Capítulo 16

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El rechazo a la inocencia, la caída al levantarse cuando tus ojos rojos se limpian y siguen estando rojos, cuando sientes las fuerzas ir y venir, notas como el peso de los problemas van pesando más sobre tus hombros, crees que no hay salida o simplemente te acostumbras a vivir con el amargo sabor de lo que te ha tocado hasta que al fin ves la realidad, la carga en tu corazón no te destruye y tu cuerpo es lo suficientemente fuerte para soportar el peso de la injusticia.

Había llegado de nuevo a la ciudad después de haber estado junto a su abuela y haber preferido estar incomunicada.
Entra en su pequeño refugio donde nuevamente el frío  de la soledad aparece para darle la bienvenida.
Deja su bolso de viaje en el suelo para preparar una taza de té antes de comenzar a buscar trabajo.
Necesita urgentemente trabajo, su abuela había dejado deudas sin pagar y ahora ella debe hacerse cargo de todos los pagos retrasados, pagar la medicina a su abuela y las facturas.
Era mucha responsabilidad sobre sobre sus hombros, lo peor es estar sola y deber afrontarlo con mayor dificultad.

En ese momento tocan la puerta, Amanda pasa contándole todo referente a lo sucedido entre ella y el doctor.
A pesar de hablar con entusiasmo expresando cuanto ama al doctor. Amanda sabe perfectamente que es un amor que jamás va florecer.
Zara intenta darle ánimos queriendo hacerla entender de ver las cosas por el lado bueno, pero ni con esas consigue que su amiga vea una pequeña luz en su vida tan turbia.

Esa misma tarde, Amanda le presenta a Zara al señor Riell, un empresario famoso en hostelería y cliente de ella.
Amanda le pide el favor de darle un puesto de trabajo a su vecina a cambio de otras condiciones de las cuales no se puede negar si quiere que su amiga obtenga el puesto de trabajo.
Aceptando el trato, Amanda sale fuera para buscar a su amiga para darle la noticia de poder trabajar como camarera en uno de los tantos restaurantes que tiene.
Zara, ajena al sacrificio que ha debido de hacer su amiga la abraza agradecida por su ayuda y para celebrarlo quedan en cenar juntas.

El restaurante era demasiado elegante para el gusto de Zara, su expresión de preocupación la delata, por lo que su amiga le invita a una copa proponiéndole de disfrutar de la cena puesto que la invita ella.
Zara comienza a relajarse poco a poco disfrutando del manjar del primer plato hasta que alguien la llama, al voltearse se encuentra con Álvaro.
Sus almendrados ojos brillantes como dos estrellas muestran una sonrisa cautivadora.
Disimulando la gran satisfacción que le da ver a Zara  pronuncia serio y confiado.

— Buenas noches señorita Castelo. ¿Cómo se encuentra?, me da gusto verle. — Su sonrisa perfecta acaba delatando una emociones escondidas.

— Buenas noches señor Mayer, estoy bien gracias por preguntar. ¿Y usted cómo está?

— Estoy bien, muy amable por preguntar. — Habla unos minutos para tener que disculparse, mira en dirección donde le esperan  otros empresarios para cenar y se marcha.

Al marcharse, Amanda lo sigue con la mirada escaneando su figura hasta sus andares algo que le hace de reír a Zara.

— ¡Qué! ¿Te ha gustado mi antiguo jefe? — Aguanta la risa como puede bebiendo de su copa.

— Todo hay que decirlo que es muy hermoso, pero...¿no te has dado cuenta que tiene algún parecido con ese amigo tuyo, el fontanero?

— ¡Qué va! Para nada. ¿De dónde sacas esas absurdas conclusiones?

— No sé amiga, pero le encuentro algo de similitud, además en la voz se parecen y los andares. Mira que yo solo te aviso porque ya tengo experiencia sobre hombres. Ya me han intentado engañar más de una pareja de gemelos para tener dos por uno.
A mí no se me escapa ni una.

— A decir verdad no le prestado mucha atención a esos detalles que me indicas, de hecho, parece que tanto es el deseo de encontrar un hombre humilde que me ame y amarlo para ser feliz que se me ha puesto un eclipse por medio para no ver.

Emoción Versátil Where stories live. Discover now