Quédate conmigo.

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No.

Elena, no puedes ser tonta dos veces. No puedes permitir que te insulte y deje mal delante de la gente, y segundos después besarte con él.

- Alex.- susurro agachando mi cara y separándole de mí.

- No, nena.- me suplica juntando su frente contra la mía.

- Lo siento, no puedo.- me intento separar para dar la vuelta.

- Por favor, sé que has sentido lo mismo, sé que aún me amas.- me dice con desesperación.

- Eso no es suficiente.- se me quiebra la voz.- Nunca será suficiente que una sola parte de la relación ame y se implique. Lo siento, no puedo seguir siendo tu juguete.

- ¡No puedes hacerme esto, maldita sea!- sisea mirándome intensamente.

- Suéltame Alex.- le ordeno mirando mi brazo y su mano.

- ¿Qué está pasando?- Corina aparece a mi lado y me aparta.

- La que faltaba.- masculla Alex.

- ¿Estás bien?- le ignora mirándome a mí.

- Pues claro que no está bien.- bufa él.

- ¡Anda! ¿Y por qué será?- Corina da un paso hacia él.

- Basta, por favor.- digo cansada y algo mareada por el alcohol.

- Porque siempre tienes que estar tocando los huevos cuando estoy con ella.

- Alex...- le reprendo.

- ¡¿Qué!? ¿Tocando los huevos? No te mereces ni un segundo con ella, es que ni siquiera sé qué hace hablando contigo.

- Deja de meterte en medio Corina, ya me está hartando todo este rollo de madre protectora que tienes con ella.- Alex alza la voz y Corina abre los ojos como platos.

- Basta Co.- la detengo justo cuando va a responder, cogiéndola del brazo.- Vámonos.

- ¿Qué? ¿Es que no vas a decirle nada?- bufa.

- Estoy muy cansada, no me encuentro bien...

- Ya, pero este idiota está diciendo que...- la habitación me da vueltas de repente y se me cierran los ojos unos segundos.

- Nena, ¿estás bien?- Alex me sostiene justo cuando creo que mis piernas van a fallar.

- ¡Que no la toques!

- ¿Quieres callarte?- Alex grita cogiéndome de la cintura. Estoy tan mareada que no puedo evitar agarrarme a él.- Está a punto de desmayarse.

Oigo a Corina de lejos, me doy cuenta que Alex me ha cogido en volandas y nos estamos alejando. El vaivén me marea más, abro los ojos y veo el hermoso rostro de Alex que me mira preocupado.

- Nena, no cierres los ojos.- suplica.- ¿Me oyes?

- Sí.- musito sin enterarme muy bien de lo que está pasando.

De repente toco el suelo con mis pies. Justo cuando los abro, agua helada cae sobre mí. Pego un chillido y me pego más a Alex.

- Lo siento, lo siento nena.- Alex toca algo y empieza a salir caliente, da un paso obligándome a retroceder y estar justo debajo del chorro de agua de esa bañera, él está dentro conmigo.

- ¿Por qué lo sientes exactamente?- murmuro. Él me ignora.

Cierro los ojos inspirando y Alex me levanta la cara buscando mi mirada. El agua corre por mi rostro y él aparta el pelo de mi cara suavemente. Su pelo también está empezando a mojarse. Sus ojos verdes me hipnotizan, su rostro está angustiado y su boca forma una fina línea.

Quédate conmigo #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora