Capítulo 8

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En el autobús de Alejandro.

Era muy raro. Alejandro no se había montado en ese autobús. Celia le parecía bastante extraño que no estuviera Ale ahí en aquel sitio que esta vez estaba vacío. Se habría ido andando así que no se preocupó mucho por él.

La verdad era que aunque no quería, en el camino iba pensando en Alejandro todo el tiempo. Verdaderamente Celia se había enamorado de esa persona. Nunca antes había sentido este sentimiento por alguien. Ya era de llegar de bajar del autobús así que Celia se bajó y fue al instituto. Esa mañana no había visto a Alejandro pero no pasaba nada tenía la esperanza de verle de vuelta en autobús. Celia entró en el instituto, intentó olvidar a Alejandro pero le era imposible solo hacía pensar en él y en como estaría. Las clases comenzaron y Celia intentó prestar toda su atención a las explicaciones de los profesores y así olvidarse de Alejandro.

En la entrada del colegio de Alejandro.

Ya, Alejandro, iba corriendo para clases. Llegaba tarde a su segundo día de cases, pero valía la pena por tal de ver a su querida Laura. Llegó a clases y como él ya sabía le echaron una bronca por llegar tarde, era de esperar.

Después de esa riña, se sentó en su silla y abrió su cuaderno. De él se cayó una hija con un número de teléfono, el suyo. Él se preguntaba que hacía ese papel en su libro entonces se acordó que ese número se lo iba a dar a Celia cuando la viera por la mañana en el autobús. Pero esta mañana no había ido en autobús.

Se estaba preguntando que habrá pensado Celia al no verle allí sentado en su sitio del autobús. Ahora mismo se había olvidado de Laura y no hacía más que pensar en Celia, así que intento concentrarse y volvió a prestar atención.

En otro lugar de la ciudad.

Ana Se encontraba de nuevo en aquella cafetería del parque. Esperando a que Daniel, ese famoso pintor que ella conoció ayer viniera por allí pero no pasó nada en tres horas que estuvo allí esperando. Es como si se hubiera olvidado de Ana, y eso que cuando se conocieron parecían dos personas conocidas de toda la vida.

Daniel a Ana le había caído muy bien, es más sabía que se había enamorado de esa persona tan maravillosa. Pintor, guapo, buena persona... lo tenía todo, pero por qué aquella mañana no a apreció allí. Pues eso es lo que se estuvo preguntando Ana todo el rato. Cuando ya pasaron las horas en aquella cafetería pagó su bebida y salió de allí bastante decepcionada pensando en que iba a ver a chico de ayer, pero no hubo suerte. Fue caminando a su casa bastante triste y desanimada, sin nadie con quien hablar.

Pensaba que otro día vería a Daniel y podría hablar con él. Ana no perdía la esperanza de que algún día volvería a verlo. No lo pensó más veces y sonrió. Llegó a casa de su tía y allí descansó toda la mañana.

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Sonríe Yo te invitoWhere stories live. Discover now