Wolfgang
Habían pasado un par de días desde que Aurora entró en la oficina y me vio besándome con Tallulah. Había estado más distante que nunca.
Hablé con la señora Kala y decidí no despedir al pinche, con la condición de que ni él ni Aurora estuvieran en la misma habitación.
Aurora no se atrevía a decirme nada al respecto. Venía todas las mañanas a traerme el café y a hacer la cama, y luego se iba lo más rápido posible con la ropa sucia.
Más tarde me traía el desayuno y la ropa limpia. De nuevo, se aseguraba de pasar el menor tiempo posible cerca de mí antes de desaparecer por la puerta.
A las once, venía con otra taza de café, y la colocaba en mi escritorio antes de excusarse y marcharse sin ni siquiera una segunda mirada.
A mediodía, tanto ella como la señora Kala ponían la mesa para que Tallulah y yo almorzáramos, pero la señora Kala la instaba a irse poco después.
Y se pasaba toda la tarde en su habitación, así que no la volvía a ver hasta la cena.
No pude evitar mirarla de reojo. Me di cuenta de su aspecto frágil. Tenía bolsas bajo los ojos y parecía haber perdido peso. ¿Estaría comiendo bien?
-Oye, criada. ¿Qué es esto? -Interpeló Tallulah a Aurora, rompiendo mi cadena de pensamientos.
-Disculpe, señorita Wilhelm. Es la especialidad del día del chef. Pato asado con patatas gratinadas -respondió Aurora.
-¿Estás loca? Soy intolerante a la lactosa. No puedo comer queso. Llévate esto inmediatamente.
Aurora se apresuró a ir a su lado de la mesa y le retiró el plato. Dirigí a Tallulah una mirada de fastidio
-¿Qué? No puedo comer eso, cariño. Me hincha -hizo un mohín.
-Aurora es mi asistenta. Sólo recibe órdenes mías -recalqué mientras Aurora le servía un nuevo plato de comida, las patatas sustituidas por ensalada.
-Lo siento, cielo. No volverá a ocurrir -dijo Tallulah con su voz más dulce.
Terminé mi almuerzo y me dirigía a mi habitación cuando las voces de Max y Remus resonaron en mi cabeza.
-¡Alfa! ¡Alfa!
Me puse inmediatamente en alerta al sentir la urgencia en sus voces.
-¿Qué es?
-Ha habido una incursión en la frontera sur -informó Remus.
-¡Los renegados nos han atacado! -añadió Max.
Todos los pelos de mi cuerpo se pusieron de punta.
Salí corriendo por la puerta y atravesé el bosque. Me transformé en mi lobo, sin importarme que mi traje se hiciera pedazos.
Llegué a la frontera sur y encontré a varios de mis guerreros tirados en el suelo. Max y Remus estaban luchando contra un par de rebeldes.
Cargué contra uno y le partí el cuello en dos antes de lanzarme a por otro y morderle la espalda, incapacitándolo.
-¿Cómo demonios han llegado todos estos canallas aquí? -le gruñí a mi gamma.
-No lo sabemos, señor. Burlaron a los rastreadores y emboscaron a los guerreros -respondió, clavando sus colmillos en el cuello de un rebelde.
-¿Cómo es eso posible? Deslizarse entre los buscadores, con sus sentidos del olfato agudizados....Eso no es algo que se pueda hacer, a menos que....
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Odiada Por Mi Alfa
FantasyDías después de su decimoctavo cumpleaños, Aurora Craton siente la atracción de apareamiento mientras trabaja como camarera en una fiesta de los líderes de la manada. Su pareja resulta ser el Alfa Wolfgang de la manada Luna de Sangre. Cuando descubr...