Capítulo 6

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Wolfgang

¡Maldita sea! ¿Qué me pasa?

Había ido allí con una misión: rechazarla y seguir con mi vida.

Pero no pude pronunciar las malditas palabras.

Seguí divagando, sobre que ella era un lastre y que no valía nada para mí ni para la manada como mi compañera, pero aun así no podía rechazarla.

Se quedó ante mí, temblando y llorando mientras escuchaba mis razones para no aceptarla.

Sentí el impulso de abrazarla y no soltarla nunca.

Pero no podía hacer eso. No podía arriesgar la seguridad de esta manada sólo por ella.

-¡Deja de parlotear, muchacho! Le estás rompiendo el corazón -gritó Cronnos en mi cabeza.

La miré a los ojos. Aquellos enormes ojos grises que mostraban todas sus emociones. Temía que su pequeña figura se derrumbara en cualquier momento.

-Yo... lo entiendo -dijo finalmente. Se miró los pies mientras sus manos jugaban con la bolsa que sostenía, aún visiblemente temblorosa.

Es ahora o nunca. Recházala y supéralo.

-Bueno, yo... -empecé, pero me callé cuando una extraña chica de pelo rojo y largas extremidades atravesó el salón y corrió hacia Aurora, acunándola en sus largos brazos.

-Rory, ¿estas bien? -le preguntó y le sostuvo los hombros temblorosos mientras la joven lloraba.

-¡Emma! -exclamó Aurora, todavía conteniendo sus sollozos.

En aquel momento, mi gamma y la señora Kala volvieron de la cocina, junto con la señora Craton, que inmediatamente corrió al lado de Aurora.

Todos los rostros mostraban simpatía por la chica, que se estremecía mientras empezaba a sollozar en brazos de la otra.

-Alfa, no deberías haber sido tan dura con ella -me reprendió Remus-. Está claro que cogió la prenda por accidente. Estaba angustiada porque un bastardo hirió sus sentimientos anoche. Estoy seguro de que no volverá a hacerlo.

Si supiera que el bastardo era yo.

-¿Este es el uniforme, cariño? -preguntó Kala, señalando la bolsa que sostenía Aurora.

Ella se limitó a asentir.

-Me lo llevaré entonces, querida -dijo Kala que tomó la bolsa de la mano de Aurora y me sonrió.

-¿Ves? No ha habido ningún daño. El uniforme vuelve a estar en nuestro poder -señaló mientras volvía a acercarse a donde yo estaba.

Me esforcé por mantener una expresión tan estoica como de costumbre. Aurora seguía negándose a mirarme.

Me chupé los dientes y me giré hacia la puerta. Indiqué a mis acompañantes que nos marchábamos.

Salí de la casa, aún escuchando los sollozos de la joven.

Cronnos empezó a sermonearme por haberla herido de nuevo, pero lo único que pasaba por mi mente era  lo jodidamente débil que yo era.

Odiada Por Mi AlfaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora