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C I N C O
» Los delirios son pensamientos falsos que no tienen base en la realidad y son experimentados por la mayoría de los afectados. Por ejemplo, al pensar que ciertos gestos o comentarios están dirigidos hacia ellos, que otra persona está enamorada de ellos, o que está por ocurrir una gran catástrofe.
...
Pero que...
Tuve respeto por tu relación falsa ¿y así me lo agradeces?
"¿Y qué hay de mí?"
"Piensa muy bien antes de matar a alguien"
"Renuncio"
Beth observó con curiosidad al castaño frente a ella. No le importó que le pidiera un favor a pesar de que ella ya le había hecho un favor a Ethan, después de todo eran como diferentes personas, así que asintió muy emocionada.
Solo que deberle un favor a Matt era algo muy peligroso y Beth lo comprobaría muy pronto.
—¡Está bien! —aceptó como si la situación fuera de lo más normal—. Yo soy Beth. Lamento haber sacado a Casey de su secuestro y eso. Sé que lo hiciste por amor.
A Matt le pareció extraño que está mocosa no le cayera tan mal.
—Pero que niña tan encantadora. ¿Por qué no quieres que se junte con Adam, Ethan?
¡¿Por qué dices?!
Decidió ignorar la molesta voz de Ethan y se adentró más en las instalaciones del Internado siendo seguido por la pequeña rubia. Se detuvo al final del pasillo al pie de unas escaleras, pocos estudiantes paseaban por allí sin prestar atención realmente y ninguna supervisora o enfermero parecía estar cerca.
—Bien, ¿quieres que Jayden se enamoré de ti?
Beth asintió.
—¡Sí! y no creo que el secuestro esté dentro de mis posibilidades.
—Pero si tienes mucho a tu favor —señaló el castaño.
Beth no lo dejó continuar. Dudó por un segundo, pero supo que seguir haciéndose la estúpida no tenía caso si quería conseguir toda la información posible, así que le hizo una seña para que se acercara. Matt lo hizo con el ceño ligeramente fruncido y la rubia susurró lo siguiente con una voz inocente, pero perturbadora:
—Una vez escuché que me parezco a Mia.
Matt se alejó de ella disimulando su asombro porque eso era exactamente lo que iba a decirle y asintió con lentitud.
Mientras tanto, Ethan y Adam:
Ella sabe cosas.
Es una chismosa acosadora igual que tú.
"Es bonita, pero como que me dio un poco de miedo"
¡Te lo dije!
—Pero no es posible —continuó la pequeña con una mueca de confusión—. Ethan dijo que Jayden está enamorado de ella y a mí me quiere, pero bien lejos.
Matt se apoyó en la pared detrás de él.
—Tal vez finge que te odia para reprimir sus sentimientos reales por ti porque te pareces a su novia muerta.
Muerta.
Algo pareció hacer click en la cabeza de Beth.
—Sabía que no podía ser solo una alucinación.
Matt asintió.
—Ahora lo es, pero existió realmente. Después de que murió, Jayden estuvo tan deprimido que incluso dejó de asesinar personas y retomó su medicación —dudo un poco, pero agregó lo siguiente:— Justo como sucede ahora.
Beth no pareció prestarle atención a lo último. Su ceño se encontraba ligeramente fruncido y se mordía la cara interna de la mejilla mientras pensaba. Tal vez cosas aterradoras, nunca se sabía.
—¿Y qué tanto nos parecemos?
—No te emociones, solo un poco, pero actuaba como tú. Seguía a Jayden siempre sin importar cuanto la rechazara —Matt intentó recordar algo más de la relación de su primo con la pelirroja pero la verdad es que no sabía mucho.— Al final él se enamoró de ella y fueron felices.
Beth abrió la boca indignada.
—¿Y por qué a mí no me funciona?
—Porque Mia era...pues normal.
—Yo soy normal.
Matt negó con la cabeza.
—No, no lo eres —dijo observándola de arriba a abajo—. Tienes un aura como de maldad.
—Claro que no.
—Claro que sí.
Beth hizo un puchero fingiendo tristeza.
—Pero eso no importará si luzco más como ella —afirmó.
—Si acentúas el parecido tal vez puedas ganar algo de atención de Jayden —en el rostro de la rubia empezó a formarse una gran sonrisa. Matt la cortó de inmediato—. No digo que se enamorara de ti.
Todo rastro de felicidad se apagó por completo de ella y estuvo a punto e agregar algo, pero el castaño la interrumpió con un tono amenazante:
—Si no te funciona, no intentes empujarme por las escaleras o algo así porque te lanzaré del último piso y no me importará si Adam llora.
Beth soltó una risilla aterradora.
—Pero que dulce. Ya entiendo porque Casey se enamoró de ti.
Matt no supo si lo dijo enserio o fue sarcasmo. Su tono de voz, sus gestos y lo que decía parecían no estar relacionados.
—¿Verdad que sí? Entonces, a pesar de que ya sabías del parecido, te di información —soltó despidiéndose con la mano—. No te olvides de que me debes un favor y puedo cobrarlo cuando quiera.
Terminó la última frase y se dio vuelta para alejarse de allí.
—¡Un momento! —exclamó la rubia acortando lo poco que se había alejado al instante— ¿Como se supone que va a funcionar si Jayden siempre ve a Mia?
Matt cerró los ojos intentando reunir la poca paciencia que tenía. Era cierto que la pequeña no le caía del todo mal, pero su presencia le incomodaba de alguna manera.
—No, sólo por las noches y cuando no estamos en presencia de los superiores —explicó—. Es muy poco tiempo comparado con el que está contigo. Además, el empezará a tomar sus pastillas en cualquier momento y no podrá verla. Debes aprovechar esta oportunidad.
—¿Cómo sabes que las tomará?
Que insistente.
—Porque...
—Lo he visto botarlas —interrumpió caminando de un lado a otro frente al castaño—. No lo hace aquí, es bastante paranoico, dice que lo vigilan a pesar de que no hay nadie. Por eso las junta y luego las arroja en el bosque.
Interesante.
—Solo las tomará y ya —dijo él restándole importancia al asunto con una mano—. Está triste por algo que hizo y las voces que escucha pueden haberse descontrolado.
Beth asintió. Matt pensó que podría detenerlo de nuevo así que decidió agregar lo siguiente:
—Luego te ayudaré a buscar sus redes, no recuerdo su apellido —dijo con referencia a Mia—. De cualquier forma, no hay mucho que hacer.
Dio una vuelta al rededor de la pequeña observándola desde todos los ángulos.
—Creo que solo puedes teñirte ese cabello —dijo sosteniendo uno de los mechones—, rojo y... pues no sé, no actuar como una desquiciada ayudará bastante.
Beth le arrebató su cabello de mala gana.
—Quien habla de desquiciados, maldito secuestrador asesino —masculló.
Matt frunció el ceño con visible molestia—. ¿Que?
Beth se rio nerviosamente y le golpeó el brazo de forma amigable.
—¡Que eres genial! Me caes mucho mejor que Ethan —dirigió su mirada al techo y mordió la cara interna de su mejilla pensativa—. ¿Y como se supone que debería actuar? Pensé que ya actuaba bastante normal con la voz de niña inocente y todo.
—No la conocí, pero todos decían que era una chica dulce, alegre y muy amable con todo el mundo —admitió Matt y repitió lo que decían siempre sin sentirlo—. Una pena su muerte.
—¿De qué murió? —preguntó Beth con curiosidad.
Matt se acercó un poco más a ella.
—Fue asesinada, pero nunca se supo quién fue el culpable —hizo un pausa antes de continuar—. ¿Quieres saber qué creo?
—¿Qué?
—Qué Jayden la mató.
...
Por la noche, un bullicio despertó a Jayden. Nadie salía de las habitaciones por la noche, nunca, era algo prohibido. Sin embargo, el eco que vino desde fuera, las luces encendidas y las sombras que captaba por la rejilla bajo la puerta despertaron su curiosidad.
Todavía no eran exactamente las 10, hora en las que la supervisora del piso cerraba con llave las puertas. Sin embargo, faltaban pocos minutos.
Jayden se levantó de la cama y caminó hacia afuera con cautela, que no fue necesaria porque al abrir la puerta nadie parecía tomar las mismas precauciones. Varios alumnos como él habían salido de su habitación y se dirigían había el patio principal mientras murmuraban por lo bajo.
Al llegar, Jayden distinguió el largo cabello rubio de Beth, quién estaba apoyada en una de las columnas observando con curiosidad al gran círculo que se había formado en medio del patio rodeando algo y se acercó a ella.
—¿Qué está pasando? —le preguntó.
—No puedo ver nada —se quejó la rubia con un puchero—, pero dicen que una chica llamada Amanda murió.
Jayden quedó paralizado por unos segundos mientras la palabra "muerte" se repetía en su cabeza.
Decidió acercarse. Tuvo que empujar a varias personas, pero logró abrirse paso para observar el cadáver a solo unos metros de él mientras algunas supervisoras intentaban sin éxito alejar a los internos de allí y solicitaban apoyo de los enfermeros.
Era una chica que no conocía o lo que quedaba de ella. Su cuerpo con el hombro dislocado y la pierna torcida estaba tendido en el suelo y era rodeado por un charco de sangre que cada vez se esparcia más y más. Había saltado del último piso o eso es lo que murmuraban a su al rededor.
«La mataron, Jayden»
—Saltó —afirmó el mencionado.
—No, parece que no —murmuró Asher.
Jayden volteó a verlo por unos segundos con confusión. Asher señaló el cadáver incrédulo.
—¿Puedes creerlo? Alguien matará a todos antes que tú —soltó el rubio entre frustrado y molesto—. Esto es increíble.
Jayden ignoró el hecho de que ver a Asher era algo sumamente extraño, pues acaba de tomar sus pastillas el día anterior, y levantó la mirada buscando a alguien de forma inconsciente. No lo encontró.
Entre todos los rostros, algunos contenían las arcadas, otros se alejaban de allí y muchos parecían querer acercarse a contemplar más de cerca, pero no lo hacían. De pronto, algunas miradas se levantaron en su dirección, lo observaban y murmuraban como si él tuviera algo que ver con aquella situación, pero eso no era posible.
Lo cierto era que alguien había asesinado a Amanda y Jayden sabía quién era.