Capítulo 20

96 20 5
                                    

Yassir comenzaba a desesperarse por llegar al lugar que le habían informado.
Perplejo mira la dirección cuando llega al mismo pueblo que vino semanas  antes a recoger a su hermana.
Conduce despacio mirando una y otra vez la dirección en el GPRS.
Desafortunadamente, el auto comienza hacer un ruido, se preocupa y cuando puede estacionar el vehículo en un lugar seguro se baja para comprobar lo que suponía, efectivamente ha pinchado una rueda.
Comienza a cambiar la rueda pero necesita llevarlo a un taller mecánico.
Mira a su alrededor y no ve a nadie, se pregunta si se trata de un pueblo fantasma hasta que ve a un grupo de ancianas caminando.

— Disculpe que las moleste, pero se me ha pinchado la rueda del auto y necesito encontrar un taller mecánico, ¿me podrían ayudar?

Las tres vecinas y amigas se miran entre sí, la primera en hablar es María.
Ella le da indicaciones donde hay un taller, Yassir toma nota de lo que dice pero no se entera de nada.

— Espera, voy a llamar a Fermín que es hijo de mi vecino y trabaja en un taller seguro que él te podrá ayudar. — Resuelve el problema Paquita.

Fermín, un vecino del pueblo muy conocido llega al lugar para comprobar la avería, hace una llamada para resolver el problema y cuando pasa aproximadamente una hora, la grúa se lleva el auto de Yassir al taller donde le dicen que se lo tendrán reparado para mañana.
Yassir mira a las ancianas y sigue preguntando dónde hay una pensión.
María le indica donde hay una, Yassir toma nota y se marcha en busca de la pensión cargando su mochila.
María echa un vistazo al joven preguntándose donde lo ha visto antes.

— María hija, que vas ha echarle el mal de ojo al muchacho, anda hermosa camina que nosotras no estamos para eso trotes, aunque mira que es guapo el condenado. — Bromea Paquita.

Las tres vecinas continúan con su camino hasta llegar a sus casas donde al comenzar a preparar algo de comer, María se da cuenta de tener que comprar algo para la cena.
Sale hacia la tienda preocupada por la lluvia que está cayendo.
Al salir de la tienda, ve a los lejos la silueta de un hombre, se aproxima dudosa hasta que se percata que se trata del joven de antes.

— Joven, ¿Qué hace aquí aún no ha encontrado la pensión? — pregunta María cubriéndole con un paraguas.

— ¡Qué va! He ido hasta la pensión, he llamado al teléfono que hay en la puerta pero me han dicho que está cerrada porque están de entierro.
Y ahora... No tengo ni idea donde ir.

— Vaya, mira que es un problema. En fin... Venga a mi casa y no esté en la calle.

— No, no por favor, no quiero molestarla. Iré o llamaré a un taxi para que me lleve a otro lugar.

— Aquí joven no hay taxis, solo el bus y la otra pensión que puede encontrar esta bastante lejos como para ir andando y con la que está cayendo mejor venga a mi casa, total si quiere robar a una pobre anciana en su conciencia quedará.

— No señora, no pienso hacerle nada malo. Yo no soy esa clase de hombres.

— Bueno me fio. Venga, vayamos entonces a mi casa.

María lleva a Yassir hasta su casa, al entrar dentro, Yassir mira con adoración el lugar. Es una casa humilde y acogedora.
Yassir sonríe agradecido con María a la vez que se presenta.
Al escuchar su nombre María se queda de piedra.
Aquel joven que le estaba extendiendo la mano era ni más ni menos que el hermano de su nieta.
María sonríe y al mismo tiempo sospecha por ver allí al joven.
Le indica donde está el baño para que se pueda cambiar de ropa.
Yassir deja su mochila a un lado y se mete dentro del baño para cambiarse.
Mientras tanto, María empieza a quitar fotos, hasta que de pronto cae en cuenta de que si Yassir está allí es por algo.
Deja todo como está y se prepara para mantener una conversación seria, mientras se hace la tonta de no saber qué está sucediendo.

Emoción Versátil Where stories live. Discover now