Capítulo 8:

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—¿Todavía no has notado que no puedes golpearme? —Scott alzó una ceja y me miró con superioridad.

En serio lo odiaba.

—Déjame ver esa mano —pidió la doctora.

—Sunny, usa algún hechizo para que no tengas que vendarla —pidió mi abuela.

—Aquí es divertido curar heridas, no hay muchos límites excepto resucitar —sopló mi mano y el dolor desapareció. Recobré la movilidad al instante.

—Puede que me sea imposible golpearte ahora, algún día lo haré. Ya verás —amenacé moviendo en círculos la muñeca.

—Suerte con eso. Bueno, les pido por favor que se retiren de nuestra casa, Sunny mañana debe ir a la universidad y Cloudin debe regresar a su cita, Hanna no lo esperará toda la vida... O sí, ¿quién sabe? —se encogió de hombros, despreocupado, y arrastró a Sunny a su lado para salir juntos de la habitación.

Ella lo siguió como hormiguita sin rechistar.

—¿Quién es Hanna? —Indagó mi abuela.

—Ah, mi novia. ¿Y él cómo la conoce?

—¿¡Tienes novia!? —Ignoró mi duda y me abrazó como si le estuviera contando que me gané la lotería—. ¡Qué buena noticia mi Cloud! ¿Es bonita?

—¿Comparada con Sunny?

—¿Qué Sunny ni qué ocho cuartos? Esa chica no es para ti. ¿Puedes creer que me engañó con su robot?

—No fuiste la única engañada —señaló la doctora. Cuando me visitó no pude conectarlas, la voz me sonaba, pero no noté los elementos robóticos dentro de ese artefacto.

—Eso es porque usamos piezas mágicas —el chico llamado Ralph aún seguía allí—. Sunny, ahora Scott no está de humor, pero vine a recoger a Ynnu, ¿me la puedo llevar?

—Es raro que traten a la que creí mi amiga como un objeto. ¿No funciona sin Sunny?

—¡Claro que funciona! —Exclamó el joven—. ¿Quieres ver? —asentí con la cabeza.

El chico fue hasta Ynnu y levantó un poco la blusa lila por un costado sobre la cadera derecha, recordé que llevaba esa misma ropa cuando la vi por última vez. Presionó y la piel se evaporó, dejando ver un pequeño panel de control aferrado a su cuerpo con tornillos hexagonales. Ahí descubrí para qué necesitaba aquel día el destornillador. Introdujo una clave o algo similar lleno de símbolos que no conocía y la magia o la ciencia surtieron efecto.

—Ynnu ha regresado —dijo, pero su voz era muy artificial, como la de las operadoras automáticas de los teléfonos.

—Hola, Ynnu, ¿recuerdas a tu amigo Cloud? —Ralph me señaló.

—Hola, Cloud —caminó hacia mí con su soltura característica—. ¿Me prestas tu teléfono?

—Claro —lo saqué de mi bolsillo y se lo di.

Uno de sus dedos se convirtió en algo similar a un cargador, lo conectó y la pantalla se coloreó de lila. Comenzó a descargar un archivo.

—¿Qué hace? —Preguntó mi abuela.

—Creo que Sunny estableció como tarea de reinicio que descargara los datos de la memoria de Ynnu al celular de Cloudin. Scott borró toda evidencia de ella en la tierra.

—¿Eso significa que tiene todas las fotos?

—Y más. Te transfirió las imágenes de todos los días desde que fue creada. ¿Ynnu me puedes enviar esos datos por correo?

Mundos en línea [Finalizada]Where stories live. Discover now