Eternos finales © ✔️

By Dawn_Maviz

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«Sping_off de RF» Ella sufrió mucho después de varios sucesos despiadados. Poco a poco fue creciendo y conoci... More

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PREFACIO
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[11∆]
[12∆]
[13∆]
Sping-off - 1.0 ~JANEK~
Sping-off - 1.5 ~JANEK~
Sping-off - 2.0 ~JANEK~
Sping-off - 2.5 ~JANEK~
[14∆]
[15∆]
[16∆]
[17∆]
[18∆]
[19∆]
[S.O 1.0] Synanth
[S.O 1.5] Synanth
[S.O 2.0] Synanth
[S.O 3.0] Synanth Final
[20∆]
[21∆]
[22∆]
[23∆]
[24∆] Capítulo Final
[Epílogo]
[Agradecimientos]
[Aclaraciones]

[S.O 2.5] Synanth

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By Dawn_Maviz

Maldita sea ese idiota. En cuanto llegó el amanecer partimos en búsqueda de Huben, pero no lo encontramos en el volcán. Por un momento me llegué a preocupar, aunque después desapareció esa preocupación ya que conseguimos ropa, una cabaña y animales muertos por todos lados. Se notaba que el tipo había vivido un buen tiempo en ese lugar, pero por alguna razón no estaba por ningún sitio. Lo buscamos por todos lados y nada.

Nerack ofreció ir al reino Kathyn y eso fue lo que hicimos, juré que en cuanto lo encontrara le daría una paliza por no cumplir el acuerdo de los cinco años.

No duramos ni una hora cuando ya estábamos en el reino, cerca del castillo. Pero no iba directamente al castillo, ya que vi al dichocho mencionado parado en una colina con algo en sus manos. No lo pensé dos veces cuando usé toda mi velocidad para lanzarme a él.

Ví como miró hacia arriba pero la luz del sol no le permitió distinguirme hasta muy tarde, caí sobre él, lo tomé del cuello y lo acerqué a mi rostro con una mirada amenazadora que sabía que tenía en mi cara.

—¡Eres un hijo de perra! —exclamé.

—¡Suéltame, imbécil! —me apartó de un manotón de sus manos. A los pocos segundos, mi equipo aterrizó a espaldas de mi. —¡¿Por qué caes encima de mi y además alterado?! —acusó mientras arreglaba su ropa.

—¿En serio lo preguntas baboso? ¡Se supone que deberías estar en el volcán! ¿¡Qué carajos haces aquí!? —alegué molesto.

—Primero ¡no planeaba estar cincos años en un maldito volcán! Y te segundo ¡aprendí a dominar y desarrollar mi poder a la perfección! ¡así que no me molestes! —explicó.

—Esa no era la idea, ¡debías estar ahí cada segundo! —crucé los brazos contra mi pecho.

—No te quejes, y para que veas que no miento… —alzó su mano y chasqueó los dedos, seguido de eso, montones de árboles fueron desintegrandose como si él se los hubiera ordenado. Eso me impresionó bastante —¿Contentó? —sonrió el presumido.

—No está mal, pero aun así debiste obedecer —excusé.

—¡Ay, basta! No te estreses, lo que cuenta es que haya aprendido —justificó —Oh, cierto, me olvidé de ustedes, ¡un placer, Nerack, Naomi, Varely, Gawer, ¿y… pequeño niño? —alzó una ceja extrañado pero no le dio atención.

—Ahora volviendo a lo que tenemos pendiente, ¿qué procede ahora? —me preguntó Naomi.

—Armar un plan lo antes posible —dije en total seriedad.

—¿Esos es todo? Estoy empezando a creer que todo esto es una farsa —mencionó Huben.

—Si fuera una farsa ¿crees que tendrías poderes o alguna apariencia diferente? —dije ofendido.

—Carajo —murmuró en derrota —En fin, ¿sólo nosotros debemos luchar? ¿No se puede llevar un ejército o algo así? —preguntó.

