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Reescrito <3
En cuanto abrí la puerta de la casa de JJ, lo vi apuntando a su padre con la pistola, así que corrí hasta él y se la quité de las manos antes de que éste se girase hacia mí con los ojos llenos de lágrimas.
Me acerqué a él y lo envolví con mis brazos antes de que empezase a llorar en ellos.
—Ya no puedo más —dijo entre sollozos mientras se aferraba a mí con fuerza.
—Lo sé, mi vida —le dije mientras le acariciaba el pelo—. Por eso voy a pagar la indemnización —le dije y se tensó de pies a cabeza.
—¿De verdad? —preguntó con duda mientras se apartaba de mí levemente.
—Sí, de verdad —le dije antes de que volviera a abrazarme.
Una vez JJ se había tranquilizado, me marché para recoger a Kiara, ya que había prometido a sus padres que se prepararía en mi casa para el evento de esa tarde, donde asisten todos los Kooks, incluidas Kiara y yo.
Pero aquello no era lo peor, sino que yo tenía que actuar como mi antiguo yo, es decir, la princesa Kook Peyton Cameron, cosa que odiaba, ya que no podía saludar a Pope o actuar como una Pogue con Kie, sino que tenía que, prácticamente, ignorarlos a ambos, pero aquel era el trato con mi padre.
Si quería pasar los veranos con los Pogues, debía seguir aparentando ser toda una princesa Kook engreída delante de sus amigos.
Kiara se subió en mi coche con una bolsa, donde supuse que estaría su ropa para el evento y ambas fuimos a mi casa mientras Kie se quejaba por tener que pasar las próximas horas con mi hermana Sarah, ya que no se llevaban bien.
Al llegar, vimos que Topper estaba allí con Rafe, así que subimos a mi cuarto directamente, aunque le saludé con la mano para no ser demasiado grosera.
Iba a romper con él, pero quería esperar hasta después del evento. No había sabido nada de John B desde nuestro viaje a Chaper hill y, no sabía exactamente en que punto estábamos exactamente, pero yo si quería que fueramos novios, y aquello no podía ocurrir si yo seguía con Topper.
Al llegar a mi habitación, Kiara fue al baño y Sarah se acercó a mí con una sonrisa pícara que no me gustó nada.
—¿Me lo vas a contar? —me preguntó, y fruncí el ceño sin entender.
—¿Cómo? —le pregunté confusa.
—¿Qué pasó ayer con John B? —me preguntó, y negué con la cabeza.
