Especial 3M de leídos.

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N.A:

Leer el título y pensar: "Gracias. Simplemente... gracias". 



 

Les contaré una pequeña historia, lectores. Es sobre una chica que hace un mes llegó a los dos millones de leídos. Ella, simplemente, no lo podía creer. ¿Y ahora? Ahora llegó a los tres millones. Tal vez se pregunten qué le sucedió. Bueno, pues yo les contaré: ELLA MURIÓ POR UN ATAQUE DE FELICIDAD Y Y Y Y YJHFGJDXBJKDBGJKDNGJKDGKJDSBGJDFHGBDHFGBKJDBGJBHGBKBGKJDBGJDF :'DDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

HABLO EN SERIO CUANDO DIGO QUE LOS AMO. LOS AMO, LOS AMO Y LOS AMO. 

MUCHÍSISISIISISISISISISISISIIMAS GRACIAS, REALLY. LLEGAR DE LA CASA DE MI AMIGA Y VER AQUEL NÚMERO NO FUE SÓLO UNA HERMOSA SORPRESA, SINO, UNA ALEGRÍA INMENSA. REALMENTE, NO ME LO CREO. AÚN NO ME LO CREO. 


Ya, dejando de lado mis pequeños e infinitos infartos de emoción y palabras, seré seria. 

Gracias por leerme, en serio. Porque me dicen su opinión sincera sobre esta obra, y leer sus comentarios... no tiene precio. 

Me han sacado millones y millones de sonrisas (y admito que muchísimas risas), me han hecho llorar, gritar, saltar, y demás. 

Gracias por apoyarme siempre, porque aunque no los conozca bien, sé que tienen almas frescas, divertidas, soñadoras, geniales, y más. Porque puedo asegurarles que son geniales. 

Nunca, jamás, dejen de creer en sí mismos. Sino, ¿qué sería de nosotros? 

Gracias por cada voto, leído, comentario, cada puesto. Gracias por todos aquellos mensajes que me sacaron (como ya mencioné) más de una sonrisa. 


Gracias. Simplemente... gracias. 


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 ¿Nunca se preguntaron si Grace tuvo una historia como la de su hermana mayor, T? ¿No? Bueno, pues les contaré de todas formas. 

 Grace no era la chica rara, y mucho menos la popular que ronda por los pasillos con sus mejores vestidos, bolsos y zapatos. Ella era una niña normal, con vestimenta normal, sueños normales, vida normal, y amigas normales. 

 Bueno, tal vez eso último no era tan cierto...

—¡Camila, mis amigas no son el punto! —gritó Grace a mi oreja —. ¡No te desvíes del tema principal, o juro que te golpearé con una silla! —asentí, e hice como si borrara lo de sus amigas. Que esto quede entre nosotros, ¿okay?

 Ella no era la que destacaba, pero tampoco a tal punto de ser invisible. Le gustaba reír, sonreír, bailar, las fiestas, y el caos. Y con eso último no miento: ella era un caos.

 Pero si había algo en lo que ella no era experta, era en el amor. Pero, ¡no me malinterpreten! Ella sí que sabía de amor cuando se trataba de shippear a Luke y T, al igual que idear planes con su amiga Myra para que aquellos ya mencionados personajes se enamoraran. 

 Pero su historia (demasiado pequeña, a decir verdad), ocurrió en Noviembre. Y en Noviembre se quedó. 


"—Hola —dijo un niño, sentándose al lado de Grace. Él tenía cabello color castaño con ojos color marrón oscuro, y poseía rasgos bastantes atractivos para su edad —. ¿Cómo te llamas? —Grace lo miró con los ojos bien abiertos. 

—¿Y a ti por qué te importa eso, Caleb? —dijo la protagonista de esta pequeña historia, aún con los ojos como platos. 

—¿Cómo diablos sabes mi nombre? —dijo Caleb, alejándose un poco de ella. Grace rió con nerviosismo. 

—Aquí la que hace las preguntas soy yo —dijo Grace, asustando aún más a Caleb —. Además, vas un grado adelantado; hace poco, para su despedida de la primaria, nos hicieron regalarles algo. Y bueno, pues... me tocó regalarte a ti —¿acaso debería decirlo? ¡Ya, qué va! ¡Ella estaba mintiendo! Jess Green, la hija de la profesora de matemáticas de T, había sido la verdadera chica del regalo; a Grace le había tocado Cory Short. La realidad es que a Grace, Caleb, le encantaba. 

—¿En serio? ¡Gracias! —dijo Caleb, con una sonrisa grabada en el rostro; ahora, lo principal era saber qué le había regalado Jess. 

—Y... —comenzó a decir Grace —, ¿te gustó mi... —ella se quedó pensando, sin saber qué decir. ¿Y si decía una remera? No, debía salir veinte pesos, y hoy en día las prendas estaban caras. ¿Acaso Jess le regaló un chocolate? No, eso se derritiría muy fácil. ¡Green, Grace necesitaba tu ayuda celestial!

—¿Qué? —preguntó Caleb, con una sonrisa divertida en el rostro; sabía que Grace mentía —. ¿Que si me gustó mi regalo? ¡Pues obvio que sí! Pero... ¿qué era? —ella suspiró. 

—Demonios —dijo Grace —. Me descubriste —Caleb asintió —. Ahora... ¿para qué venías? Creo que es algo obvio que no para saber mi nombre. 

—Para decirte que eres linda —dijo Caleb; cinco palabras, tan sólo cinco palabras hicieron falta para que Grace se ruborizara. Pero, ¿quién no lo habría hecho? ¡A ella, él le gustaba! —. Y ya, era eso, Grace —ella abrió los ojos, ya que él sí sabía su nombre —. Sabía como te llamabas, chica ruborizada —aquellas palabras, causaron aún más rubor en las mejillas de Grace —, todo el mundo lo sabe". 


 Y tal vez se pregunten si ella sigue gustando de él. 

 Me alegra anunciar que sí, a ella aún le gusta. 

—¿Quieres que borre esto? —le pregunté a Grace. Ella negó con la cabeza fuertemente. 

—Quiero que quede un registro de al menos un poco de mi vida —dijo Grace, mirando la pantalla con una sonrisa —. Al menos un pequeño registro. 

 Grace agarró el mouse a mi derecha, y lo subió hasta casi completamente arriba de la pantalla, a un botón color naranja con letras en blanco que dice "Publicar". Hizo clic. 





Verdad o Reto | #1 Where stories live. Discover now