—Según por lo que sé no, sólo los &Eternos& deben hacer esto. Ésto es lo que haremos por ahora —procedí a informar —Nerack debes ir a Fawer, avisarle a tu padre lo que sucederá. Debes dejar a Gawer y a tú hijo en un lugar seguro porque esto es para rato. Naomi y Varely vendrán conmigo a Jumbel, debemos hablar con el rey. Y por último, Huben prepara a la gente para que evacuen, debo suponer que aquí hay refugios en casos así —indagué.

—Obvio que los hay —se apresuró a decir—Está bien, haré que las personas evacúen lo antes posible.

—Partiré de inmediato a Fawer y avisaré—dijo Nerack —¿Dónde será el punto encuentro?

—Será aquí mismo, el primer ataque será en Jumbel así que no hay por qué preocuparse. Los tres volveremos después de hablar con el rey, no nos tardaremos  —mencioné.

—Bien. Entonces muévanse, yo haré lo mismo ¡los estaré esperando! —dijo Huben y se fue hacia su castillo para empezar con el plan.

—Ya sabes Nerack —él asintió yo también y nos separamos al volar en diferentes direcciones.

⪰+⪯

—¿Estás bien? —indagó Naomi al ver el rostro nostálgico y lleno de tristeza de Varely en cuanto aterrizamos en Jumbel.

—Lo estoy —dictaminó y la cambió totalmente.

No me atreví a preguntarle, sabía cuánto le afectaba volver, pero era nuestro deber.

Al pisar aquel suelo, un aura se hizo presente, el Jumbel de aquel momento no era igual que el de hace cinco años, todo había cambiado. Lo peor de todo que tenía un ambiente de pesadez y desgracias por donde quiera… algo lo convirtió en eso, porque cuando nos fuimos era algo diferente.

Cuando llegamos al castillo un montón de guardias nos rodeó, pero al notar la presencia de Varely de inmediato se detuvieron y nos permitieron el paso. Eso me pareció muy extraño, creí que ella era un exiliada y que no tenía poder sobre nada. Al introducirnos escuché al rey vociferear varias veces antes de que se percatara de nuestra presencia.

—¿Aún no has sabido nada de Varely? —lo escuché gritar.

—No, majestad. Pero la encontraré pronto —dijo aquella voz que conocía muy bien.

—Me has dicho eso durante cinco años, Rufel. No soy estúpido, si me ocultas algo ¡habla ya! —exigió.

—¡Su majestad, tiene visita! —dijo uno de los guardias que nos vio en la entrada.

—Ahora no quiero recibir visitas.

—Pero... —insistió nervioso.

—¡Dije que no!

—¿Ni siquiera quieres recibir a tu hija después de cinco años? —dijo Varely de repente al estar lo suficientemente cerca —¿Qué pasa? ¿Te sorprende verme aún viva?  —le sonrió con cinismo.

El rey fijó su atención en nosotros pero no mostró señales de sorpresa. El fantoche estaba a su lado, su mirada desdeñosa tomó brillo al verla a ella, sus diferentes expresiones se podían notar cuando cambiaban radicalmente debido a que siempre estaba serio y parecía molesto todo el tiempo.

—Esto sí es una sorpresa —dijo al fin el rey —¿Ya te aburriste de la vida libre que tanto deseabas? ¿O es que acaso descubriste lo horrorizo que es este mundo y haz venido a pedir clemencia y con deseo de volver a ser lo que eras? —afirmó con una sonrisa torcida.

—Te equivocas, he vivido lo suficientemente feliz, es verdad, este mundo tiene cosas horrorosas pero también hermosas, solo hay que aprender a ver desde otra perspectiva. Y no he venido por clemencia —dijo determinada.

Aquello lo enfureció.

Se levantó de su silla y caminó a nosotros. Se detuvo a tan pocos pasos de su hija, por un momento pensé que la golpearía. Grave error que cometería si se atrevía hacer eso.

—¿Y a qué has venido? Recuerdo haberte dicho que no volvieras si no era para arrepentirte de desobedecer.

