La supervivencia era un don que cualquier semidiós poseía si sabía como usarla, la orientación... bueno, era un tema complicado para quienes nunca les importó siquiera saber donde estaba el norte, y mucho más para quienes no conocían el Laberinto, un lugar que sería la pesadilla de muchos y la tumba para otros. Kim tenía una sola cosa clara una vez que entró allí, había una salida tenía que haber una salida.