Capítulo 27

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Aurora

Dos semanas más tarde, Alfa Wolfgang partió hacia la cumbre.

Pensé que me libraría de sus constantes órdenes, pero su prometida era aún peor.

Una mañana, mientras arreglaba la cama, se acercó a mí.

-Aurora, ¿verdad? -preguntó, apoyándose en el marco de la puerta.

¿Por qué siempre juega a preguntarme mi nombre?

-Sí, señora. ¿Necesita algo -la atendí, sin mirarla, mientras tiraba de la sábana sobre el colchón.

-De hecho, sí -dijo. Cruzó los brazos sobre su prominente pecho-. Quiero que te mantengas alejada de mi compañero.

-¿Se refiere a Alfa Wolfgang, señora? -pregunté, confundida.

-¡Claro! De quién más iba a hablar, tonta de mierda -puso los ojos en blanco.

-No entiendo qué quiere decir con lo de alejarse de él, señora -dije. Hablaba como si me hubiera lanzado sobre Wolfgang, no como si fuera su rehén.

-Deja de fingir, moza. Conozco tu plan y sé lo que está tramando -aseguró. Se acercó a mí y me golpeó en el pecho-. Sé que sientes algo por él.

-No sé de qué está hablando señorita Wilhelm -repliqué sorprendida-. Soy su criada. Nada más.

Le dedique una breve sonrisa y luego procedí a recoger las sábanas y la ropa sucia.

Empecé a dirigirme a la puerta, pero ella me agarró por el brazo y me hizo girar para mirarla.

-Mira, perra. Aléjate de él o atente a las consecuencias -amenazó. Me empujó, luego se echó el pelo hacia atrás y salió de la habitación.

-¿Cómo se atreve? ¡Muérdele la cabeza! -gritó Rhea en mi mente.

Suspiré.

Genial. Ahora tenía que lidiar con Tallulah también, todo gracias a Wolfgang y su negativa a dejarme abandonar pueblo.

Por la noche, cerca de la hora de la cena, me sorprendió una invitación de la futura Luna en persona. Me pidió que me uniera a ella, al gamma y a los ancianos en el gran comedor.

Quiero disculparme por mi arrebato de esta mañana. Me dejé llevar un poco por los celos. Entiendo que eres la asistenta del alfa, y nada más.

Por favor, únete a mí para la cena en el gran salón a las 7 en punto.

Sinceramente,

Luna Tallulah Wilhelm.

No quería ir, pero la señora Kala dijo que quedaría mal si rechazaba una invitación de la futura Luna.

Así que aquella noche me senté en el gran comedor con Tallulah, Remus, Aspen y los ancianos, sintiéndome completamente fuera de lugar.

-Entonces, señorita... -me dijo uno de los ancianos.

-Aurora, señor -le ayudé dirigiéndole una débil sonrisa.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora