En el centro de esta narrativa sombría se encuentra un perro llamado Kuro quien es testigo silencioso de la vida de su amo, un ser envuelto en una profunda depresión que lo arrastra a las profundidades de su propia desesperación. Ambos, amo y perro, habitan un lugar alejado del mundo exterior, una morada sumida en la más densa oscuridad. Sus vidas se ven privadas de la calidez y el brillo del sol, sumergidos en una perpetua penumbra. Y así, Kuro comprende de manera insondable que su existencia está intrínsecamente ligada a la tristeza de su amo.