Capítulo 25

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María abraza emocionada a Yassir por poder recibirlo en su casa.
Le acompaña hasta el cuarto de Zara sin saber lo que sucede realmente, la anciana actúa con normalidad llegando incluso a preguntarle por Zara y Leonor.
Yassir habla con naturalidad, no quiere que María sospeche de nada, y menos tener que decirle lo ocurrido con Zara.
Prefiere responder con una sonrisa refiriéndose más a Leonor intentando no mencionar a Zara. Tan solo pronunciar su nombre es una bola de fuego que va directa a su pecho, donde él quiere esquivar el sufrimiento y apagar de algún modo los recuerdos.

— Ven, Yassir deja tus cosas en la habitación de Zara y descansa, mañana hablamos. Que descanses hijo.

— Gracias abuela por todo. Déjame que te dé un besín de buenas noches. — En realidad, ese hombre de un metro ochenta abraza a la mujer de un metro sesenta sintiéndose él más pequeño, como un niño cuando busca el consuelo en los brazos de su madre.
Se deja vencer por esa ternura que solo sabe dar una persona generosa y amable y donde él se siente protegido en los brazos de María.
Más tranquilo, se despide de María cambiándose de ropa para dormir.
Al tumbarse en la cama de Zara, siente un mal estar dentro de él, no quiere pensar en la traición de Zara, incluso se llega a imaginar que posiblemente esté en estos momentos en la cama con él, o estarán juntos acaramelados.
Una gota ácida quema su piel sintiéndose un cobarde por no haber sido un adversario digno.
Ahora todo es demasiado tarde y lo hecho, hecho está.
Simplemente debe de aceptar lo que le depare el destino para seguir caminando por un lugar desconocido reparando su corazón y al mismo tiempo esperar paciente que todo se solucione.
Cierra sus ojos, vencido por el cansancio, incluso se imagina la voz de ella llamándolo, sin querer sonríe hasta que abre los ojos y se sobresalta al verla delante de él.

— ¿Qué haces aquí? — Grita molesta.

— Lo mismo te iba yo a preguntar a tí.

— Yassir esta es mi habitación. ¡Vete ahora mismo de aquí!

— Pues no, la abuela me ha dejado dormir ahora vas y lo cascas.

— ¡Abuela, míralo que no quiere salir de mi cama! — Habla en tono infantil haciendo reír a su abuela.

— Pero bueno, que sois dos adultos o dos niños pequeños que tengo que regañar.
Vamos a ver Zara, Yassir ha venido el primero y le dicho que duerma en tu habitación porque no sabía que tú también ibas a venir.

— Abuela, no es justo. Está la otra habitación, ¿Porqué la mía?

— No sé, porque es la que limpio todos los días. Bueno, venga, vente conmigo a dormir y mañana que se cambie de habitación todo solucionado.

— Está vez has ganado, pero no pienso ponerte las cosas fáciles Okesty. — Desafía Zara a Yassir comportándose de una manera extraña para que no compruebe que está triste, más bien quiere que vea a una mujer fría y fuerte.
Cuando por dentro arde de deseo por lanzarse a sus brazos.

Yassir se ríe con el comportamiento de Zara, incluso se siente más relajado y feliz de haberla visto.
Eso solo significa de que lo ama a él y no Álvaro.
Si no, ¿Porqué han ido a parar al mismo lugar?
Ahora sí cree que todo se puede solucionar, y aunque ella trate de esquivarlo, eso a él no le importa, le interesa estar junto a ella y poder hacerle entender que el amor que siente hacia ella es transparente, sincero y está dispuesto a luchar contra quien sea por protegerla, darle un hogar digno, tener hijos y casarse con ella.
Con ese sueño se queda dormido.

— Zara, cuéntame a qué ha venido ese comportamiento de niña de chupete.

— Abuela no me regañes, pero no quiero que Yassir esté aquí. He venido para ...— Se da cuenta que va soltar la verdad y se calla de golpe.

Emoción Versátil Where stories live. Discover now