—Ella no vino sola, ¿se acuerda de mí? —intervine dando un paso hacia él. De cerca era un hombre aterrador. Tenía arrugas en sus ojos, además que eran de un color negro profundo, no había ni un rastro de luz en ellos, también tenía una larga barba negra como su cabello que no mostraba nada de simpatía —Soy Synanth, el flacucho aquel que quiso ejecutar aquí mismo, pero bueno, ese no es el punto —expliqué —Hemos venido porque pasarán cosas extrañas. Primero tengo unas preguntas para usted ¿no recuerda que hace cinco años se quiso deshacer de una caja en particular? —indagué recordando aquella tragedia de mi vida.

—¿Una caja? —indagó aunque parecía que mentía y lo sabía.

—Así es, recuerdo que unos guardias en particular lo dijeron.

—Nunca se puede confiar en los guardias —admitió —Era una caja desechable, no era la gran cosa.

Sonreí.

—Yo por mi ignorancia y curiosidad, se las quité a esos guardias por dos monedas de plata. Qué recuerdos... —me mofé.

—Synanth, ¿A dónde quieres llegar con esto? —preguntó Varely totalmente confundida, no había captado lo planeaba hacer.

—Esto es ridículo, no sé qué quieres hacer con todo esto —dijo el rey ya cansado.

—Sólo son unas simples preguntas, ¿qué tiene de malo? —dije relajado —Bueno, volviendo al punto, necesitamos su ayuda para algo —solté.

—¿Mi ayuda? —repitió y soltó una carcajada —No me necesitan, lo que pasará aquí no es real, ¡por favor! —se mofó —¡Aquí no habrá ningún ataque, de dragones, monstruos o lo que sea, nada vendrá a aquí! —exclamó y se dio la vuelta para volver a su silla.

Acertado.

Fue demasiado fácil.

—¿Y quién dijo algo de ataques de dragones u otras cosas? —inquirí sabiendo lo que hacía.

Eso lo detuvo y se giró con su vista hacia mi.

—Sólo lo supuse, como en este mundo hay todas clases de criaturas —alegó.

—¿En serio? Ya no lo ocultes. Quisiste deshacerte de la caja porque sabías que se encontraba el espíritu sellado de quién quiso salvar al mundo de la desgracia de hace mil años, ¡tú, eres quién lo sello! —acusé.   —¡Ya no lo ocultes! Se te cayó todo el teatro desde que empecé a hacerte las preguntas —exclamé determinado.

Él solo sonrió, pero su sonrisa me asustó.

—Eres perspectivo, Synanth.

No me dio tiempo de moverme cuando el desgraciado alzó su mano para lanzarme una especie de rayo negro que me mandó bien lejos de ellos. Salí disparado por la entrada y con ello la destruí totalmente, aterricé en el suelo porque logré reaccionar antes de caerme de bruces contra él. Estaba totalmente alerta, todo se había desatado.

Ví cómo el rey lanzó los mismo rayos contra Varely y Naomi, pero ellas fueron rápidas y se alejaron lo más posible de él. Aterrizaron a mi lado y esperamos a que diera su siguiente movimiento. Pero lo que vimos nos dio a entender que no iba sólo por nosotros.

Feger estaba sobre una especie de nube negra que flotaba sobre el castillo, al parecer no planeaba destruirlo. Pero sí la ciudad. El cielo se tornó totalmente negro y rojizo, los truenos y rayos se hicieron presentes en cuestión de segundos.

—¡Ustedes los insignificantes &Eternos& ni nadie se opondrán en mi camino! —gritó —¡Salgan y emerjan! ¡YA NO ES MOMENTO DE OCULTARSE! —ordenó.

Los truenos se hicieron más fuertes, la tierra comenzó a temblar, de ella se abrieron grietas de los suelos dando aparición a criaturas horribles y deformes: todas cubiertas de sangre y extremidades de cuerpos. Era una pesadilla ver esas cosas, pero eso no era lo peor.

Del cielo cubierto de rojo descendieron dragones que lanzaban sus llamas en todas direcciones, pronto hizo aparición una lluvia roja, me equivoco, no era sólo roja, era sangre.

—¡PADRE, BASTA! —escuché el grito de Varely.

