Especial 7K de leídos.

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N.A:

LLEGAMOS A 7K. ESTOY QUE ME MUERO :'DDDDDDDDD


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Escuché pisadas que provenían del piso de abajo. ¿Qué diablos estaba abajo? Asustada era la palabra para definirme. ¿Y si era un asesino en serie, o tal vez un secuestrador de niñas?

Me armé de valor, y de un salto, decidí bajar las escaleras.

—¿Ho... Hola? —tartamudeé un poco, y nadie respondió. Me paré en medio del camino —. Quién sea que esté allí, salga en este preciso instante —volví a encaminar mi marcha. Terminé de bajar las escaleras, y corrí hacia una mesa ratona que hay en mi sala —. Ten-tengo un peine, ¡y no tengo miedo de usarlo! —amenacé, con el aire más aniñado del mundo. Me golpeé mentalmente al darme cuenta.

—Woof —dijo lo que sea que haya estado ahí. Se oía como un perro, pero yo no tenía un perro.

—¡AAAAH! —lancé el peine hacia atrás y corrí escaleras arriba. Llegué a mi habitación, y me cubrí con mis sábanas y colchas. Claro, como si eso pudiera protegerme.

Quién sea que estaba abajo, comenzó a subir las escaleras. Podía oír sus débiles pasos, cuidadosos y sigilosos. Sacándome de mis pensamientos, la puerta se abrió, asustándome aún más.

Algo se subió a mi cama, y con su hocico intenta destaparme. Espera, ¿hocico? Los humanos no tienen hocico...

Me destapé para observar mejor, y pude vislumbrar a un pequeño perrito. Es negro y blanco; un dálmata.

—Qué cosa linda eres —dije, para luego empezar a acariciarlo. Sin darme cuenta, alguien aparece por mi puerta, y se apoya en el marco.

—Feliz cumpleaños número once, querida Gemma —mi hermano estaba ahí, con una sonrisa en el rostro —. ¿Te gusta? Lo conseguí para ti. No sabes lo difícil que fue convencer a mamá y a papá.

—¿Hablas en serio? —le pregunté, completamente emocionada. Él asintió, por lo que salí de la cama de un salto —. ¡Gracias, gracias, gracias!

—Por nada, sabes que sé cuánto querías un perro —dijo él, con el aire más tierno del mundo —. Ahora duerme, no querrás pasar el día de tu cumpleaños con sueño.

—Sí, tienes razón —admití —. Adiós.

—Adiós —dijo él, despidiéndose de mí con la mano.

Me vuelví a recostar en mi cama, con el perro al lado. ¿Cómo lo llamaré? ¿Chispitas? ¡No, demasiado usado! ¿Manchitas? ¡No, claro que no!

Pensando en un nombre, me dejé vencer por el sueño. Este perro, es... el mejor regalo de la vida.


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N.A:

YA SÉ QUE ESTÁ CORTO, PERO NO TENGO INSPIRACIÓN :c

Por si no se entendió, este capítulo está narrado desde la perspectiva de una Gemma que cumplía sus once años de edad xD


ESO PASÓ EN EL PASADO, ACLARO xD

Verdad o Reto | #1 Unde poveștirile trăiesc. Descoperă acum