CAPÍTULO 18 (reescrito)

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—¿Quieres que te acompañe hasta casa?

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—¿Quieres que te acompañe hasta casa?

Negué con la cabeza de forma rápida, aunque manteniendo una pequeña sonrisa en los labios. Como siempre que salía con Elijah, yo acababa fastidiando las cosas. En esta ocasión, al irme antes de que acabara la película, al servicio y con un ataque de nervios. Y lo peor de todo, es que aquella sensación agobiante en el estómago no me había abandonado del todo.

—No te preocupes, no pasará nada.

Eli no parecía muy convencido. Seguíamos en los cines, en el recibidor principal donde vendían las entradas. Técnicamente el plan era ir a por algo para cenar después de la película, pero ya se había cancelado. Para él, o según la excusa que le había puesto, las palomitas me habían sentado mal. Poco sabía de la verdad.

Keith esperaba cerca, pero permanecía totalmente callado, aunque solamente yo fuese a escucharle. Intercambié una mirada rápida con él, una que Elijah no notara, y sus ojos se suavizaron. Recordé el abrazo que nos habíamos dado antes y la sensación de su cuerpo cálido contra el mío...

—¿Estás segura? —Continuó Eli—. Porque de verdad que...

No escuché el final de su frase, porque un poco más allá de Keith, saliendo de uno de los pasillos del cine, vi a Danielle. O más bien, lo que parecía ser ella corriendo.

Detrás, también moviéndose a gran velocidad y sin preocuparse de esquivar unas cuantas personas, Marco.

—Perdona —murmuré hacia a Eli, y después me alejé de él para ir en dirección a mi amiga.

Keith y Elijah no tardaron en notar lo que ocurría, y también me siguieron. Marco consiguió alcanzar a Dani y tomarla del brazo para frenar. A medida que nos acercábamos a ella, comencé a escuchar parte de su discusión. Lo hice yo, y el resto de gente que los rodeaba y empezaba a lanzar miradas cargadas de confusión.

—Te he dicho que me dejes —le espetó Danielle, soltándose de él.

—Sabía que no tendría que haber quedado contigo —reprochó Marco, con los ojos entrecerrados y también aspecto de estar bastante molesto—. Solo eres una cría de instituto.

Danielle tragó saliva, y no esperé a que la discusión continuase antes de lanzarme hacia ella e interrumpirla. Y aunque nadie más lo vio, Keith en seguida se puso a un lado de nosotras, con los ojos fijos en Marco.

—Vamos, te acompaño a casa —le dije a mi amiga, tomándola de la mano.

Ella apenas me miró y asintió. Tenía los ojos puestos en el chico. Los dos parecían igual de enfadados.

—Y tú solo eres un cerdo —le espetó antes de apretar mi mano y dejar que la alejara.

Dani no se dio cuenta, pero yo sí. Segundos antes de que le diésemos la espalda a Marco, él hizo un ademán de contestar, dando un paso hacia nosotras. Pero entonces Keith le puso la zancadilla y se cayó de morros contra el suelo.

El sexy chico invisible que duerme en mi cama  © | REESCRIBIENDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora