XI

50 9 2
                                    

AZAZEL

—¿Cómo sigues?

Tome el hombro de Nolwenn mientras caminábamos tras de los chicos, tenía su rostro algo inexpresivo, estaba sumida en sus pensamientos hasta que le toque su hombro sobresaltándola y llamando su atención. Se apresuró en dibujar una sonrisa en su rostro, intentando dejarme ver como si estuviera bien, aunque no fuera así.

¿Quién estaría bien sabiendo que uno de sus padres está en el hospital y que tu otro padre te mandó a un festival para distraerte pero lo que más hace esta situación es preocuparte?

—Voy bien, pero no te alejes mucho, yo no...

—Lo sé, no quieres que se enteren, tu tranquila no me alejare, excepto para ir al baño.

—Idiota.

Se río un poco mientras abrazaba mi brazo para caminar de esa manera. Nuestros amigos iban delante jugando entre ellos, discutiendo de estupideces, parecía una película estado unidense, que te muestra que la vida de un adolescente se basa en fiesta, alcohol, aventuras, romance y sexo. Este momento estaba siendo muy cliché, hasta cuando Emil se acercó a nosotros después de casi chocar contra un poste de luz.

—Sé que puedo incomodar, pero Karis y Bloss ya se fueron al túnel del amor a darse unos besitos y ya estoy sola...

—No estás sola Emil –dije mientras la abrazaba de los hombros y ella me abrazaba el torso y para que luego Nolwenn se uniera a nosotros.

—Nos tienes a nosotros.

—¿No se van a besar delante de mí? –preguntó Emi mientras nos miraba a ambos.

Me reí y negué.

—¿Piensas que somos pareja? –pregunté mientras dejaba de abrazarlas y comenzaba a caminar.

—No lo somos –dijo No mientras se colocaba a mi lado junto a Emi.

—Lo parecen.

Negué luego de que Nolwenn también lo hiciera.

—Somos amigos –añadió.

Asentí mientras las chicas comenzaban a caminar frente a mí, metí mis manos a los bolsillos de mis pantalones para caminar y cuidar mi dinero. Me interesaba que Nolwenn estuviera a salvo y que conociera todo el festival, se lo merecía. Después de todo lo que ha pasado en estas pocas semanas, su vida parecía irse cuesta abajo poco a poco, y necesitaba que alguien le mostrara algo bueno en la vida, una pequeña salida para ver la luz siquiera unos segundos antes de volver ella a buscar la salida de donde se encontraba.

Ella era fuerte, bastante, aunque muchos digan que no, que solo es más una niña indefensa. No lo es.

Todos en el fondo somos niños indefensos, todos lloramos, a todos nos afecta algo.

Y a ella no le pasaba poco, acababa de terminar una de las amistades más importantes que había tenido, se que se tuvo que sentir sola, por eso la añadí a mi grupo de amigos, no quería que estuviera sola, no otra vez. Y claro de paso su padre estaba enfermo, en el hospital. Y ella era fuerte, por que tu la podías ver sin conocer todo lo que yo te cuento, su sonrisa iluminaba el lugar donde se encontrará, siempre estaba peinada de una forma despreocupada, pero sin caer en el desorden, sus ojos siempre tenían ese brillo de lágrimas, como si contuviera su llanto todo el tiempo, pero de alguna forma hacía que el color miel de ellos se resaltará más.

—¿Todo bien Zaze? –me preguntó Emil mientras se detenía con Nol.

—Sí, solo estaba pensando en dónde iríamos a comer, ya sabes que la comida aquí no es muy buena.

—Es verdad, y como es tu primera vez No deberíamos ir al mejor lugar de todos.

—¿No? –preguntó ella con un tono divertido.

—Es tu nuevo apodo, ¿Que te parece Zaze?

—Queda perfecto con ella.

Nolwenn me dio una sonrisa pequeña antes de ser arrastrada por Emi al puesto de peluches gigantes.

—Zaze, ven tu tienes buena puntería, gana dos peluches para tus dos lindas amigas.

—Yo también tengo buena puntería –dije Nol mientras pagaba por un intento.

—¿Segura? –preguntó mi.

—En mi país se practica tiro con arco.

—Nono, nunca te pregunte, ¿pero de donde eres?

—Italia

—¿Enserio? —pregunte con mucha impresión— no se notaba que no eres de aquí

—Gracioso –dijo Emi.

Sonreímos entre nosotros antes de que me dieran una de las pistolas. Nolwenn, preparó la suya al mismo tiempo que yo.

—Nolwenn, te reto.

—¿A que?

Me gustas...

—Si yo te gano debes aceptar lo que te proponga por 100 días.

—¿Y si yo gano?

—Tú pones las condiciones.

—De acuerdo. –lo pensó– 100 días siendo mi esclavo.

—Acepto.

—Acepto.

—Yo seré la juez.

Emi nos comenzó a hacer porras mientras ambos empezábamos a jugar, íbamos en un claro empate, Nolwenn era muy buena. Era demasiado evidente, pero no lo suficiente para ganarme...

—100 días, 100 citas Nolwenn, me gustas, y que conste, estaré 100 días conquistándote. 

TE RETOWhere stories live. Discover now