Capítulo 10

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Al final de clases.

Ya había sonado la sirena y todos nos íbamos con muchas ganas a nuestras casas. Alejandro se encontraba aun en la clase guardando sus cosas en la mochila. Ya que esta misma mañana había visto a Laura ya iba bastante tranquilo a su casa. Ya se encontraba en la parada esperando el bus para volver a su casa, tenía ganas de llegar ya que ese día se le había olvidado el teléfono en su casa y quería hablar con Laura.

De repente, escuchó una voz detrás de él, una voz conocida, se volvió y se encontró con Celia. No sabía qué hacía allí y antes de que le pudiera preguntar, Celia le habló

-Hola Alejandro, ¿Qué te ocurrió esta mañana que no fuiste en autobús?- Le dijo Celia con cara de preocupación pero sin quitar esa pequeña sonrisa que siempre llevaba. Su mirada lo decía todo, se preocupaba, aunque sabía que no era nada, pero se preocupaba.

-¡Ha! Hola Celia- Respondió Alejandro devolviéndole esa sonrisa que Celia le había dado –Nada, no te preocupes, fui a ver a mi novia-

La cara de Celia cambió por completo. De felicidad a tristeza, sintió un frío en su corazón que le impedía volver la vista hacia la mirada de Alejandro. Todo el tiempo había quedado parado para Celia, sentía que no podía estar peor, solamente quería llorar y no parar. Sabía perfectamente que no iba a ser fácil sonreír a Alejandro después de todo esto pero tenía que intentarlo así que volvió la mirada hacia los ojos de Alejandro y volver a sacarle una sonrisa, una sonrisa que estaba totalmente forzada, no salía de su corazón.

-Me alegro mucho que seas feliz con alguien y que le hayas ido esta mañana, que suerte tiene ella de tenerte- Dijo Celia con mucho esfuerzo.

Alejandro no pronunció ninguna palabra desde que le vio a Celia agachar la mirada. Cuando ella le dijo esa frase solo pudo sonreír y agradecerle. Sabía perfectamente, que a Celia, le había molestado lo que le había dicho pero no quería seguir hurgando en la herida así que le miró a los ojos y le sonrió.

En ese momento llegaba el bus, esta vez sería Alejandro que lo cogería solo. Celia decidió irse andando y pensar sobre lo que había pasado. Siguió con la sonrisa en cara hasta que Alejandro se marchó.

Todo de repente se había vuelto oscuro. Sin quererlo estaba llorando, solo quería llegar a su casa, pero no sabía que le pasaba que no podía moverse. Sería la desilusión, la tristeza o cualquier otro sentimiento, pero fuera como fuera tenía que llegar a su casa así que comenzó a andar lentamente de mientras que se secaba los ojos con un pañuelo de papel que había cogido de su mochila.

En el autobús de Alejandro

Fue ese día el que comenzó todo. Alejandro se dio cuenta que le gustaba a Celia, y para no darse cuenta, aquella mirada que echó al suelo después de decirle que tenía novia era lo único que necesitaba para averiguar ese sentimiento que ella tenía hacia él.

Alejandro no podía hacer nada por ella, solamente estar con ella y hacerle sonreír. Pero, sabía que iba a ser suficiente. Él quería a Laura y quería estar con ella durante toda la vida, tratarle como siempre y ser un novio perfecto para ella. No fue nada fácil pero tuvo que olvidarse de Celia para poder estar con su amada.

Sonríe Yo te invitoWhere stories live. Discover now