CAPÍTULO 29

50 7 3
                                    

                                 HARRY

Lou me apretó la mano y me sonrió.

—Por favor, Lou –le pedí–. —Vamos adentro.

—No te preocupes –me dijo y se dio la media vuelta para enfrentar a Ricky y a sus amigos–. —La cosa es uno contra uno, ¿no?

Louis lo enfrentó, Ricky solamente lo miró y sonrió, pero no contestó.

—¿Qué pasa, Ricky? Te veo con dudas –Louis dio un paso al frente–. —Tú y yo solos, ¿no?

Ricky dio un paso atrás y sus amigos, como si estuvieran de acuerdo, uno al frente.

—Que cobarde me saliste –dijo Louis.

Entonces se escuchó un grito que venía de la puerta del gimnasio.

—Hey, no piensan empezar la fiesta sin mi, ¿verdad?

Zayn caminaba hacia nosotros mientras se quitaba el saco.
Ricky soltó una carcajada.

—Dos pájaros de un tiro. Que a toda madre.

Liam salió detrás de Zayn.

—¿Qué estás haciendo aquí, Ricardo? Vete si no quieres que les hable a mis papás –lo amenazó mientras sacaba su teléfono.

—Sabes que mis papás están fuera –dijo Ricky, confiado–. —¿Qué van a hacer?

Zayn se puso a un lado de Louis.

—Ricardo, déjate de estupideces y lárgate de aquí. Te lo digo en serio –Liam insistió. Estaba furioso.

—Tú no me dices que hacer. No me importa que seas mi hermano, de aquí no me voy hasta cobrársela a estos dos idiotas.

Louis se quitó el saco y se arremangó la camisa.

—Ocho contra dos –le dijo–. —Te diría que nos ha tocado peor, pero creo que no.

Zayn miró su reloj.

—Si de verdad te la quieres cobrar, te vamos a dar la oportunidad de hacerlo. ¿Te quieres madrear con Louis? Porque creo que Louis está más que dispuesto, pero si intentas meter a tus amiguitos, entonces la cosa se pondrá seria.

Louis miró a Zayn y pronto se entendieron.
Ricky se volvió a carcajear, esta vez su risa fue demasiado forzada.

—No estás en posición de poner reglas, pendejo. Aquí se chingan si o si, no hay nada que puedan hacer para evitarlo.

Ricky dio un paso al frente. Sus amigos hicieron lo mismo. Liam y yo reaccionamos al mismo tiempo y cada uno se puso frente a su chico. Lou me hizo a un lado, delicadamente. Zayn hizo lo mismo con Liam.
Entonces, justo cuando estaba por ocurrir lo que parecía inevitable, se escuchó el rechinido de llanta de una camioneta que entró al estacionamiento.

—Pensé que no llegaba –dijo Zayn, mirando su reloj.

La camioneta recorrió el estacionamiento a toda velocidad hasta que se frenó a unos metros de nosotros. De un salto, de la parte trasera bajaron cinco hombres del tamaño de un gorila. Del asiento del copiloto bajó otro, este todavía más grande. Lo reconocí de inmediato.

—¿Qué pasa, morros? –dijo Thor.

Ricky y sus amigos de inmediato se paralizaron.
Louis miró a Zayn, confundido. Zayn sólo sonrió. Thor se acercó a ellos y los saludo con un abrazo a cada uno.
No exagero, la gente que venía con Thor parecía recién salida de prisión, de una máxima seguridad. Tenían pinta de ser mercenarios. De inmediato, rodearon a Ricky y sus amigos, cerrándoles el paso para que no pudieran escapar.
La escena era tan impresionante, que llamó la atención de todos los que estaban dentro del gimnasio y, para cuando nos dimos cuenta, ya estaba más de la mitad afuera.
No podía creer lo que veían mis ojos.

—Hola, príncipe –Thor me sonrió. Me tomó la mano y la besó.

—Hola, Thor –le sonreí. Me di cuenta de que Ricky se quedó helado, con los ojos del tamaño de dos manzanas.

—No se preocupen, señoritas –Thor les dijo a Ricky y sus amigos–. —No venimos a matar a nadie, si eso es lo que estaban pensando. Solo veníamos a asegurarnos de que la bronca sea pareja. ¿Quién es el bueno, Tomlinson?

Louis caminó hacia Ricky.

—¿Qué onda, bailamos? –cerró los puños.

Ricky estaba más pálido que una hoja.

—Si me tocan, le voy a hablar a mis papás –sacó su teléfono.

Liam se acercó.

—Sabes que mis papás están fuera. ¿Qué van a hacer? –dijo Liam, citando lo que Ricky le había dicho anteriormente.

Ricky lo miró, pero no dijo nada.

—¿Qué pasa, viejo? –Thor no se aguantaba la risa–. —¿Se te apareció el chamuco?

—No quiero problemas. Estoy dispuesto a olvidar lo que pasó y que aquí muera la cosa –Ricky tartamudeó.

—En eso tienes razón, güero. Aquí se muere alguien –Thor se acercó a él y se le puso en las narices.

No se si los demás se dieron cuenta, pero en ese momento, Ricky se orinó en los pantalones.

—Déjalo, mi Thor. No vale la pena.

—Tienen veinte segundos para largarse de aquí –Thor levantó la voz.

No habían pasado ni cinco segundos, cuando Ricky y sus amigos ya habían desaparecido.

ANÓNIMO ||TERMINADO||Where stories live. Discover now