Capítulo 9

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Ana estaba sola en casa de su tía. Sabía que durante unas semanas, las mañanas, iban a ser bastante aburridas. Ella se encontraba en su cuarto recordando el momento que conoció a Daniel, aquel buen pintor que lo vio en una cafetería del parque.

Al cabo de un rato decidió, dando un gran bote de la cama, que ya dejaría de pensar en Daniel, así que cogió un cuaderno y se puso a escribir. Siempre le había gustado escribir como se sentía y le encantaba expresar con palabras escritas lo que su boca no era capaz de decir. Esa misma mañana tuvo una gran idea y comenzó a escribir un libro. No sabía si iba a terminarlo bien o sería un chasco, pero sabía que quería de alguna manera expresar sus sentimientos en papel.

En el instituto de Laura y Santiago

Había tocado ya la sirena para la hora de recreo. Laura, durante toda la mañana, no había mirado a Santiago a los ojos. Salió de clases con Paula, hablando de los deberes y los exámenes que muy pronto iban a tener y especialmente de lengua, que las clases empezaron el mismo día que entraron.

Paula vio a Laura un poco preocupada y sabía perfectamente que era lo que le había ocurrido esta mañana con su novio Alejandro. Paula sabía que Laura se había enamorado de Santiago y sabía que aquella mañana lo que le ocurrió fue que se había olvidado de Alejandro, aun sabiéndolo no quiso preguntar mucho y se dedicó a preguntarlo lo justo y necesario.

-Laura, ¿Estás mejor de lo que te ocurrió esta mañana?- Menos mal que no iba a ser directa con Laura, pero no pudo aguantar la tentación de ayudarla. Laura y Paula se conocían desde preescolar y se preocupaban una de la otra como si fueran hermanas, y realmente lo parecían.

-Estoy bastante bien la verdad solo necesitaba saber que realmente estaba enamorada de mi novio y que aunque se me hubiera olvidado, saber que el siete lo mismo por mí.

En ese momento Santiago se acercó a Laura por la espalda y le preguntó si le ocurría algo.Santiago sabía que le pasaba algo por que en toda la mañana no le dirigió la mirada. Sentía que algo le pasaba con él y no quería que estuvieran enfadados.Entonces Laura lo miró y con una sonrisa en la cara le dijo que no le pasaba nada, que no se preocupase. Santiago,sin creerle, se fue con una sonrisa en la cara.


Volvió a sonar la sirena y todos volvieron a clases. Unos con más energía y otros con menos y asía hasta que terminará las horas, que aún quedaban tres.



Sonríe Yo te invitoWhere stories live. Discover now