Especial 2:

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Julio de 2018

Pasaron dos años desde aquel día, intenté pensar positivo, continuar con mi vida como si lo ocurrido no significara nada, pero solo estaba engañándome a mí y a los que me rodeaban. Aquella noche algo en mi interior se había desestabilizado, sentía que faltaba una pieza, una verdaderamente importante, que no podía identificar qué era.

Scott durante mucho tiempo estuvo buscando una respuesta lógica a mi condición. Los primeros meses realizamos varias pruebas detectando que solo podía pasar una hora en el mundo mortal antes de que comenzara todo. Al final decidí dejar de intentarlo, se sentía horrible perder la fuerza de esa forma.

La universidad para personas no mágicas me recibió acogedoramente, centrando mis pensamientos en el diseño y el dibujo. No había olvidado aquel rostro, y algunas veces me dedicaba a dibujarlo a escondidas de mi hermano que se sacaba de onda cada vez que lo veía. Obviamente, tuve que contarle que lo había visto en el hospital antes de ahogarme y eso lo puso realmente furioso. Tanto la tía como él buscaban la identidad del chico que por algún motivo había desaparecido de todos los registros.

Una mañana, mientras editaba un emoji en forma de nube con un sol encima, apareció Ralph con un nuevo artefacto. Él estudiaba informática y robótica. Desde que teníamos 13 años comenzó a construir un robot. Yo diseñé el físico y los paneles, mientras él se encargó del ensamblaje y la parte técnica. Luego de 5 años de arduo trabajo teníamos el modelo casi completo.

―Te traigo una sorpresa ―expresó con su sonrisa característica adornando su rostro de un lado a otro.

―¿Qué es? ―coloqué mi teléfono a un lado y lo miré de frente.

―Me he metido a la red de navegación de la tierra ―anuncia con orgullo.

―¿A dónde?

―Ellos le llaman internet, es una plataforma donde almacenan mucha información y entre todo eso ―su sonrisa se ensanchó al punto que creí que sus labios se abrirían por sus cachetes hasta las orejas―. ¡Redoble de tambores! ―gritó e hizo gestos con las manos como si tocara uno―. ¡Están las redes sociales!

―¿Redes sociales? ¿Para qué sirven?

―¿Cómo para qué?

―¿Son iguales a nuestra red de comunicación virtual?

―Similares, no son tan rigurosos para seguirse, ni comunicarse unos con otros.

― ¿Tu madre sabe? ―alcé una ceja y su negativa, con la cabeza, me indicó todo―. Vale, será nuestro secreto.

―No lo ocultaré por mucho tiempo…

―¿Qué ocultas hermanito? ―Gabriela apareció por detrás escuchando parte de la conversación.

―Adiós secreto ―murmuró Ralph.

―¿Desde cuándo tienes secretos conmigo? ¡Soy tu hermana mayor, más respeto! ―dijo sentándose junto a nosotros.

―Gaby… Estamos haciendo cosas ilegales ―le informé aguantando las ganas de reír.

Gabriela Bolnista, nuestra cómplice con magia, era dos años mayor que nosotros, extremadamente servicial y agradable. Muchos decían que su bondad la podría convertir en la próxima representante mágica, siguiendo los pasos de su madre. Una chica de cabello negro azabache, muy largo y lacio que le llegaba hasta la cintura, labios finos y nariz perfilada, verdaderamente guapa y sencilla. Normalmente, vestía ropas tonos pastel y lucía como una muñeca de porcelana.

―¿Me van a contar o los hechizo? —amenazó sonriendo, evidentemente en broma.

―¿A quién se supone que vas a hechizar, Gabriela? ―la voz grave y firme de mi hermano me erizó, las ganas de reír se esfumaron.

Mundos en línea [Finalizada]Where stories live. Discover now