Capitulo 13

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Gulf

En cuanto Mew los se fue me senté en mi cama para recuperar el aliento. Carreras... Dios mío, hacía por lo menos cinco años que no asistía a ninguna y era algo que me apasionaba. Había sido una de las pocas cosas que había heredado de mi padre y los pocos momentos que había disfrutado de su compañía. Recuerdo haber estado sentada en el suelo junto a sus pies mientras pasaban las carreras Nascar por la televisión... Mi padre había sido uno de los mejores pilotos de su época, hasta que todo se estropeó...
Podía ver la cara de mi madre cuando me prohibió terminantemente volver a tener algo que ver con los coches, las
carreras y ese mundo. Había sido la única vez que me había mirado con tal determinación y seriedad que tuve que prometérselo... Yo aún así... ansiaba volver a aquello, me traía buenos recuerdos de cuando mi primo Jeff y yo nos juntábamos para ver las carreras que tenían lugar en unas pistas que había a varios kilómetros de la ciudad... era
genial, y en más de una ocasión había sido yo la que había corrido. Con solo doce años ya sabía conducira la perfección y fue justo ese año, el año en el que me desarrollé y cuando me crecieron las piernas lo suficiente para llegar a los pedales, cuando mi primo me dejó correr con él. Fue una de las experiencias más alucinantes de mívida, aún puedo recordar la euforia de la velocidad, la arena pegándose a los cristales y entrando en el coche, el chirrido de las ruedas... Pero sobre todo la tranquilidad mental que me profesaba. Cuando corría era una de las pocas veces en la que todo lo demás no importaba; solo estábamos el coche y yo: nadie más.

Pero había hecho una promesa...
Con un suspiro me incorporé y cogí mi teléfono. Mis amigos no parecían echarme de menos en absoluto. Aquella noche iban a otra fiesta en casa del primo de mi novio y ni siquiera se habían dado cuenta que yo seguía en el grupo de chat de donde podía leer todos los detalles sobre la bebida, la gente y el desfase que se iban a meter todo aquella noche.

Senti un pinchazo de dolor y de irritación también. Dan aún no me había llamado; yo ansiaba escuchar su voz, hablar como hacíamos antes de que me marchara, horas y horas... ¿Por qué no me llamaba? ¿Se había olvidado de mí? ¿Se había olvidado de su novio? Con esos pensamientos sali de mi habitación para encontrarme con mi madre y Boonsak en el recibidor de la entrada. Él estaba de esmoquin y parecía un actor de Hollywood con su elegancia y aquel porte que para mi desgracia había heredado también su hijo. He de admitir que cuando había visto a Mew con aquel traje negro y su camisa blanca había tenido que contener las ganas de abrir los ojos de forma desmesurada y sacarle una foto. El chico estaba más que bueno, eso tenía que reconocerlo pero ahíse acababa cualquier cosa positiva respecto a él; aunque me había sorprendido que estuviera metido en carreras de coches... Al fin y al cabo compartíamos algo más que nuestro tatuaje.

Mi madre estaba espectacular. Aquella noche acapararía todas las miradas y con razón. El pelo, rubio platino a diferencia del mío que era indescriptible por todas sus tonalidades, le caía en cascada sobre su hombro derecho en unos perfectos tirabuzones. Su otro hombro estaba desnudo y su piel brillaba con aquel producto que se había comprado y con el cual había insistido en rociarme a mí. Me había echado por el pelo y por las partes de mi cuerpo que quedaban desnudas que para mi disgusto eran bastantes. No sabía de dónde había sacado aquella ropa pero mostraba más de lo que me habría gustado a mí, eso estaba claro. Hasta Mew se había quedado mirándome l y no quería ni pensar en lo que sus amiguitos idiotas incluido mi pareja, Hugo, me dirían aquella noche.

-Gulf estas precioso-me dijo mi madre con la cara resplandeciente, claro que ella era mi madre, siempre iba a estar preciosa a sus ojos.

Boonsak me observó detenidamente y frunció el ceño. Me sentí incómodo al instante.

-¿Pasa algo?-pregunté sorprendido y molesta al mismo tiempo. ¿No se iba a poner a decirme que me tapara no? Que lo pensara yo, vaya y pase pero que me lo dijera él... No sé que sería capáz de contestarle.

Hermanatros (1)Where stories live. Discover now