XIII

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No he ido a la escuela desde hace una semana, no he dormido bien, sobre todo porque mi padre aún está en el hospital y no lo he dejado solo. Solamente en las noches no estoy con él, porque me encuentro en el trabajo. Mi madre encontró trabajo después de todo, limpiando casas durante la mañana. Así que las cosas cambiaron un poco. Mi hermano se quedaba con mi padre en las mañanas para luego ir a trabajar en la tarde y ya en la noche ir a dormir a casa para luego volver al hospital y hacer rutina.

Mamá por su parte trabajaba en las mañanas, veía a mi padre en la noche. Y como trabajo en la noche, lo visitaba en las tardes.

Yo sé que tengo la mañana libre, y que me da el tiempo suficiente para poder ir a la escuela, ir a visitar a mi padre y trabajar luego, pero no quiero, realmente siento que me agotarte demasiado y no podré cuidar a mi padre como realmente quiero hacerlo, además de que tampoco quiero ver a Azazel.

Y no es porque hayamos peleado o algo por el estilo, es que saber que le gusto, no lo sé, no quiero herirlo al hacerle saber que realmente en estos momentos no quiero nada con nadie, y si, en parte es por lo que está viviendo mi familia, pero también es por mi.

No es bueno juntar a una persona que se está rompiendo con alguien que no lo está. Siempre la persona que está rota termina rompiendo mucho más a quien no lo está. Y yo no quiero perder la amistad de Azazel.

—¿En qué piensas Mocosa? –preguntó mi hermano que estaba entrando a la habitación de mi padre que estaba descansando en esos momentos— ¿Es muy difícil tu tarea?

—¿Aún no te vas a tu trabajo? –pregunte mientras me acomodaba en el sillón del cuarto y cerraba mi libro de Historia.

—Hoy entro más tarde, así que aprovechare de estar un poco más contigo y papá, por que solo te veo en los relevos y no se como has estado últimamente con esto, casi ya no hablamos, pero eso no implica que no me preocupe por ti Nolwenn, eres mi hermanita menor, una de las personas que más quiero y amo en este mundo –dijo mientras se sentaba a mi lado y me abrazaba– y te conozco, aunque te hagas la fuerte sé que esto te duele tanto como a mí. ¿Qué pasó por tu cabeza Mocosa?

—¿Te acuerdas de Asteria? –dije mientras me acomodaba para corresponder el abrazo.

—La chica que te dije que no me daba buena espina y que por ella nos peleamos dos meses y termine aceptando que era tu amiga, ya, si la recuerdo.

—Idiota –reí levemente antes de dejar un silencio en el aire y morderme ligeramente las mejillas por dentro– tenías razón, no era de fiar.

—¿Qué pasó?

—¿Recuerdas que ella me defendía de unas personas que me molestaban?

—Si –Hizo una pausa mientras me soltaba el abrazo y me miraba detenidamente– No me digas que esa chica comenzó a salir con ellos.

—No sé si con ese grupo, pero si con uno de ellos, Rune.

—Dios que... —miró a papá que estaba durmiendo para luego negar y mirarme— ¿Te alejaste?

—Si, y tengo nuevos amigos, ellos sí que son buenos.

—Uno de ellos es ese chico con nombre de gato ¿No?

Asentí.

Me daba algo de gracia que una de las frases que me había dicho Azazel es que su madre le había puesto así por un gato que tuvo ella, y que siempre que se presentaba le decían que tenía nombre de gato. Y que eso siempre lo seguía por todas partes, que cuando era niño de cierta forma le molestaba pero ahora, realmente le daba gracia.

—Si, y el día del festival se me declaró.

—Pierdes una amiga falsa, ganas amigos reales y un novio, chica tu vida está siendo muy interesante.

—Muy cliché diría yo, pero no es mi novio, ni siquiera le dije algo concreto, solo que luego que se me declarara me dio un ataque de pánico porque vi a Asteria y Rune caminar hacia mi.

—¿Le dijiste a mamá?

—No quiero ser otra carga Leo.

—Eres parte de la familia Nolwenn, todos los problemas tienen soluciones...

Leo se quedó en silencio, comenzando a jugar con sus manos y el final de su abrigo, siempre que hacía eso era porque había algo que tenía que decirme, había algo que contar pero no podía hacerlo porque se lo pidieron y no sabe cómo hacerlo.

—¿Qué tienes que contarme Leo?

—¿Cómo lo sabes? –preguntó mientras tomaba mi libro de historia y miraba unas páginas al azar.

—Te conozco.

—Nolwenn, mamá se está contactando con los abuelos en Italia.

—¿Qué tiene eso de malo? ¿Van a venir a ayudarnos?

—Si, nos van a ayudar, pero no van a venir. —cerró mi libro de golpe para luego mirarme como si me fuera a romper en miles de pedazos tras lo que dijera– Tu pasaporte está por vencer Nolwenn, y mamá no quiere que sigas aquí en Nueva Zelanda, quiere que regreses a Italia. Para que no sigas con estos problemas para que puedas estar en paz. Estás cargando mucho desde que nos mudamos, mamá no te ve con ese mismo brillo de antes y está preocupada, estamos preocupados.

—¿Pero porque toman decisiones por mí? Cuando nos mudamos apenas tenía trece años, obviamente no iba a seguir siendo la misma niña de siempre, las personas cambian para bien o para mal. No me quiero, no me quiero alejar de mi familia.

—Y eso es lo que le dije a mamá, que sería peor si te vas, porque estarías preocupada de nosotros aún más. –suspiro mientras tomaba mis manos y dejaba algo entre ellas– voy a hacer hasta lo imposible para persuadir a mamá Nolwenn, pero me tienes que ayudar. Volver a Italia no es una solución aún.

TE RETOWhere stories live. Discover now