Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
El amanecer para Pi - Ramsés se asomabapor toda la tierra. Los hebreos se apresuraban para otra jornada pesada de trabajo en las obras, en caso de que llegarán tarde los oficiales egipcios los azotaban como castigo pero otros por diversión y placer de verlos sufrir y escuchar sus gritos de dolor por los latigazos que abrían su piel.
Mientras que en el gran palacio un rey frustrado subía los escalones para tomar asiento en su trono, se trataba de Ramsés, entre un enorme suspiro acomodaba su corona para después guiar su atención al general Bakenmut quien apenas llegaba.
Ramsés lo miro frunciendo el ceño cuestionando que ocurría a lo que el general le hizo una reverencia de respeto.
—Mi señor, un mensajero de Nubia envía esto para usted— se dirigió al rey y entrego la carta
— ¿De Nubia?— cuestionó confundido
— Seguramente es de su amigo el príncipe Yahi — respondio seguro
— Está le..tra...— titubio — ¡está letra no es de Yahi! — exclamó angustiado el rey — es de Nefertari...
Bakenmut se quedó atonico ante las palabras dichas de Ramsés, después de tanto tiempo la reina decidió hacer acto de presencia a través de una carta, carta que fue destruida por el mismo faraón rompiéndola en pedazos mientras un grito de enojo retumbaba en la sala del trono.
— Soberano lo mejor es que se calme — hablo Bakenmut
— ¡Que me calme general! — exclamó — tiene idea de lo que podría llegar a pasar si Nefertari vuelve a Egipto!!
— Lo entiendo soberano, pero la princesa Ariadna llegará en cualquier momento junto a su madre y su hermana para el desayuno real —
— Por los dioses es verdad — dijo nervioso mirando hacia la gran puerta que en pocos segundos fue abierta anunciando la llegada de la heredera al trono junto a la reina madre y la princesa Henutmire