—¿Crees que por ser mi hija me detendrás? ¡He planeado esto por más de mil años, no me harás cambiar de opinión! —advirtió.

Lanzó nuevamente un rayo hacia nosotros, pero antes de que yo pudiera reaccionar, Varely nos cubrió con esas alas de murciélago que ya no se parecían a lo que nos mostró. Tenían un destello blanco en las puntas como si fueran pequeños rayos: tan hermosos. Pero no era momento de admirarlos, de inmediato alcé el vuelo hacia él. Esperé que lanzara otro rayo, pero se quedó totalmente quieto.

—¡Para eso estamos aquí, para detenerte! —alegué. Tomé la espada que tenía sujeta a mi cintura y me lancé contra él con todas mis fuerzas, pero al estar lo suficientemente cerca él tomó con sus propias manos mi arma y me detuvo.

—¡Eso no me hará nada! —me empujó con ella, pero yo no me alejé tanto.

—¡Naomi, Varely, protejan al reino de los dragones y monstruos! —les ordené y me obedecieron.

Varely usó sus alas y voló hacia los dragones, uno por uno se subió a su espalda, no sé cómo lo hizo tan rápido, pero movió sus manos y varias ramas de los árboles llegaron al cuello de los dragones y les cortó las cabezas. Naomi por otro lado, se quedó en suelo y empezó a hacer unos discos de energía gigantes y los lanzó uno a uno, cortó algunas partes de los cuerpos de los dragones y luego luchó contra los monstruos. Los destruyó con varios ataques que hizo llenos de electricidades mortales.

Dejé de verlas porque me fijé que Feger me iba a golpear con uno de esos rayos, así que tuve que apartarme. Di un giro veloz y lo pateé pero no lo logré derrumbar, en cambio, Feger me dio un golpe en el rostro, me estremecí por eso, a pesar de ser un vejete, daba unos buenos golpes. Logré recuperarme e hice que mis rayos bajaran del cielo (fue una buena idea que a ese idiota se le ocurriera hacer que el cielo estuviera lleno de ellos) los lancé hacia él, algunos le hicieron daño, pero cuando me descuide este me pateó y aterricé de pie en el suelo.

—¿Qué te dije? ¡Aunque haya mil de ti nunca lograrás vencerme! —bajó de su estúpida nube y se detuvo a unos cuantos pasos de mi. —¡Mira el cielo! ¡Está nublado, es un clima perfecto, no dejaré que nadie viva. La humanidad aprenderá a seguirme, serán mis esclavos por toda la eternidad! —bramó.

Lancé un rayo hacia su rostro, pero el imbécil logró esquivarlo.

—No me hagas reír, ¡No lograrás nada con eso! ¡Nadie dominará la humanidad! ¡Son seres despreciables y arrogantes, eso se sabe! —justifiqué —Pero te digo una cosa, ¡jamás se dejan dominar y nunca se rinden!

Corrí hacia él, usé nuevamente mi espada para atacarlo, esa vez mi cuerpo se rodeó de energía que formó un escudo. Cuando llegué a Feger todo confiado este me agarró por el cuello y clavó una especie de cuchillo gigante en mi costado y hombros, derramé demasiada sangre en un instante. Me tomó desprevenido, no me di cuenta de nada hasta que estuve en sus manos.

—¡Aunque hagas eso, no moriré! —me reí entre dientes.

—¿Te digo un secreto? ¡No eres inmortal, ninguno de ustedes lo son! pueden que se regeneren rápido y vivan miles de años. Pero la muerte es su karma, ¡todo lo que te dijo ese vejete es toda una mentira! —reveló.

Apretó más su agarré, casi me estaba quedando sin aire, aunque realmente no entendía mi cuerpo, no sabía lo que era.

Pensé que no iba a sobrevivir.

Por otro lados, Varely y Naomi seguían destruyendo a los monstruos, pero cada vez salían más de las grietas del suelo, lo que las abrumó más aún.

—¡Son demasiados! —exclamó Varely. Su cuerpo estaba manchado de sangre.

