que nos vuelvas a visitar. ____, ¿por qué no vas a dejarlo a la puerta?
-Sí, cómo no-suspiré y miré a Harry ponerse de pie-. ¿Vamos?
-Después de ti, linda-guiñó un ojo.
¿Pero qué carajo? Estaba delante de mi mamá y aún así era capaz de decirme linda. Qué idiota, ¿es que acaso no le dijo que era mi profesor de filosofía? Sus manos se posaron en mi cintura y me siguió hasta la salida. Llegamos hasta el patio frontal y cerré la puerta de un golpe seco.
-¿Pero qué mierda te pasa a ti, Styles?-di un grito susurrado-. Mi mamá te podría demandar si sabe que estuviste conmigo toda la tarde sabiendo que eres un profesor.
-Tranquila, tranquila-se carcajeó con voz áspera-. ¿Tú crees que iba a ser tan tonto como para decirle que soy tu profesor?
-Pues, sí.
-Pues, para que veas, no lo hice. Le dije que era un chico de cuarto año.
-¿Se la creyó?-mordí mi labio inferior.
-Completa-sonrió con orgullo.
-Ugh, de todos modos, no quiero que hables mucho con ella. Está algo chalada.
-Es tu mamá, ____. ¡Y es muy simpática!
-¿Tú crees que podrá creer siempre que eres sólo un amigo? Porque yo no.
-Tranquila-besó mi frente-. Nada puede fallar.
-Bien, adiós.
Su sonrisa se esfumó casi al instante y sus ojos tomaron ese brillo que tanto me gustaba. Bajé la vista y esperé a que diera media vuelta, sin embargo, no lo hizo. Sus manos se encargaron de tomar mi rostro y hacer que fije mi vista en la suya. Relamió sus labios y sonrió. Anhelaba poder besarlo, pero no iba a hacerlo.
-Adiós, _____.
Y me robó un pequeño beso en los labios y alejó sus manos de mis mejillas. No dije nada. Él tampoco. No hubo sonrisas. No hubo suspiros. No hubo nada más que maripositas en mi estómago y sorpresa de su acción. Él estaba consciente de tener novia y yo le había dejado todo muy claro; ¿por qué insistía en besarme y hacer esto tan difícil para mí?
Se metió en su auto, hizo andar el motor y volví a perderlo de vista. Resoplé en alivio.
-Tonta, tonta, tonta-susurré hacia mis adentros.
Abrí la puerta de mi casa y entré a rastras de mi estupidez. Todo lo que me mantenía en pie y despierta era mi idiotez máxima y mi subonsciente recordándomelo cada dos minutos. Caminé hacia la sala y mi mamá seguía ahí, esperándome con su cansada sonrisa.
-¡Pero qué guapo es tu amigo!-exclamó.
-¿Harry? Oh, sí... es lindo-murmuré clavando mi trasero a un lado de ella.
-¿Te gusta?
Llegué a trapicarme con mi propia saliva. No sabía qué responder a eso.
-¿Qué? No, mamá. Es sólo un... un amigo.
-Pues yo creo que tú le gustas a él.
-No digas tonterías-rodé los ojos.
-¡Se le nota a la distancia, linda!-rió-. Harían linda pareja, te lo aseguro.
-No, no es cierto.
-Sí lo es, mi niña. Y sabes que siempre tengo la razón. No me sorprendería que de aquí a unos meses más estuvieran de novios.
¿¡De novios?! Oh, mi mamá estaba loca. Harry no sentía nada por mí. Yo sentía mucho por él. No podíamos estar de novios ni aquí en Júpiter. Sería hermoso, lo sé, pero la realidad era muy distinta. Harry ya tenía novia, y me parte el alma decir que no era yo. Ni tampoco lo sería.

La Filosofía De Amarte |styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora