Capitulo 14

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Mew

Me devolvió la mirada con una sonrisa radiante. Desde que lo había conocido solo había recibido miradas sarcásticas, sonrisas arrogantes y ojos enfadados y malhumorados; y ahora me sonreía. Su rostro pareció otro y si ya estaba guapo con la cara de pocos amigos de siempre ni hablar de cómo era cuando sonreía. Sentí una sensación cálida en el pecho al ver que yo había conseguido eso; bueno había sido Johanna Mavis, pero yo se la había presentado, y no podía esperar a que volviera a dedicarme otra de aquellas sonrisas.

Y entonces su móvil sonó y su rostro relajado y reluciente se transformó primero en sorpresa después en incredulidad y luego en un profundo dolor que la hizo cerrar los ojos con fuerza como si hubiera estado intentando contener las lágrimas. Instintivamente me acerqué hacia el y entonces vi la imagen que había en su teléfono móvil: Un chico rubio besando descaradamente a otro chico.

-¿Qué pasa?-le pregunté queriendo comprender el porqué de aquel cambio brusco de actitud. Pareció como si se estremeciera al oír mi voz y luego se giró hacía a mí con un odio increíble llameando en sus ojos color miel. Me estampó el teléfono contra mi pecho y sin decir una palabra salió de aquel salón en dirección a los lavabos.

Lo observé sin entender absolutamente nada y entonces me fijé en el mensaje que había debajo de la foto: Esto pasa cuando te vas de la cuidad, ¿De verdad te pensabas que Dan iba a esperarte para siempre?

¿Quién diablos era Dan?

¿Y quién era la imbécil de Kay, que le mandaba un mensaje como aquel? Sin importarme lo más mínimo abrí la carpeta de fotografías de su móvil. Allí había un montón de fotos con un chico, que si no me equivocaba era la misma de la foto y después de unas cuantas con amigos y en lo que parecía su instituto vi la foto que estaba buscando. El chico ese, Dan le cogía el rostro con las manos a Gulf y Io besaba mientras el no podía aguantarse la risa, seguramente al saber que le estaban haciendo la fotografía....

Le habían puesto los cuernos... ¿y quién iba a aguantarlo ahora?

Bloqué el teléfono y me lo metíen el bolsillo de los pantalones. No tenía ni la menor idea de porque sentía ganas de tirar aquel teléfono en las profundidades del océano ni porque me cabreó tanto aquella fotografía de Gulf besando a ese cabrón, pero lo que sí entendía eran las ganas terribles de partirle la cara a el primero esa noche.

Me dirigí hacia la mesa en la que habían colocado un papelito con mi nombre, con Gulf a un lado y Anna al otro. Frente a mí, se sentaba mi padre y a su lado su mujer y también habían dos matrimonios más de los que no podía recordar sus nombres.

La gente había comenzado a sentarse en sus respectivos asientos y charlaban animadamente. No habían pasado ni dos segundos de que me había sentado hasta que Anna apareció junto a mi lado. Senti su perfume nada más sentarse y me incliné sobre la mesa para beberme el vino rojo sangre que

habían servido en casi todas las copas.

-¿Y tu hermanito?-me preguntó despectivamente.

-Llorando porque le han puesto los cuernos-le contesté secamente sin importarme lo más mínimo y sin ningún remordimiento.

A mi lado Anna soltó una carcajada y eso también me irritó bastante.

-No me extraña, es una cría con el pelo horrible que no debe ni de saber lo que es echar un polvo; por eso tiene esa cara de amargada.-me contestó.

La observé unos instantes analizando su contestación. ¿El pelo horrible? ¿Acaso no todas las mujeres pagaban cientos de dólares a los peluqueros para que les colocaran mechas de distintas tonalidades en la cabeza? Gulf las tenía sí, pero eran naturales no como la mayoría de las rubias tenidas que había en aquella habitación. Ya juzgar por la fotografía de su novio nadie podía decir que Gulf no se hubiera acostado con ese y con quién sabe qué chicos más.

Hermanatros (1)Where stories live. Discover now