—Nos encargaremos —dijo aquella voz que ella conocía perfectamente. Se giró hacia él y sintió un alivio al verlo —Destruye los dragones —ordenó Rufel junto con una sonrisa, no estaba solo, varios soldados estaban con él, entrenados y listos para luchar.

—¡Te lo encargo! —le sonrió ella.

Desplegó sus alas y fue en dirección a los dragones que todavía quedaban, algunos lanzaba sus llamas hacia ella, pero las lograba esquivar. Naomi se dio cuenta que estaba en problemas, así que no lo pensó dos veces para dejar de hacer lo que hacía e ir hacia mi para ayudarme. Mientras ella corría hacia mí, logré escuchar lo que pensaba, sólo podía escuchar su voz en mi mente.

«—Synanth, recuerda…que lo débil de nosostros es el cuello y el corazón, tal vez él sea igual. ¡Te salvaré!»

—Lárgate… —mascullé, pero no podía hablar casi, tomé la mano de Feger para evitar que me asfixiara, aunque me estaba costando mucho, teníamos la misma fuerza.

—¡Termina de morirte! —me penetró con otro cuchillo en mi costado herido y sangriento.

Si no hago algo puede que de verdad muera, pensé. Si me quedaba quieto me iba a romper el cuello. Pero servía de distracción ya que Naomi venía hacia nosotros, venía detrás de Feger, si me quedaba quieto podía haber servido de distracción.

—¿De verdad que solo entrenando podrías con un tipo como yo? ¡Qué ingenuo! ¡Hay cosas que simplemente no se pueden destruir! ¡YO SOY UN CREADOR! ¡UN MÁS FUERTE QUE USTEDES!

Sonreí en cuanto Naomi saltó hacia él, sus garras estaban por ir a su cuello, era la primera vez que veía esos ojos rojos en ella, y también la última vez.

Todo sucedió muy rápido. Feger me soltó y se giró hacia ella a una velocidad abrumadora, la tomó del cuello como lo hizo conmigo, no parpadeó ni un segundo cuando pasó el cuchillo por su garganta y la sangre salió como si fuera una cascada.

—¡NAOMI! —grité en un desesperó, no pude hacer ningún movimiento debido a la herida que tenía a mi costado. Algo me había inyectado, no supe si fue veneno o simplemente estaba débil, pero debido a ello lo perdí todo, perdí a lo más valioso que tuve en mi vida.

—Ya no queda tiempo —dijo Feger en cuanto vio que la luz del sol comenzaba a sobrepasar sus nubes inyectadas de sangre y oscuridad —¡Puede que vivan un día más, pero al llegar la noche este mundo terminará siendo mío! —se rió por última vez antes de soltar a Naomi quien todavía seguía viva.

Desapareció en un parpadeó junto con todos sus monstruos. En minutos todo volvió a ser como antes, las nubes desaparecieron dando lugar al brillante sol y al cielo turquesa. Aunque el lugar estaba hecho un desastre. Como pude me levanté del suelo y me acerqué a Naomi, con rapidez a puse en mi regazo, creí que se salvaría, que se recuperaría, pero la herida en su cuello era demasiado profunda. Ella se estremecía en mis brazos y no paraba de llorar.

—Amor, por favor cálmate… no llores, no llores —supliqué y la voz se me quebró. En ese instante Varely y Rufel llegaron a nosotros.

—¡Naomi! —gritó ella y se derrumbó a mi lado.

—¡Ka-...Ka-...Kano-...! —tartamudeaba y no dejaba de estremecerse —¡M-Me
D-D-Due-Duele!

—¡No hables! ¡Te hará más daños! —le exigí.

—¡Por favor, Naomi, te puedo salvar, déjame curarte! —dijo Varely pero Naomi le detuvo sus manos antes de que siquiera la tocara.

—¡Cu-cui-cuida a-a K-Kano! ¡P-Por Fa-Favor! —me pidió a mi con aquellas lágrimas en sus ojos.

Cuando el sol la iluminó con su luz, su cuerpo empezó a retorcerse, poco a poco se volvió cenizas en mis brazos, no quedó ni un mechón de cabello en mis manos, lo único que quedó fue la ropa que llevaba puesta.

Allí me di cuenta de la forma que podíamos morir.

Volviendo a ser polvo.

Como fuimos creados.

Lo último que escuché de ella fue un grito desgarrador y perturbador. Ese grito nunca en mi vida se me olvidó, aún lo tengo presente en mi memoria.

—Na-Na... —no podía pronunciar su nombre. Estaba paralizado.

A los breves segundos comencé a gritar eufórico y loco. Golpeé el suelo una y otra vez hasta que mis nudillos comenzaron a sangrar. Descubrí algo impactante.

Nosotros no éramos inmortales.

Éramos humanos diferentes, pero igual de débiles.

—¿¡POR QUÉ!? ¿¡POR QUÉ!? ¿¡POR QUÉ!? ¿¡POR QUÉ!? ¡NO! —grité sin parar de golpear el suelo.

—Cálmate, por favor —me pidió Varely entre lágrimas —No es momento para lamentarse, debemos movernos —sollozó.

Aquello me hizo enfurecer.

—¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! ¡CÁLLATE! —le grité. Debido a la corta distancia que teníamos, la tomé del cuello de su camisa y la acerqué a mi con los ojos impregnados de lágrimas —¡Tú no entiendes mi dolor! ¡No tienes derecho a decirme eso!

—¡Sí lo puedo entender! ¿¡Crees que no me afecta el hecho de que mi padre es el demonio aquí!? ¡¿Crees que no me duele nuestra perdida!?

La aparté de mi y me levanté del suelo, caminaba de un lado a otro sin saber qué hacer. El dolor me estaba matando, no lo podía soportar más, no llegaría a nada. La cobardía y desesperación se apoderó de mi.

—No puedo más con esto… ¡SAL DE AQUÍ! —golpeé mi pecho con bastante fuerza que casi me quedo sin voz.

El espíritu salió de mi tal y como se lo había ordenado. Rufel ser sorprendió al ver aquella cosa, pero no dijo nada.

—¿Qué es lo quieres? —me preguntó.

—No puedo más con esto, no quiero seguir —solté.

—¿De qué hablas? ¡Synanth! ¿Te vas a resignar? ¿Después de todo lo que hiciste, nos reuniste, nos ayudaste en muchas ocasiones? ¿Te vas a rendir fácilmente? —me reprendió Varely aunque no la tomé en cuenta.

—No quiero estar en esta batalla... encuentra a otro que esté dispuesto a hacer tu tarea —dije y estaba cabizbajo, no quería mirar al causante mis desgracias a los ojos.

—No puedo hacer eso, recuerda que no me es posible reemplazarlos.

—Uno de nosotros ha muerto, completa a los cinco —ofrecí.

—¿Cómo conseguiré el otro?

—Te tengo un candidato perfecto —me di la vuelta y miré directamente a Rufel quien me miró extrañado y confundido.

—¿¡Yo!? ¿¡Crees que pueda con esto!?

—Tú estás más calificado que yo —dije serio.

—¿Estás seguro con tu decisión? —inquirió desconcertado.

Asentí.

—No queda de otra.

El espíritu asintió y en breve convirtió a Rufel en uno de nosotros. No sé cómo lo hizo, pero cuando me di cuenta ya Rufel estaba en el suelo derramando sangre. Una vez que expulsó la última gota se levantó del suelo y nos miró totalmente desconcertado.

—¿Esto es lo que se siente?

—Ahora eres un &Eterno& espero que estés listo para esto —dijo el espíritu antes de introducirse de nuevo en mi cuerpo.

—No entiendo esto pero ¿vendrás con nosotros? —me preguntó Varely.

—Váyanse —les ordené —Dile a los demás que es lo que paso aquí... yo ya te lo dije, no participaré en esto.

—¿¡Qué dices!? ¡Te necesitamos! ¡tú ere el líder, no podremos sin ti!

—Sí, sí podrán —espeté y me alejé a toda velocidad de ellos.

—¡Synanth! —escuché su último grito antes de alejarme lo suficiente.

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