Capítulo 52.

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Para cuando me di cuenta, ya eran pasado las diez de la noche y mamá llegaría a casa -en la cual no estaba- muy pronto. Mierda. La tarde con Harry se me pasó volando mientras que ordenábamos el desastre que era su departamento. Ahora todo estaba perfectamente bien y nos encontrábamos tumbados en el bendito sillón.
-Harry, debo llamar a casa-musité con algo de angustia.
Asintió y se removió un poco para sacar el celular de su bolsillo trasero. ¿Por qué Harry siempre usaba los pantalones tan ajustados y a mitad de las nalgas? Sí, se veía terriblemente sexy, pero, diablos, era un profesor. Tomé su iphone y le agradecí con una sonrisa nerviosa. Jamás me había quedado a dormir en una casa que no fuera la de Liam. Marqué el número del celular de mi madre y presioné la bocina contra mi oreja. Con el primer pitido apenas, comencé a morder mis uñas desesperada.
-Para-susurró Harry en una risita mientras removía mis dedos de mi boca.
Lo fulminé con la mirada y al momento en que iba a reprocharle, la voz de mamá me sobresaltó.
-¡Mamá!-exclamé.
-____, ¿dónde estás?-habló con voz calmada, como siempre-. Acabo de llegar a casa y veo que no te encuentras.
-Um, eh... estoy... estoy en casa de Harry y, bueno, tú sabes, yo...
No pude seguir hablando, pues una de las manos de Harry me arrebató el celular y la otra mano la posó sobre mi rostro, impidiéndome tanto ver como hablar. Maldito Styles de manos grandes. Quise chillar, pero me contuve al ver a Harry ponerse de pie y caminar por la sala, aguantando la risa.
-¿Hola?-habló él-. Soy Harry Styles, señora Merrick. Bien, ¿y usted? Quería preguntarle si _____ se puede quedar esta noche en mi casa. Habrán más amigos..., y amigas, claro. Sí, mis padres estarán en casa, señora-su voz se quebró en una carcajada suprimida y yo rodé los ojos sin dejar de reír-. Veremos una película y esas cosas. Claro, yo la cuido. Bien, yo le digo. Gracias, adiós.
Volvió a guardar su iphone en el bolsillo de sus ajustados pantalones y me sonrió victorioso: lo había conseguido. La lancé una mirada de "deja de ser tan arrogante" y él me guiñó un ojo. ¿Cómo podía hacer eso? Si se lo hubiera preguntado yo, de seguro no me hubieran dado permiso. Harry se volvió a sentar a mi lado y se encogió de hombros.
-Tengo el don de la palabra-dijo con aire desdeñoso.
-Deja de decir eso-murmuré fingiendo irritación.
-Dijo que te portaras bien y que te ama.
-Oh, siempre con su sobreprotección innecesaria.
Un fugaz roce de sus labios se plantó en mi mejilla y, extrañamente, me ruboricé por completo. Me volteé para mirarlo y observar cada una de sus facciones. Sus ojos, su nariz, su boca... oh, esa boca. Cómo moría por probarla. Las cicatrices y el moretón de su rostro habían desaparecido casi por completo. Se veía tan jodidamente sensual; parecía un chico malo de apenas diecinueve años.
-Creo que deberíamos bañarnos-susurró mirando directo hacia mis labios-. ¿Te bañas conmigo?
-Mh, lo pensaré-ladeé mi cabeza y mi dedo índice se cruzó por mis labios.
-Oh, vamos-se quejó él.
-No lo sé... Tu propuesta no me convence.
-¿Qué puedo hacer para convencerte?-habló con voz ronca y grave, sin dejar el contacto visual tenso.
-Hay dos cosas que me gustaría que hicieras-arrugué la nariz y froté mi barbilla a modo de pensamiento.
-Dime, por favor...-jadeó. Oh, mierda.
-Ok, primero, quiero...-vacilé-, quiero que me hagas un sándwich porque tengo mucha hambre.
-¿Qué más?
Una de sus manos subió por mi muslo hasta llegar cerca del cierre de mi pantalón. Ahogué un gemido y mordí mi labio inferior... otra vez. Su mirada intensamente verde me estaba comiendo viva y sus labios se mantenían entreabiertos, despidiendo bocanadas de aire.
-Lo otro te lo diré luego, ¿sí?
-¡Pero...
-Cállate y hazme un sándwich, Styles-le interrumpí con una tonta voz autoritaria.
-¿Te aprovecharás de mí?-alzó una ceja.
-Sí, te lo mereces-guiñé un ojo.

El agua de la ducha recaía sobre nosotros. El vapor y las gotas se filtraban a través de nuestros cuerpos desnudos. No hacíamos nada más que mirarnos, sin intenciones sexuales, sin tocarnos... nada. Las conexiones sólo eran producto de nuestras miradas entrelazándose en una atmósfera de amor absoluto. Seguía sin creer que este hombre fuera, de alguna forma, mío.
-Harry-susurré.
-_____-susurró.
-Esta es mi otra petición...
-Dime-besó mis labios de forma fugaz.
-Quiero que me hagas el amor.

La Filosofía De Amarte |styles|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora