Capítulo 6

77 5 1
                                    

De camino al parque, aún un poco lejos.

¡LAS CINCO DE LA TARDE! Llegaba tarde a su cita con su mejor amiga. Se había quedado dormida y no le habían despertado.

Aunque ya le quedaba poco para llegar se sentía culpable. Cuatros años después de no verse y quedar las dos juntas, van y se queda dormida. Es muy típico en ella.

Ya veía de lejos el parque así que aceleró el paso para llegar lo antes posible al parque.

En el mismo parque.

Niños jugando con pelotas, padres y madres hablando, personas con sus animales dando paseos, pero no se veía nada de Laura.

Ana pensaba que no le había llegado la carta y que no lo había recibido. Hace varios días que la envió para que llegara a tiempo a su destino pero por lo que parece no había llegado la carta a tiempo.

En ese momento sintió unas manos detrás de su cabeza, no le dio tiempo de girar cuando las manos le tapaban sus ojos. Después de esto escuchó unas palabras muy conocidas que decían: "¿Quién soy?"

Aunque Ana se esperaba a Laura a sus espaldas en instante no caía saber quién era. Una voz femenina que la reconoció pocos segundos después. Ana se levantó del banco y cuando se giró vio a Laura. Las dos con lágrimas de felicidad en sus miradas y gran sonrisa en sus rostros. Las dos no tenían palabras, pero no eran necesario las palabras, el abrazo que se dieron fue lo único que sobró. Un abrazo que duró y que, para las dos, sería inolvidable.

Cuando las dos se secaron las lágrimas de sus rostros, Ana invitó a Laura a ir a la cafetería del parque. Las dos comentando como les había ido la vida en estos cuatros años entraron en la cafetería, una detrás de otra.

Ni para Laura ni para Ana esa cafetería era nueva. Laura había entrado muchas veces con su novio Alejandro pero la sensación de esta vez era distinta, había recordado la sensación de esa misma mañana en clases y todo lo que había pasado con Santiago. Esta vez se sentía culpable de todos esos sentimientos.

Ana había entrado también más de una vez en esa cafetería. Pero en cambio de Laura ella tenía una sensación de alegría y felicidad por que hace nada más de una hora había conocido a Daniel. Aquel pequeño pintor que dibujaba como un profesional.

Cada una tenía un sentimiento distinto. Una persona distinta en sus vidas. Pero algo en ese momento tenían en común, para ninguna esa cafetería era nueva, más bien, era una cafetería muy especial.

Ana se percató de que Laura estaba con la mirada perdida, en otro mundo. Sin dudarlo ningún instante Ana le preguntó que le había pasado para que estuviera así, pero en ese momento Laura bajó de sus nubes y directamente le sonrió a Ana. No quiso contárselo por tal de no echarle a perder su cita con ella después de cuatros años sin verse.

Las dos de mientras que se tomaban sus bebidas se contaron como le había ido la vida en estos cuatros años. Ana quería contarle como había cambiado en estos cuatros años y como había mejorado como persona pero no vio el momento correcto., así que sonriéndole siguió hablando con ella.

Las dos estuvieron gran tarde hablando y ninguna se percató de que había llegado la noche. Entonces las dos pagaron sus bebidas de la cafetería y se fueron a sus hogares. Una tarde de charla sin pensar en Santiago ni en nadie, solo en estar con una de sus mejores amigas.

Todo en ese día había acabado pero Laura sabía que le quedaba más de un día malo. Sabía lo que le venía a partir de ahora en el instituto. Todos los días sentada al lado de un chico que le gustaba pero que a la vez no lo podía ver. Le quedaba otro día completo.

Sonríe Yo te invitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora