Nuestro lugar en el mundo

By Pally_03

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Ser jóvenes no es nada fácil y los alumnos del instituto de Lima están a punto de descubrirlo. Son jóvenes, s... More

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Epilogo: Lopez-Pierce

Besos sorpresivos

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By Pally_03


Como saben Glee no me pertenece (si asi lo fuera la temporada quinta y sexta hubieran sido muy diferentes)... Dejen sus comentarios

27. Besos sorpresivos

Sentada en el bonito coche de los Fabray, veía pasar el tráfico a través de la ventana. Judy, en el sillón del copiloto, observaba el semblante entristecido de su ahijada a través del retrovisor.

Brittany siempre había sido una niña alegre, soñadora y llena de vida. De fuerte carácter como su padre pero inocente como su madre.

Tanto Russell como Judy la querían como una hija. Habían estado el día de su nacimiento y sus rostros fueron de los primeros que vería Brittany a lo largo de su vida.

La futura señora Pierce había sido además de su prima la mejor amiga de Judy durante su juventud y lo siguió siendo hasta su muerte. Por eso, por todos esos años de risas y lágrimas, Judy no necesitaba más que mirar a la señora Pierce para saber qué le ocurría algo. Y lo mismo pasaba con su hija. En el fondo, Brittany se parecía a sus padres más de lo que creía.

-¿Cielo, estás bien?-preguntó la señora Fabray cuando una lágrima rebelde escapó de los ojos marrones de su sobrina- ¿Britt?

-Si, si, no te preocupes –contestó la aludida ocultando su rostro entre su cabello-

Pero un fuerte sollozo por su parte indicó todo lo contrario. Judy se giró con brusquedad mientras Russell, quien conducía, la observaba desde el retrovisor.

-¿Te encuentras bien Britt?-preguntó el señor Fabray con seriedad- ¿Quieres que pare?

-No, si no es nada- respondió la rubia sin poder evitar volver a sollozar-

-Para el coche Russell-ordenó su mujer con una mirada de advertencia-

El hombre asintió y en cuanto pudo se hizo a un lado permitiendo que los otros coches pudieran circular. La señora Fabray se quitó el cinturón de seguridad, salió del coche y, aprovechando que tanto su hija como Santana se habían ido en moto, entró a la parte trasera donde Brittany se encontraba sentada.

-Britt cielo, sabes que siempre vas a poder contar con nosotros –le recordó la mujer acariciando la espalda de la rubia- Confía en nosotros.

La joven Pierce se giró con lentitud mostrando sus ojos hinchados y enrojecidos además de sus mejillas sonrojadas. Su respiración entrecortada solo conseguía que de vez en cuando se le escapase un sollozo.

-Santana y yo hemos roto- dijo, volviendo a llorar- Esta mañana, en el despacho.

-¡¿Qué?!-exclamó Russell sorprendido- ¿Pero por qué?-añadió, sintiendo una punzada de culpabilidad en el pecho- No habré dicho o hecho algo que...

-No, no, no tiene nada que ver- cortó Brittany negando con la cabeza- Hace tiempo que las cosas no marchan bien entre nosotras.

-Una relación no es solo risas y alegrías, cielo- le recordó Judy con una ligera sonrisa- Seguro que tan solo es una pelea sin importancia.

La rubia volvió a negar con la cabeza mientras que con sus manos se frotaba los ojos enrojecidos.

-Santana no confía totalmente en mi y yo... yo... ¡Le quiero tanto!-exclamó abrazando a su sobrina- ¿Es que no se da cuenta que me duele su falta de confianza?

-El amor es doloroso- murmuró Judy apoyando su mentón en la cabeza de la joven mientras esta lloraba- Si al final tu madre va a tener razón...

-¿Qué? ¿Qué dices de mi madre?-preguntó Brittany alzando la mirada-

-Nada hija, nada-respondió con un semblante pensativo que extraño a la rubia-

/////

Tú no me conoces.

No, Joe se equivocaba. Quizás no lo conocía demasiado pero lo suficiente como para saber que algo le ocultaba. Y era precisamente ese 'algo' lo que le impedía a Mercedes sacarse al chico de su cabeza.

Desde que lo encontró tan vulnerable, sentado sobre una mesa de una de las aulas y con los ojos tan hinchados de tanto llorar, un sentimiento de protección se había apoderado de ella y por mucho que intentase evitarlo, Joe ocupaba su mente la mayor parte del tiempo. Quería ayudarlo pero además necesitaba saber que había querido decir con su extraña despedida ese día en el aula.

No te fíes de todos los que están a tu alrededor

¿Qué había querido decir con eso? Y si era lo que ella pensaba... ¿A quién o quiénes se refería? Un aura de misterio y numerosas preguntas rodeaba a Joe y ella estaba decidida a descubrirlo.

-¿En qué piensas hija?-preguntó su madre sentada frente a ella-

-En nada importante- evadió cortando otro trozo de carne- Esto está delicioso mamá.

-Gracias-contestó la mujer satisfecha- Queda más en la sartén si quieres.

Mercedes asintió y siguió comiendo. Pero una mirada cómplice por parte de su padre la obligó a alzar la mirada. Sin embargo, no fue hasta que su madre se disculpó para atender una llamada cuando su callado padre se decidió a hablar.

-¿Cómo se llama?-preguntó de repente-

-¿Quién?-contestó Mercedes desconcertada-

-El-dijo el hombre con una ligera sonrisa- A mi no me engañas, tú estás pensando en un chico.

-¡Oh no! ¡No! Nada que ver- se apresuró a desmentir la chica- Tan solo pensaba en tonterías.

Su padre gruñó disconforme y ella tan solo pudo bajar la mirada abochornada. Salvo aquella ocasión en la que Rory se había presentado en su casa de improviso anunciándose a sus padres como su novio, Mercedes no solía hablar de sus relaciones amorosas con sus padres. Tenía confianza con sus padres, pero desde luego no la suficiente como para hablar con ellos de esos temas.

-Ahora que hemos tocado el tema... dime hija ¿Tienes novio?-preguntó el señor Jones con naturalidad mientras se echaba un trozo de patata a la boca

-Eh... no, ahora mismo no-contestó la chica en un murmullo apenas audible-

-Pero alguien te gustará ¿no?-insistió el señor Jones-

Mercedes alzó la mirada pensativa. La verdad es que esa si que era una pregunta interesante.

En un principio pensó en contestar que si, en admitir que había un chico que le gustaba pero que no correspondía a sus sentimientos. Sin embargo, no estaba seguro de que esa respuesta hubiese sido la correcta. Hacía tiempo que no pensaba en Artie con la misma frecuencia que antes, exactamente desde que Joe y sus misterios se habían cruzado en su camino. Ni siquiera le dolía que el chico saliera con Sugar. Por primera vez la veía solo y únicamente como un amigo. ¿Es que acaso lo había olvidado sin darse cuenta?

/////

No solía tomar un baño, ella prefería la ducha, pero ese día lo necesitaba. Puso el tapón y abrió el grifo del agua caliente. Mientras la bañera se llenaba Brittany se fue desvistiendo lentamente.

Se sentía pesada, sobre todo teniendo en cuenta la opresión que sentía desde esa misma mañana en el pecho, y aunque un baño no acabaría con sus preocupaciones al menos conseguiría relajarla.

Cerró el grifo y echó las sales que Judy le había aconsejado. Eran de un color azul turquesa y su agradable fragancia no tardó en inundar la habitación.

Con cuidado de no resbalar entró en la bañera y se recostó sobre ella sintiendo el calor del agua en todo su cuerpo. Se mojó la cabeza y cerró los ojos mientras su pecho subía y bajaba al ritmo de su respiración.

No tardó en relajarse y, aunque hizo todo lo posible para evitarlo, fue en ese momento de debilidad cuando los ojos negros de la latina volvieron a su mente.

-Santana-murmuró introduciendo de nuevo la cabeza bajo el agua-

¿Habrían hecho bien? Tan solo iban a darse un tiempo pero no hacía ni diez horas que lo habían dejado y ya la echaba de menos. Sus ojos, su mirada, sus labios, su sonrisa... ella estaba segura de sus sentimientos pero sentía que la morena no y eso le dolía. Quizás había hecho mal en ocultarle donde iba realmente durante sus supuestas salidas con Alex Rainey, pero fue esa falta de confianza hacia ella lo que hizo que Brittany se decidiera a no contarle la verdad. Quizás, si lo hubiese hecho...

Volvió a sacar la cabeza del agua y cerró los ojos. ¿Por qué si intentaba sacarla de su cabeza la imagen de Santana se empeñaba en no abandonarla?

-¿Por qué has hecho que me enamore de ti, Lopez?-dijo Brittany enfadada golpeando el agua con las palmas de las manos- ¡¿Por qué?!

-Iban con mala intención-le reprochó la latina haciendo un mohín de disgusto- Por su culpa estuve una semana encerrado en casa y con fiebre.

-Ya les dijimos que era mejor que no se enfrentarán a nosotras –le recordó Brittany con una sonrisa de autosuficiencia- Tenemos muy buena puntería.

Tras ese acertado comentario sus miradas se cruzaron, haciendo que se echaran a reír al recordar la famosa guerra de bolas de nieve que trajo como consecuencias numerosos resfriados.

La pareja caminaba por una de las calles más céntricas de Lima cogidos de la mano y recordando a esos niñas revoltosas que tantos problemas les habían causado a sus padres.

-¿Cuántos años teníamos?-preguntó Santana pensativa- No éramos demasiado pequeñas.

-Nueve años-contestó la rubia bajando la mirada- Fueron las últimas navidades que pase con mis padres.

-¿Les echas de menos verdad?-dijo la latina con un semblante entristecido haciendo que la chica asintiera-

-A veces- admitió Brittany encogiéndose de hombros- Pero a estas alturas me he acostumbrado a vivir con su ausencia, con el dolor –confesó, tras una pausa- Muchas veces me he preguntado cómo sería mi vida si mis padres siguieran vivos. ¿Sería como soy? ¿Viviría en Lima? ¿Te habrías fijado en mí?

La latina apretó ligeramente su mano obligándola a detenerse y quedando una frente a la otra. Brittany la miraba fijamente, expectante, y Santana solo pudo sonreír. Con ambas manos acarició las mejillas de la rubia sonrojadas por el frío antes de rozar sus labios con el dedo pulgar de su mano derecha.

-De eso no te quepa la menor duda-afirmó su novia con convicción- No se si el destino existe o no, pero de lo que sí que estoy convencida es que tu y yo estaremos juntas siempre

Brittany sonrió y, tras un ligero impulso, presionó los labios de la morena con los suyos propios en un beso que derrochaba cariño y pasión a la par. La latina colocó sus manos en la cintura de su novia mientras su lengua jugaba con la de la chica. A su vez está rodeó con sus brazos el cuello de la morena acabando con cualquier mínima distancia posible. Se sentían como en una nube, en una burbuja en la que solo cabían ellas dos y en la que podían estar entre besos y caricias eternamente.

Pero fue la falta de aire lo que las obligó a volver a la realidad para descubrir que se encontraban en medio de una gran muchedumbre que iba de un lado a otro por las calles de Lima.

-Nunca pensé que bajo ese aspecto de 'chica inalcanzable' se escondía un saco de azúcar-bromeó Brittany divertida- Y yo que pensaba que te conocía...

-No te rías de mí-protestó la latina fingiendo estar ofendida- Mucho dices pero bien que te gusta ¿eh?

-Por supuesto- corroboró la rubia ante la sorpresa de la morena- Cualquiera de tus facetas me gusta-añadió antes de besarle- Tienes algo que me hipnotiza... Me gustas de los pies a la cabeza Santana Lopez.

A lo mejor sí que estaban destinados a estar juntas, a lo mejor eso no era más que una prueba del destino para comprobar que de verdad se merecían la una a la otra...Pero hasta el momento no podía hacer otra cosa que conformarse con los recuerdos.

El tema de sus padres era algo que solía deprimir a Brittany, casi tanto como las visitas cada vez menos frecuentes al cementerio. Por eso y porque no estaba acostumbrado a no ver una radiante sonrisa en el rostro de su novia, la latina decidió invitarla a una cafetería-pastelería de camino a casa.

-¿Algo más?-preguntó el camarero mirando a Santana con cierta picardía que molestó a la rubia-

-No, gracias- contestó Brittany con una sonrisa forzada, acariciando la mano de la latina que estaba sobre la mesa- Con esto ya estamos satisfechas.

En seguida el camarero entendió la indirecta y, con un semblante un tanto más huraño que dirigió a la joven Pierce, se alejó de la mesa.

-Como diría Tina... que lagarto-comentó Brittany dejando de acariciar la mano de su novia- ¡Qué poca vergüenza! ¿En frente de mis narices?-añadió, molesta- Ni siquiera ha tenido la paciencia de esperar a que me fuera al baño.

Pero a la rubia no le quedó más remedio que dejar incompleto su discurso al ser interrumpida por las carcajadas de Santana.

-¡¿Y tú de qué te ríes?!-preguntó Brittany en un tono amenazante que intimidaba a cualquiera menos a su novia- ¡¿Eh?!

-De lo celosa que eres-contestó la latina divertida- Y de las caras tan divertidas que pones cuando te enfadas. Haces una cosa así y después así...

Santana comenzó a hacer una dudosa imitación de las expresiones que solía hacer Brittany cuando se enfadaba y que estaba consiguiendo que los instintos asesinos de la chica salieran a la luz con mayor expresividad de la que deberían.

-¿Me estás diciendo que además de celosa, tengo una cara divertida?-resumió la rubia, incrédula- ¿Qué clase de piropo es ese si se puede saber?

-No, si no era un piropo- corrigió la morena encogiéndose de hombros-

-Ya me parecía...-murmuró la rubia arrastrando las palabras a la par que fulminaba a su novia con la mirada- Agradece que tenga tantas ganas de comer tarta porque sino... acabaría con tu única neurona –añadió, con una sonrisa inocente ante la mirada horrorizada de la latina

Pese a que su única neurona según su novia estaba en serio peligro, Santana no pudo hacer otra cosa que sonreír. A fin de cuentas había conseguido animarla por volver a ver una sonrisa en el rostro de su novia todo valía la pena.

Brittany no pudo evitar sonreír con cierta tristeza. Habían pasado tantos buenos momentos juntas... Era inútil preguntar por qué se había enamorado de Santana ya que no encontraría respuesta o habría demasiadas como para enumerarlas todas. Tan solo sabía que le quería, que le quería demasiado y que esperaba que ese tiempo que estuvieran separadas les ayudara a reflexionar. Tan solo esperaba que el infierno separadas no fuera mayor que el que habían pasado en el último mes, cuando todavía estaban juntas.

////

Llevaba tumbada sobre la cama más de una hora. Le había dicho a Quinn que iba a empezar a arreglarse, pero la verdad es que necesitaba estar sola. Se sentía abatida, sin fuerzas ni las ganas suficientes para ir a ese pub con sus amigas y, por supuesto, con ella.

¿Cómo podían cambiar tanto las cosas en unas horas? Por la mañana tenía una novia preciosa, simpática e inteligente a la que quería con locura y por la que haría cualquier cosa. Y por la tarde estaba sola, tumbada sobre su cama y con un fuerte dolor en el pecho que le producía el estar separada de Brittany. Lo único que no había cambiado, es que la joven Pierce seguía siendo tan preciosa, simpática e inteligente como esa mañana y ella la seguía queriendo con locura por lo que haría cualquier cosa por ella.

Ahora que lo analizaba fríamente, la verdad es que se había comportado como una estúpida. Una estúpida celosa, para más detalles. Quizás, si iba ahora y se disculpaba...

-No, ella quiere tiempo y yo no soy nadie para negárselo- murmuró- Pero y si...

Sus celos volvieron a jugarle una mala pasada, pero si conocía a Rainey como creía que le conocía, sabía que Alex no dudaría ni un segundo en aprovechar esa ocasión para acercarse a Brittany.

-Pero ya no puedo hacer nada- se recordó, abatida- Todo queda en tus manos, Britt.

Cerró los ojos y suspiró con resignación. Pero le bastaron unos segundos de reflexión para que en su rostro apareciera una ligera sonrisa.

-Estás perdido Rainey –dijo, ampliando más la sonrisa-

Lo más sigilosa posible salió de su habitación y entró a la de Santana con cuidado. Se acercó a la cama y zarandeó a la chica sin excesivos miramientos.

-Santana-llamó-

La latina gruñó y sin ni siquiera abrir los ojos cambió de posición y siguió durmiendo.

-Santana-repitió, ya comenzando a desesperarse-

Brittany, al borde de un colapso nervioso, cogió el vaso de agua que había sobre la mesita y vació el contenido sobre Santana.

La latina se despertó sorprendida antes de mirar a su novia y el vaso que está agarraba de forma acusadora.

-Al parecer es la única forma de que despiertes –comentó la rubia, dejando el vaso donde lo había encontrado- Tengo que hablar contigo.

La morena bostezo antes de mirar el despertador que había sobre la mesita de noche.

'Las tres y veintitrés'

-Si, está claro que solo podía tratarse de la loca de mi novia- murmuró, haciéndole un lado en la cama- Entra.

Brittany miró hacia la puerta antes de acurrucarse al lado de la latina deseosa de que el señor Fabray tuviera el sueño tan pesado como su novia.

-¿Se puede saber que te trae a estas horas de la madrugada a mi habitación, renacuaja? –preguntó con voz pausada, antes de sonreír con picardía- Al menos que...

-¡Por supuesto que no!-cortó la rubia, agradeciendo que la habitación estuviera en penumbras- Con eso de que no podemos estar a menos de cinco metros la una de la otro... he tenido que esperar a que Russell se durmiera para aclarar un asunto pendiente.

-¿Qué asunto está pendiente? –inquirió Santana con el entrecejo fruncido-

La joven Pierce se rió ante el desconcierto de su novia y esta solo pudo acentuar más su expresión.

-Te recuerdo que todavía me queda una oportunidad-dijo la chica apoyándose en el pecho de su novia y mirándole divertida- Y no pienso desaprovecharla.

-¿Entonces ya sabes cual es mi fruta favorita? –cuestionó la latina comprendiendo las intenciones de su novia, quien asintió con la cabeza- ¿Estás segura?

-Completamente- contestó Brittany con una sonrisa- Pero si quieres que hable... tendrás que asegurarme una recompensa.

-¿Una recompensa?-repitió la latina con picardía- ¿Qué clase de recompensa?

-Ah...- evadió la rubia haciendo un gracioso gesto con las manos- échale imaginación.

Santana rió mientras Brittany se dejaba caer sobre el colchón boca arriba, tal y como estaba su novia que la miraba expectante.

-La cereza-dijo la joven Turner al final- ¿He acertado?

La latina no contestó, tan solo se limitó a sonreír antes de coger un mechón del largo cabello de su novia para oler la dulce fragancia que desprendía. Cereza.

-Me temo que no-contestó Santana con fingida lástima- Me gusta la cereza, pero no es mi fruta favorita.

-¿Entonces?-inquirió Brittany incorporándose levemente pero sin apartar la mirada de los ojos negros de la chica-

-Tú-contestó la latina con una mirada tierna sin el menor rastro de su habitual picardía- ¿Tanto te sorprende?

-Te mentiría si te dijera que no-admitió la rubia sorprendida- ¿Se puede saber que han hecho con la novia anti-romántica que tenía esta mañana? Casi no te reconozco.

Pero a la latina no le dio tiempo a contestar. Unas pisadas en el pasillo les indicaron que no eran las únicas despiertas en esa casa y, para no desprestigiar a su mala suerte, perfectamente podría tratarse de Russell Fabray.

-Mi tío-murmuró Brittany horrorizada-Va a matarnos o peor, ¡Nos dará otra charla sobre la reproducción de las abejas!-añadió, zarandeando a su novia del cuello del pijama- Vamos a ser las desgraciadas amantes del siglo XX

-¿No crees que exageras?-cuestionó la latina con el entrecejo fruncido-

-En absoluto-aseguró la rubia ofendida- Voy a esconderme en el armario. Aun tengo que ver como a Kitty se le corre el maquillaje antes de morir.

Así que, mientras Santana se hacía la dormida y la almohada de Brittany cubierta con el edredón fingía ser ella, la joven Pierce entró en el armario hasta que el silencio volvió a reinar en la casa.

Al entrar había cerrado las puertas del armario por lo que todo estaba muy oscuro. Sin embargo, tras unos minutos una de las puertas fue abierta mostrando una sombra que no tardó en reconocer.

-¿Ya se ha acostado?-preguntó la joven Pierce en un hilo de voz-

Pero la aludida tan solo se limitó a sonreír antes de entrar también en el armario y cerrar de nuevo la puerta tras de sí.

-¿Qué haces?-dijo Brittany, encogiéndose más-

-Anda calla- le pidió la latina acercándose más a ella- Hablas demasiado.

Y sin ni siquiera esperarlo, la rubia recibió un torpe beso por parte de su novia. Torpe al principio, ya que jugaban con la oscuridad del armario en su contra, pero no tardó en volverse muy apasionado y bastante ardiente, según notó Brittany.

'Esto del romanticismo se ve que viene en dosis pequeñas' pensó para sí, divertida 'Pero he de confesar que esta faceta apasionada me vuelve loca'

-Al final poner mi vida y mi salud mental en juego va a valer la pena-comentó Brittany cuando se separaron para respirar- Creo que vendré a hacerte visitas de este tipo más a menudo.

-Eres temeraria- bromeó Santana-

-No sabes hasta qué punto-corroboró acariciando la nuca de su novia antes de besarla de nuevo-

Sin borrar la sonrisa que había aparecido en su rostro, se levantó y se dirigió al armario. Al abrirlo una ligera fragancia a cereza llegó hasta su olfato, la misma fragancia que desprendía su novia, porque para ella Britt seguía siendo su novia, gracias a su habitual champú. Fragancia que demostraba los numerosos encuentros en el armario que habían tenido lugar desde esa noche, evidentemente a espaldas de Russell.

Tras coger la ropa que pensaba ponerse y la ropa interior limpia, salió de la habitación y se dirigió al baño justo en el instante en el que Brittany abrió la puerta, quedando cara a cara con la rubia.

-Hola-saludó la joven Pierce en un hilo de voz-

-Hola-dijo Santana sin romper el contacto visual que se había formado entre ellas- No sabía que estabas...

-Si, bueno yo... acabo de... -intentó explicar a la chica haciendo unos gestos un tanto extraños con las manos- Ya está libre.

-Eh... bueno, gracias-dijo la latina con un tono rudo que no pretendía tener- Solo quiero vestirme.

Brittany asintió e intentó salir del cuarto de baño a la vez que la latina iba a entrar por lo que no pudieron evitar chocar tantas veces como las que quisieron cruzar el marco de apenas un metro de ancho a la vez.

-Lo siento- se disculpó la rubia avergonzada- Pasa tú.

-No, no, no importa- aseguró Santana con una ligera sonrisa- Sal tú.

La rubia alzó la mirada cruzándose con los ojos negros de la latina quien la hipnotizo durante unos segundos. Olvidando lo ocurrido durante todo ese mes y el hecho de que ya no estaban juntas, sus rostros comenzaron a acercarse tan lentamente que podían sentir la respiración de la otra chocar en sus rostros.

-Santana-dejó escapar Brittany sacando a las dos del 'trance'-

Las dos jóvenes se separaron con una mirada entristecida. La latina se hizo a un lado y la chica salió del cuarto de baño.

-Gracias-murmuró, alejándose por el pasillo-

Su ahora ex novia la siguió con la mirada por lo que sus ojos volvieron a encontrarse cuando la joven Pierce se giró durante unos segundos antes de entrar a su habitación, dejando a latina solo en el pasillo.

/////

-Si es que no soy más atractivo porque no me lo propongo que si no...-murmuró Billie Fabray mirándose en el espejo de su habitación- ¡Guapo! ¡Bombón!

-Esto es patético- dijo Terry entrando en la habitación de su hermano- ¿Tan baja tienes la moral que halagas a tu reflejo?

-No seas idiota-contestó el joven Fabray sin darle demasiada importancia a los comentarios de su hermana- Me estoy preparando para recibir los halagos de las chicas con mis mejores sonrisas. Por cierto... –añadió, girándose hacia la rubia y fulminándola con la mirada- ... no vuelvas a entrar a mi habitación sin llamar antes a la puerta.

-Si, si, si-asintió la joven haciendo un gracioso gesto con la mano- ¿Dónde está mi collar con una flor azul?

Terry miró a su hermano exasperada antes de comenzar a abrir uno por uno los cajones y armarios buscando su colgante favorito.

-Billie...-insistió Terry con un pequeño gruñido-

-¡Y yo que sé!-exclamó el aludido apartándose por primera vez del espejo desde hacía varios minutos- Ni que yo me los pusiera en mis ratos libres.

-Ni que fuera la primera vez que me quitas mis cosas para regalarselas a tus novias de veinticuatro horas...-protestó Terry- Aunque tampoco me extrañaría que lo hubieses cogido para ti. Con lo rarito que eres...

-¿Qué insinúas?-encaró el joven Fabray con su orgullo de hombre herido- Además, hace tiempo que no hago esas cosas.

-Si, exactamente desde que metiste la pata con Quinn y Rachel-se le escapó a la rubia antes de mirar a su hermano, arrepentida- Lo siento, yo no...

Pero el joven la interrumpió con un gesto de mano. Billie bajó la mirada negando con la cabeza antes de sentarse sobre su cama.

-No, si tienes razón- admitió el chico en un tono maduro impropio en su familia- Quise ayudar a mi prima favorita y en lugar de eso le he complicado más las cosas.

-Si es que solo a ti se te ocurren esos disparatados planes-le reprochó su hermana- ¿Cuándo piensas disculparte con ella?

-Cuando llegue el momento de explicarle todo-contestó Billie encogiéndose de hombros- Tan solo espero que no me haya acabado odiando.

La joven Fabray sonrió ligeramente y le abrazó ante la sorpresa de su hermano, quien no tardó en corresponder también al abrazo acompañado por una triste sonrisa en su rostro.

/////

Tras mirarse bien en el espejo del baño, cerró el brillo de labios y lo metió en el cajón. Su maquillaje era sencillo, pero Rachel sabía que aunque lo hubiese cargado más su rostro no se mostraría más alegre ni tan poco podría disimular mejor el dolor que le causaba el ver a la joven Fabray con otra.

Quinn y Susan... jamás se lo hubiese imaginado. Aún recordaba el día en el que la ojiverde se la había presentado formalmente como su novia. Por raro que pareciera, Rachel no pudo evitar mostrar cierta sorpresa, sorpresa que no tardó en convertirse en dolor. Y es que, aunque la rubia ya la había puesto al tanto de sus intenciones con Susan, en el fondo de su corazón albergaba la esperanza de que la chica se arrepintiera.

-¿Pero por qué tendría que hacerlo?-cuestionó la morena sin apartar la mirada de su propio reflejo- Susan es simpática, divertida y sobre todo... sobre todo muy guapa Cualquier persona querría estar con ella, y ahora que Quinn había aceptado que le gustaban las chicas no veía porque no saldría con una chica como Susan.

Además, había sido ella misma quien había servido a la joven Fabray en bandeja de plata. Cada vez que las veía juntas, los recuerdos de esa noche en la entrada de su casa llegaban a su mente tan nítidos como si los estuviera viviendo de nuevo. Había tenido la oportunidad de impedir esa relación, de ahorrarse muchas noches en vela y de despertar por las mañanas con los ojos hinchados y enrojecidos de tanto llorar. Tan solo tenía que decir una palabra: no. Pero prefirió ir en contra de sus sentimientos y no se arrepentía, no del todo al menos. Si su dolor suponía la seguridad de la chica de la que estaba enamorada, soportaría ese sufrimiento una y mil veces. Porque no había nadie a quien quisiera más que a Quinn Fabray.

Con un leve suspiro de resignación, acarició la manivela de la puerta antes de abrirla y salir del baño. Presentía que sería una noche larga, muy larga.

////

-Si, lo se, lo se, llegamos tarde-dijo Tina con la respiración entrecortada- Lo sentimos.

-Si, y les prometo que no va a volver a pasar-apoyó Mike haciendo que sus amigos fruncieran el entrecejo- ¡¿Qué?! ¡Hablo en serio!

-Si, si, que te creemos-dijo Artie, sin prestarle mayor atención- De todas formas por raro que parezca no son los últimos.

-¿No somos los últimos?-repitió Mike sorprendido- ¿De verdad?

-Si, aún faltan mi prima y Mercedes-intervino Quinn quien abrazaba a su novia ante el agrado de esta y el dolor de cierta morena- Y supongo que a Billie también.

Ante la mención de este último, Rachel alzó la mirada cruzándola con la de la joven Fabray, que la observó durante unos segundos con un semblante serio antes de dirigir una sonrisa hacia su novia cuando esta besó su cuello.

-¿Terry va a venir?-dijo Alex en un murmullo apenas audible-

-Si-contestó Brittany que estaba a su lado- ¿De que la conoces?

Pero el claxon de un coche oscuro que se había detenido frente a ellos, captó la atención de la joven Pierce evitando que el rubio tuviese que contestar. Lo cierto es que prefería que Brittany no fuera conocedora de su estrecha relación con la joven Fabray, no por el momento al menos. Sin embargo, el hecho de que la misma Terry estuviese con ellos esa noche complicaba las cosas.

-Perdonen el retraso chicos- se disculpó la joven Fabray bajando del coche con una amplia sonrisa en su rostro- Nos hemos entretenido un poco más de la cuenta hablando con los padres de Mercedes.

-Si, un poco más de la cuenta- repitió la aludida sarcástica bajando del asiento del copiloto antes de dirigir su atención a Billie- El pub no está muy lejos de aquí así que iremos andando. Aparca donde puedas.

El joven Fabray, quien había saludado a los demás con un gesto de cabeza, cambió de marcha antes de alejarse.

-Podían habernos esperado dentro- dijo Mercedes señalando la pizzería que había tras ellos- Aquí hace frío.

-La verdad es que un poco de frío si que hace- coincidió Kurt con una ligera sonrisa- ¿Entramos ya?

-Tendríamos que esperar a Billie ¿no?-intervino Rachel, rodeando su cuello con la bufanda-

-No te preocupes-dijo Quinn intentando disimular su molestia- No creo que le importe demasiado.

La joven Berry hizo el ademán de hablar, pero finalmente decidió bajar la mirada, cohibida.

-¿Tienes frío?-preguntó Alex a la joven Pierce cuando esta se abrazó así misma intentando darse calor- ¿Quieres mi chaqueta?

-Vaya, tan caballeroso como siempre-comentó Terry acercándose a ellos- Que sorpresa encontrarte aquí, Alex. Hacía tiempo que no nos veíamos.

-Terry-dijo el chico como saludo- ¿Cómo estás?

-Muy bien-contestó la joven Fabray con una sonrisa- Y tú también por lo que veo.

Alex asintió y tragó saliva, apurado. La rubia rió divertida mientras Brittany pasaba la mirada del uno al otro sin entender.

-No quiero ser entrometida pero... ¿De que se conocen?- dijo, extrañada por la forma tan familiar con la que se trataban-

Ninguno de los dos aludidos contestaron. El joven Rainey tan solo se limitó a mirar a Terry, expectante. Ahora todo dependía de ella y la rubia lo sabía. Si Terry hablaba y le contaba todo a la rubia, las oportunidades de Alex de ser algo más que un amigo para Brittany se desvanecerían en cuestión de segundos. Pero si no lo hacía...

-Verás Britt, Terry y yo...-comenzó el joven, resignado a tener que contarlo todo-

-...somos conocidos de la universidad-cortó la rubia mirando al chico con complicidad- En realidad Alex es amigo de mi hermano y un día de casualidad nos presentó.

////

Habían acordado cenar en una pizzería próxima antes de ir al pub. Su mesa, además de la más larga del local, era la más ruidosa de todos. Se oían risas, comentarios de todo tipo, risas, chistes, risas, bromas y, por supuesto, más risas.

Pero no todos estaban disfrutando tanto de la salida, entre ellos Alex Rainey. Desde que habían entrado al local no podía apartar la mirada de cierta rubia, y contrario a lo que todos pensaban esa rubia no era Brittany sino Terry Fabray.

-¿Te encuentras bien, Alex?-preguntó Brittany, sentada a su lado-

-Si, si, no te preocupes-contestó el aludido con una amplia sonrisa-

La chica sonrió también antes de enfrascarse en otra interesante conversación con su mejor amiga.

Brittany Pierce... ella sí que suponía un problema. Aún no sabía lo que sentía por la joven y que esta no mostrara ningún interés por él no le facilitaba las cosas. Durante ese mes que llevaba en la ciudad, había intentado quedar con la rubia en numerosas ocasiones. Pero ella parecía evitarlo ya que siempre tenía una excusa para no salir con él. Sabía que eso no era ni más ni menos que por Santana. Al igual que hacía dos años la latina volvía a meterse entre ellos. Pero necesitaba saber qué era lo que realmente sentía por Brittany. Después de todo había dejado a Terry para averiguarlo.

Terry... ¿Se habría olvidado ya de él? Inconscientemente había apretado los puños bajo la mesa al ver como Terry lo ignoraba. ¿Por qué reaccionaba así? Se suponía que no sentía nada especial por la joven Fabray, que la única que podía gustarle era Brittany. Pero... ¿Y si se estaba equivocando? Definitivamente estaba hecho un lío y ni siquiera él mismo se entendía.

Otra que no estaba disfrutando en absoluto era Santana. Se sentía agobiada y fuera de lugar al no compartir la alegría de sus amigos. Era como una claustrofóbica entre cuatro paredes. Sentía como si esas cuatro paredes se fuesen encogiendo por segundos.

Con discreción volvió a mirar a Brittany, sentada a su lado. Pero al hacerlo no pudo evitar encontrarse con la mirada desafiante de Alex, o eso creyó Santana descifrar en los ojos verdes del chico.

La rubia, como si hubiese sentido la tensión entre ellos, dejó de hablar con Rachel y miró a Santana y Alex sentados a sus lados. El joven Rainey le sonrió y siguió comiendo, pero Santana no pudo ser tan cortés. Sostuvo la mirada de la joven durante varios segundos hasta que finalmente ella la apartó para centrarla en su plato, eso sí, ahora sin el menor rastro de alegría en su rostro.

Fue entonces cuando la latina recordó su conversación con ella justamente en la puerta de la pizzería no hacía más de una hora.

Flash Back

Habían sido las primeras en llegar al lugar de encuentro. Apoyadas en la pared de la entrada veían los coches pasar, sin hacer el mínimo ademán de romper el incómodo silencio que se había formado entre ellas.

Sabían que eso en circunstancias normales no pasaría ya que, o se estarían besando o estarían discutiendo. Eso ya dependía si se basaban en la etapa de apenas dos meses en la que habían sido pareja o los numerosos años en los que habían sido el dolor de cabeza de la otra. Pero incluso una discusión era mucho mejor que ese silencio.

-Habrá que decirles a los chicos que ya no estamos juntos -dijo Brittany en un murmullo- A Mike y los demás, quiero decir.

-Por mi no hay problema-aseguró Santana encogiéndose de hombros- Hazlo cuando quieras.

-Pensaba que podíamos hacerlo juntas... en el momento oportuno-admitió la joven Pierce mirándola- ¿No crees?

-Para mí cualquier momento es oportuno-

La rubia hizo el ademán de hablar pero en el último momento se contuvo. Tras un breve suspiro, volvió a mirar al frente, y no volvieron a hablar hasta que los primos Motta, Kurt y Artie llegaron.

Fin Flash Back

Sabía que su falta de interés y, posiblemente, de sensibilidad le había dolido. Pero es que no podía sacarse de la cabeza el rostro de satisfacción que pondría Rainey cuando lo supiera.

-Por cierto, ahora que recuerdo, ¿No es mañana cuando cumplen dos meses? –Preguntó Terry llamando la atención de Santana y Brittany-

Todos sus amigos les miraron expectantes y la latina tan solo pudo asentir lentamente.

Sin embargo, Brittany tenía razón. Debían contárselo a los demás para no crear futuras situaciones violentas. Así que, resignada a dejarle el camino libre a Alex Rainey se levantó con el mismo semblante serio que había mostrado durante todo el día.

-Si, en teoría sí- contestó la latina-

-¿Qué quieres decir con 'en teoría'? –se atrevió a preguntar Alex extrañado-

-Digo en teoría, Rainey, porque Brittany y yo hemos roto –contestó, fulminando al aludido con la mirada- Así que no te molestes en felicitarnos mañana.

En la mesa que hasta el momento había sido la más ruidosa del local se formó un sepulcral e incómodo silencio. La mayoría de sus amigos habían centrado toda su atención en su plato mientras que la otra mitad miraban su bebida como si fuera lo más interesante del mundo. La situación no era nada agradable para ninguno, pero sobre todo para tres personas: Alex, Brittany y la misma Santana. Había una gran tensión entre ellos y todos en la mesa podían sentirlo.

-Ese comentario ha estado totalmente fuera de lugar, Santana-dijo la rubia, rompiendo el silencio-

Dejando caer la servilleta en la mesa con un golpe seco, se levantó, cogió sus cosas y, tras mirar durante unos segundos a la latina, abandonó el establecimiento.

Rachel dejó los cubiertos sobre el plato dispuesta a seguir a su amiga pero, para sorpresa de todos, Alex la detuvo.

-Déjame a mí, por favor-pidió, antes de coger la chaqueta y seguir a la rubia-

/////

Tras ponerse su abrigo largo y negro con su gorro de esquimal, como ella solía llamarlo, salió del establecimiento y cruzó la calle. Frente a la pizzería había un pequeño parquecito con una bonita fuente rodeada por cuatro bancos de piedra.

Abatida y avergonzada caminó hacia uno de los bancos que daba la espalda al establecimiento y se sentó. Había sido una situación tan violenta e incómoda...

-Britt-llamó una voz que la joven no tardó en reconocer-

-Siento lo ocurrido ahí dentro-dijo la rubia en un murmullo- No quería que te sintieras incómodo.

-No te preocupes- aseguró el chico con una ligera sonrisa- Estoy acostumbrado a esa actitud tan prepotente de Lopez.

-Solo estaba un poco alterada...-le excusó Brittany haciendo que en el rostro de su acompañante apareciese una mueca de disconformidad-

El joven Rainey rodeó el banco sentándose al lado de la rubia, quien mantenía su mirada fija en el suelo.

-¿Por qué han roto?-preguntó Alex intentando disimular su interés- No, perdona, no quiero parecer impertinente. No es necesario... quiero decir, no hace falta que me contestes.

-Tranquilo, no creo que seas un impertinente –contestó Brittany con una sincera sonrisa que no tardó en desaparecer- Además, la verdad es que tú tienes mucho que ver.

-¿Eh?-cuestionó, sorprendido- ¿Yo? ¿Por qué?

La joven Pierce suspiró antes de levantarse y caminar unos pasos lejos de él, aunque no demasiado. El chico la observó desconcertado hasta que finalmente la rubia se decidió a hablar con una voz clara, pero no por ello menos dolida.

-No se si alguna vez te lo he dicho, pero tu has significado mucho para mi ¿sabes?-comenzó- Creo que has sido el único chico que me ha importado. Como chico, chico... ¿Me explicó?-aclaró- A mí me gustabas mucho

-¡Pero tú huiste de mí después de nuestro primer beso! –exclamó Alex, molesto consigo mismo-

-Lo sé-admitió Brittany con una triste sonrisa, recordando que después de ese beso ella vivió el mejor verano de su vida junto a la latina- Y Santana también lo sabe.

Si la joven Pierce esperaba algún comentario por parte de Alex, definitivamente tuvo que quedar decepcionada ya que dicho comentario nunca llegó. El rubio estaba demasiado sorprendido con la revelación como para opinar.

-Lo cierto es que conforme te voy contando esto empiezo a entender más a Santana –siguió Brittany esta vez más para ella misma que para su acompañante- Siempre ha sabido lo que sentía por ti hace dos años. Es normal que con tu vuelta a Lima se haya sentido amenazada.- murmuró- Si no me quisiera no se habría puesto celosa ¿No crees?

-La verdad es que me estoy perdiendo- confesó el chico con un brillo de satisfacción en la mirada- ¿Lopez estaba celosa de mí? ¿Se puede saber por qué?

-Se le ha metido en la cabeza que tú aun sientes algo por mí y has vuelto a Lima para conquistarme- contestó, divertida- Una locura ¿A que si?

Pero en esa ocasión la joven Pierce no se conformó con el silencio del chico. Extrañada por la falta de respuesta se giró y miró hacia el banco. Pero ya no había nadie.

-A mi no me parece una locura- dijo Alex a su lado, sobresaltando a la rubia- Britt... necesito comprobar algo.

Sin que a Brittany le diese tiempo a reaccionar, el joven Rainey la agarró por los hombros antes de juntar sus labios con los de ella. Fue un simple roce de labios ya que la rubia no permitió que se llegase a más. Con un leve empujón se separó del chico, muy sorprendida.

-¡¿A que ha venido esto?!-exclamó Brittany, atónita- Yo no quería... Mira Alex, no se que has entendido pero yo no quería decir...

-Britt...-

-... esto si que es de locos-murmuró, pasándose una mano por su largo cabello- Lo que yo quiero decir que no se a que ha venido esto, espero que no me hayas malinterpretado, a mi me gusta Santana ¿vale? Y por favor deja de llamarme Britt- a la rubia le dolía escuchar el apodo en otros labios que no fueran los de la latina.

-Brittany...-repitió-

-Se que hemos roto, es más, sé que he sido yo quien le ha pedido un tiempo, pero la quiero- prosiguió la joven Pierce haciendo gestos efusivos con los brazos- ¡Estoy enamorada de ella! Así que espero que esto no se vuelva a repetir ¿si?-añadió- Te quiero mucho Alex, pero solo como amigo. No quiero que haya confusiones.

-Brittany... -insistió el rubio con una sonrisa divertida en el rostro- Gracias.

-¿Eh?

Brittany alzó la mirada con las mejillas sonrojadas tanto por el frío de la noche como por la situación. El joven Rainey tan solo se limitó a abrazarla mientras la chica correspondía al abrazo sin entender.

-Siento que las cosas hayan tenido que ser así, pero gracias por aclararme todas las dudas –dijo el chico separándose lentamente de la joven-

-Eh... de nada, supongo- contestó Brittany desconcertada-

El joven Rainey rió antes de hacerle un gesto con la mano en dirección al banco para indicarle que se sentase. La chica dubitativa miró el banco y a su acompañante repetidas veces antes de sentarse.

-Hay algo que tengo que confesarte-admitió Alex mirando a la morena fijamente- Terry no es una simple conocida de la universidad, es mi ex novia. Ya te hablé de ella una vez por teléfono, aunque no llegué a decirte su nombre.

-¡¿Qué?!-exclamó Brittany sorprendida- ¿Estabas saliendo con la prima de Quinn y no me lo dijiste?

-Lo cierto es que no me atreví-confesó- Creí que no habías dejado de gustarme por lo que sí sabías que estaba saliendo con Terry cualquier posibilidad de volver contigo se iría al garete. –siguió- Durante el tiempo que estuve con Terry, francamente, me olvidé de ti. Terry es una chica tan divertida e inteligente que ocupaba mi mente las veinticuatro horas del día. Después de estar contigo, creo que es la única chica que llegó a interesarme. –añadió- Bueno... ahora estoy seguro.

Una tierna sonrisa apareció en el rostro del chico haciendo sospechar a Brittany, quien escuchaba al joven interesada.

-Si tan bien estaban ¿Por qué rompisteis? –Preguntó la rubia-

- Por coincidencias de la vida nosotros también rompimos por ti- contestó el rubio- A principios del verano te vi de casualidad y de nuevo comencé a dudar. Terry me notaba raro y distante así que se lo conté todo.

-¿Le contaste que estuvimos a punto de salir cuando tú estabas en el instituto? –

-Se lo conté todo- asintió Alex- Y como no me parecía justo estar con una chica cuando creía gustarme otra, decidimos romper. Tenía que aclarar mis sentimientos por ti antes de empezar otra relación. Así que volví a Lima, volví al instituto y, afortunadamente, volví a verte.

La joven Pierce se quedó callada. Tan solo pudo murmurar un casi inaudible 'Vaya' que hizo reír a su acompañante.

-Si, Lopez tenía razón –corroboró el rubio- La verdad es que cuando volví a Lima no esperaba que estuvieses saliendo con ella. Quizás si con algún otro chico, pero no con ella.

-Todos los que nos conocen dicen lo mismo- comentó Brittany divertida-

-Pues sí, pero la verdad es que eso supuso un problema y es ahora cuando me doy cuenta hasta qué punto-admitió- Necesitaba aclararme y no ha sido hasta esta noche que he tenido oportunidad. Como tú has dicho, te quiero mucho pero solo como amiga.-admitió- A mí quien me gusta es Terry,

Brittany quería golpearse a sí misma, todo este tiempo la latina tenía razón al desconfiar de las intenciones de Alex y ella no había hecho más que acusarla de ser una celosa que no tenía motivos para dudar de las intenciones del chico.

-Siento lo del beso-murmuró Alex mirando a la chica con un semblante muy serio y maduro- Y aunque no te lo creas... siento haber supuesto un problema entre Lopez y tu. Espero que no sea tarde para arreglarlo.

-Eso tenlo por seguro –le tranquilizó la joven Pierce con una sincera sonrisa- Podemos ser cabezotas como nosotras solas, podemos estar peleándonos y discutiendo por cualquier cosa todo el día... pero si de algo estoy segura es de nuestros sentimientos. –Añadió- En cuanto volvamos hablaré con ella.

-Nunca te había oído hablar así de nadie-reconoció Alex, sorprendido- Se nota que Santana es muy importante para ti.

-No te puedes hacer una idea-corroboró Brittany con la mirada perdida- ¿Sabes Alex? Nunca se lo he dicho a nadie pero... creo que Santana es la mujer de mi vida, no quiero un príncipe azul porque pienso hacer lo posible para mantener a mi lado a mi princesa morena.

-La verdad es que no se que le has visto... pero te deseo suerte- dijo el chico abrazándola con ternura- Porque te mereces lo mejor.

/////

Estaba furiosa, sentía como la sangre corría por sus venas. La imagen de Alex y Brittany besándose pasaba una y otra vez por su mente.

Al igual que el rubio y su, ahora, ex novia, había abandonado la pizzería unos minutos después de ellos, incómoda y en cierta forma arrepentida por la situación que había provocado innecesariamente. Como el joven Rainey, quería hablar con Brittany, pero no necesito ni cruzar la calle para saber que las palabras sobraban. Lo había visto todo o por lo menos lo más importante según ella.

'¿Cómo has podido hacerme esto, Britt? 'pensó, decepcionada.

Sin ni siquiera ser realmente consciente de sus actos, cogió su moto y se alejó de la pizzería sin avisar a nadie de a dónde iba. Pero es que en realidad ni ella misma lo sabía. Estuvo conduciendo durante varios minutos, sumergida en sus pensamientos, hasta que entró en una zona repleta de chalets y se detuvo en la casa más ruidosa de todas. No necesitaba ni mirar el nombre de los propietarios en el buzón ya que no era la primera vez que venía.

Bajó de la moto y se dirigió hacia la entrada de la casa. La vivienda estaba repleta de jóvenes que bebían y bailaban al son de la música por lo que tuvo que hacerse paso entre la muchedumbre con bastante dificultad.

Tal escándalo en la casa Puckerman no le sorprendió. Después de todo Marley ya le había puesto al tanto de la fiesta que organizaba Puck en honor a la noche de Halloween, que sería al día siguiente.

Aunque hacía varios meses que no iba a la casa del chico, aun recordaba dónde se situaba el salón por lo que no le costó mucho encontrarlo. Si entrar a la vivienda ya suponía una dificultad de grado siete entrar al comedor era misión imposible aunque no tanto como circular por la casa.

Con el máximo cuidado para no chocar con nadie, se dirigió a una pequeña barra donde se encontraban todo tipo de refrescos y licores.

Abatida y sin ninguna gana de pensar más en sus problemas, se sentó en uno de los taburetes que había frente a la barra y cogió la botella más próxima de licor sin ni siquiera mirar de qué se trataba.

-¡Santana Lopez de nuevo en mi casa!-exclamó una voz tras ella- Esto sí que es una sorpresa.

La aludida no contestó al igual que tampoco se molestó en girarse para saludar al anfitrión de la fiesta. Tan solo sujetó mejor la botella antes de dejarla vacía de un solo trago.

-Cuando me lo ha dicho Finn no lo podía creer –siguió el chico moreno sentándose en un taburete que había al lado- Tu y yo, aquí, como en los viejos tiempos.

-No te confundas Puck, no he venido por ti –le aclaró la latina sintiendo el calor que le producía esa bebida por todo su cuerpo-

La sonrisa coqueta que Puck había mostrado hasta ese momento en su rostro, desapareció rápidamente, decepcionado. Estaba claro que para la chica él no era nadie, uno de sus compañeros de clase como mucho.

Tan solo tiene ojos para la idiota de Pierce pensó el chico molesto, no es que estuviera enamorado de la latina ni mucho menos, pero le afectaba en el orgullo que la chica que solia salir con el lo hubiera cambiado y nada menos que por otra chica.

-¿Quieres algo, Puck?-preguntó Santana cogiendo otra botella para comprobar disgustada que también estaba vacía-

-Invitarte a una copa- contestó el moreno mirando discretamente a un pequeño grupo que se encontraba en una esquina de la habitación- No me harás el feo de no aceptar ¿verdad?

-Si me la bebo ¿Me dejarás en paz?- Acordó la latina- Quiero estar sola.

-Claro- asintió Puck satisfecho- mientras le entregaba una copa.

La latina cogió la copa y, tras un suspiro de resignación, se la llevó a los labios dejándola vacía, tal y como había ocurrido con la anterior botella. Pero fue en ese preciso instante que Puck pudo sonreír ligeramente a ese pequeño grupo encabezado por un Finn que le respondió con otra sonrisa.

////

Cruzaron la calle en el preciso instante en el que sus amigos abandonaban la pizzería.

-¿Nos vamos ya?-preguntó Brittany recibiendo un asentimiento de cabeza por parte de Quinn- Voy a pagar lo mío.

-No te preocupes- respondió la ojiverde- Ya he pagado lo tuyo y lo de Santana.

-¿Lo de Santana también?- se extrañó la rubia buscando a la nombrada con la mirada- ¿Por cierto dónde está?

-Pensaba que estaba contigo- contestó Quinn, sorprendido- Ha salido poco después que ustedes.

La joven Pierce la miró extrañada antes de girarse y comprobar que la moto de Santana no estaba donde la habían aparcado. ¿Es que acaso... se había ido?

-¡Venga chicas!-llamó Sugar varios metros delante de ellas-

-¡Si, vamos!-contestó Susan agarrando la mano de su novia y siguiendo al resto-

Brittany les siguió con la mirada antes de girarse preocupada para volver a encontrar el hueco vacío que había dejado la moto de su ex novia.

'¿Dónde te has metido, Santana?' pensó, inquieta.

-Brittany, ¿Puedo hablar contigo un momento?-preguntó Mercedes con seriedad- Tengo que contarte algo.

-Si, si, claro-contestó la chica, percatandose por primera vez de que estaban solas- Dime.

- Si no les he dicho nada hasta ahora tanto a ti como a Santana es porque no quería que empeorarán más las cosas entre ustedes- aclaró- Pero ahora que no están juntas... mira, se que Santana es muy celosa y bastante sobreprotectora contigo, pero esta vez sus suposiciones sobre Alex son ciertas. Creeme.

-¿A dónde quieres llegar?-inquirió la joven sorprendida por la actitud de la chica-

Mercedes se pasó una mano por el pelo antes de suspirar. Había dudado mucho antes de revelarle todo eso a la rubia, pero creía estar haciendo lo correcto. Apreciaba demasiado a sus amigas para verlos sufrir innecesariamente y sabía que tanto Santana como Brittany tenían que estar con la otra para ser felices.

-Este verano estuve hablando con Terry y me contó algo que no me esperaba-confesó- Me dijo que había estado saliendo durante meses con un antiguo estudiante de nuestro instituto, pero que lo habían dejado por que él había visto de casualidad a la chica que le gustaba en el instituto y había comenzado a dudar-añadió- Lo dejaron porque su novio quería aclarar sus sentimientos, porque no estaba seguro de lo que sentía por esa chica del instituto. Me dijo que hasta que su novio no aclarara sus sentimientos él no iba a tener una relación seria con nadie. Así que el ex novio de Terry está dispuesto a todo con tal de acercarse a esa chica. ¡A cualquier cosa! Y esa chica...

-Mercedes...-le interrumpió la joven Pierce con una ligera sonrisa-

-¡Y esa chica eres tú!-exclamó Mercedes un poco alterada- Alex Rainey ha vuelto por ti y no le importa en absoluto meterse entre tú y Santana. Sobre todo teniendo en cuenta que odia a nuestra latina –siguió, haciendo una mueca de disconformidad- Se que te lo he dicho tarde, pero no quería que hubiese más problemas entre Santana y tú. Compréndeme.

-Te comprendo-le tranquilizó Brittany colocando su mano derecha sobre uno de los hombros de la chica- Pero todo eso ya lo sabía. Alex acaba de contármelo todo.

-¿Eh? Entonces... -inquirió, sorprendida-

-Voy a aclarar todo con Santana en cuanto la encuentre-le interrumpió con una ligera sonrisa- Muchas gracias Mercedes, eres una gran amiga.

Mercedes se encogió de hombros en un gesto humilde que impulsó a la morena a abrazarla con cariño.

-Estoy segura que algún día aparecerá el chico que te mereces – le susurró cerca de la oreja ante la sorpresa de la chica- Y será muy afortunado.

////

Sabía que Terry le estaba hablando pero su voz no era más que un murmullo. Sentada en una silla y en compañía de la chica y Marley, no podía apartar la mirada de la pista. En realidad, no podía apartar la mirada de una de las tantas parejas que bailaban la canción del momento.

Antes de salir de su casa se había prometido no decaer, sin embargo tan solo llevaban poco más de dos horas y ya sentía que no aguantaría mucho más. Definitivamente no soportaba ver a Quinn recibiendo las caricias que otra chica le daba, otra chica que no era ella.

-¿Rachel, te encuentras bien?-preguntó Terry, preocupada-

Pero la joven no contestó, sintiendo como el nudo de su estómago aumentaba al igual que el dolor en su pecho. Ya no podía aguantar más. Aún no se sentía preparada para ver como Quinn besaba a Susan así, de forma tan apasionada. Unos besos que le pertenecían a ella.

'Sabía que no era buena idea venir' pensó la morena, levantándose repentinamente de la silla.

-Yo... tengo que irme- se excusó cogiendo su chaqueta y el bolso- No me siento bien.

Y si ni siquiera dar tiempo a Terry a contestar, la joven Berry se escabulló entre la multitud hacia la salida sin percatarse de que Quinn no había dejado de observarla desde la pista.

De su camino a la puerta había empujado de mala manera a muchos de los clientes del pub pero no le importó. Lo único que quería era salir de ese sitio cuanto antes, llegar a su habitación y echarse a llorar. Quería estar sola, aunque en el fondo ya se sentía sola.

-¡Eh! ¿A dónde vas con tanta prisa?-la detuvo Billie agarrándola del brazo, a pocos metros de la salida- ¡Aun me debes un baile! ¡Anda vamos!

-¡Espera Billie!-pidió la morena mientras era arrastrada hacia la pista-

El joven Fabray se situó en una zona próxima a la mesa en la que se encontraban y por lo tanto, en una zona próxima a donde su prima y su novia bailaban.

Con agilidad Billie le arrebató a la chica el abrigo y el bolso lanzándolos a Terry antes de agarrar a la joven Berry de la cintura y acercarla más a él.

-¿A dónde ibas?-interrogó el chico-

-A tomar el aire-mintió, bajando la mirada- No me sentía muy bien.

-Ya-respondió el chico, sarcástico- Así que no tiene nada que ver con que mi prima se esté pegando el lote con otra ¿verdad?

Rachel se detuvo repentinamente antes de volver a empezar. ¿Cómo sabía él que...? No sabía por qué, pero notaba a Billie distinto esa noche y esa nueva faceta suya comenzaba a intimidarla.

-Por supuesto que no-contestó la chica intentando mantener la compostura- Eso no tiene absolutamente nada que ver. Tu prima y yo somos muy buenas amigas, nada más.

-Unas amigas que no se han hablado en toda la noche-observó Billie con una sonrisa-

-...-

-Interesante-murmuró el joven Fabray interpretando el silencio de la chica- Veamos si consigues mantenerte inalterable en los brazos de Quinn.

Aprovechando el cambio de canción, Billie se acercó a su prima y a la novia de esta y, tras murmurar un simple 'Cambio de parejas' agarró a Susan de la mano y se la llevó al otro extremo de la pista, dejando a Quinn y Rachel solas.

Una frente a la otra mantuvieron el contacto visual en todo momento. Lentamente y presionadas por la situación, se fueron acercando antes de comenzar a bailar al ritmo de la música romántica que sonaba.

-Pensaba que te habías ido-admitió Quinn, rompiendo el silencio que se había formado-

-Solo iba a tomar el aire- se excusó- Pero me he encontrado con Billie antes de llegar a la puerta.

-Billie... como no-murmuró la joven Fabray sin poder disimular su molestia-

El silencio volvió a reinar entre ellas tan solo roto por el sonido de la música y los numerosos murmullos que llegaban hasta sus oídos. Sus pasos eran lentos y sin ni siquiera percatarse de ello, se habían acercado tanto que podían sentir la respiración de la otra en el rostro.

Rachel cerró los ojos durante unos segundos, relajada. Podía percibir la fragancia dulce de Quinn que tanto la identificaba. No quería ni imaginarse cuánto tiempo había estado arreglándose, pero sobre todo no quería pensar que toda esa dedicación no era para complacerla a ella.

Al contrario que la morena, Quinn temía que de un momento a otro el corazón se le fuese a salir del pecho. Hacía semanas que no tenía a Rachel tan cerca y, pese a que intentaba parecer inalterable, dudaba que pudiese mantenerse en pie por más tiempo.

La joven Fabray la observó discretamente. Estaba preciosa... para ella era la chica más guapa de todo el local. Pero había algo en su rostro que extrañaba. Esa blanca sonrisa que le trastornaba cada vez que la dirigía a ella.

'Te quiero' pensó la rubia 'Y no se porque te empeñas en hacernos sufrir'

-¿Cómo te va con Susan?-preguntó Rachel en un hilo de voz-

-Bien-contestó la joven Fabray con sequedad- Aunque me gustaría que tú desearas lo contrario.

-No me digas eso, por favor-pidió la morena bajando la mirada-

-¿Por qué? Si sabes que es cierto-cuestionó la rubia sin inmutarse-

Rachel se mordió el labio inferior, dudosa. Tenía tantas preguntas que hacerle... pero no se atrevía por miedo a la respuesta.

-Quinn, quiero que las cosas vuelvan a ser como antes-confesó la morena- Antes que ocurriera todo, cuando éramos amigas... -añadió- Es mejor que olvidemos todo lo que ha ocurrido entre nosotros.

-Eso es imposible-respondió la aludido con rotundidad-

-Tu misma me dijiste lo contrario- recordó Rachel sin poder evitar mencionar esa fatídica noche-

-Lo que es imposible es que las cosas vuelvan a ser como antes –le aclaró- Porque no quiero olvidarme de lo que ha pasado entre nosotras- añadió, mirándola fijamente- Sé que me quieres, aunque estés empeñada en decir lo contrario.

Aprovechando que la canción había terminado, la joven Fabray deslizó sus manos por los brazos de Rachel antes de salir de la pista sin mirar atrás.

////

Dejando la copa sobre la barra se llevó una mano a la sien. Le dolía mucho la cabeza, demasiado.

-Puck, ¿Qué llevaba la copa que me has dado antes?-preguntó Santana cerrando los ojos e intentando estabilizarse- Me encuentro...

-Será mejor que descanses- dijo el aludido reincorporándose-

-No, no, me voy a ir ya-murmuró levantándose de la silla-

Estaba mareada y si no fuese porque Puck la sujetó, hubiera caído al suelo. La visión comenzó a nublarse y un fuerte frío recorrió su espalda.

-Así no puedes conducir- se negó el chico en rotundidad aunque con un deje de culpabilidad en la voz- Vamos a mi habitación.

En cualquier otra situación se hubiese negado, pero ya no era dueña de sus acciones. Sin ser consciente de a donde iban, se dejó guiar por Puck quien la llevó hasta su habitación.

-Quiero que sepas que no me gusta el tener que tomar estas medidas-dijo el chico cerrando la puerta con un ligero portazo- Pero no me has dejado más opciones.

-¿De qué estás hablando?-dijo Santana apoyándose en el tocador para no caer-

Puck se acercó hasta donde estaba la latina con una sonrisa en su rostro.

-Ahora si que eres mía-murmuró, antes de besarla-

////

Terry observaba la extraña actitud de su hermano con la morena tan minuciosamente que no se percató de la llegada del joven Rainey hasta que este habló.

-Marley me gustaría hablar con Terry-dijo, mirando a la chica- ¿Te importaría dejarnos solos?

-No, que va-contestó Marley reincorporándose- Me voy a dar una vuelta por ahí.

-¿Por qué no se lo has dicho?-preguntó Alex repentinamente- ¿Por qué no le has dicho la verdad a Brittany?

-¿Te refieres a por qué no le he dicho que tú y yo estuvimos saliendo? –probó la joven Fabray con una inocencia totalmente fingida- Pensé que era un dato innecesario.

-Si se lo hubieses dicho mis planes se habrían ido a la mierda –dijo el rubio con seriedad- Y lo sabes muy bien-añadió- Has tenido la oportunidad de arruinarlo todo y no lo has hecho ¿Por qué?

La joven Fabray bajó la mirada fingiendo que reflexionaba pese a que todo estaba saliendo según lo planeado. Si conocía a Alex como creía conocerlo, podía leer en su mirada que ya había tomado una decisión. Una decisión que la favorecía.

-Porque necesitabas aclarar tus sentimientos por Brittany-contestó con simpleza- A eso habías venido ¿no?

-Si, pero...-admitió, desesperado- ¿Acaso no temías que Brittany me correspondiera y empezara a salir con ella?

-No, la verdad es que no- respondió Terry ante la sorpresa de su acompañante- Porque Brittany está enamorada de Santana y no saldrá con nadie que no sea la latina.

La rubia se levantó de donde estaba sentada haciendo el ademán de alejarse. Pero cuando no había dado más que unos pasos, Alex la llamó.

-Terry...-dijo, en un hilo de voz no por eso menos sincero- Yo... yo te quiero.

-Lo se- contestó la aludida dirigiéndole una sonrisa antes de alejarse-

////

Comenzaba a amanecer y con los primeros rayos de luz de la mañana Santana abrió los ojos, lentamente. Le dolía muchísimo la cabeza y su visión era borrosa.

'¿Dónde estoy?' pensó, desorientada.

Se incorporó poco a poco y al hacerlo no tardó en comprobar que no estaba sola. A su lado y de espaldas a ella, se encontraba una figura masculina que no tardó en reconocer como Noah Puckerman.

¿Pero cómo había llegado ahí? No recordaba nada y el estar en la habitación del moreno no la tranquilizaba en absoluto.

De la forma más cuidadosa que el ligero mareo le permitía, observó lentamente la habitación. Pero algo llamó su atención, algo que no le gustó en absoluto. ¿Por qué estaba su blusa en el suelo?

Con un ágil y desesperado movimiento, se deshizo de las sábanas y salió de la cama comprobando que no era su blusa lo único que le habían quitado. Estaba desnuda y, horrorizada, supuso que Puck también lo estaría.

'¡Mierda!' pensó, desesperada'¡¿Pero qué ha pasado aquí?!'

Tenía que salir de ahí cuanto antes. Quizás estaba tan desesperada de abandonar la casa de Puck que tropezó con las botas del chico, que estaban tiradas en el suelo cerca de la puerta.

-¿Ya es de día?-dijo Puck como saludo, bostezando

-Si, si, ya es de día- afirmó Santana poniéndose la blusa- Y aprovechando que estás despierto ¿Me podrías decir qué mierda ha pasado aquí?

-¿No te acuerdas?-preguntó sorprendido- Anoche me lo pasé muy bien ¿Sabes?

El chico se acercó lentamente a la morena, hasta que estuvieron uno frente al otro.

-Hicimos el amor –murmuró Puck, rodeando la cintura de la chica- Fue maravilloso.

La latina sorprendida, se quedó paralizada durante varios segundos. Pero tras recuperar el dominio sobre su cuerpo, se deshizo de los brazos del chico con brusquedad y se alejó de él.

-¡No! ¡No puede ser!-exclamó pasándose una mano por su cabello- ¡Es imposible! ¡No recuerdo nada!

-Aunque no te acuerdes pasó-le aseguró acercándose al armario- Y sino mírate en el espejo y verás.

La latina extrañada se acercó al espejo y se miró en el. Un chupeton en el cuello y otro en el pecho era la prueba de esa noche de pasión que había tenido con Puck y que no recordaba.

-Lo que me pregunto es... -comenzó Puck con una sonrisa calculadora- ¿Qué dirá Pierce cuando se entere?

De un momento a otro se le vino el mundo encima y la imagen de Brittany llegó a su mente sin que ella pudiese evitarlo. Brittany... ¿Qué pensaría ella ahora?

-Ella no puede enterarse- le advirtió la latina agarrando al chico del brazo- Nadie debe saberlo y mucho menos ella. ¡¿Está claro?!

Tras coger sus zapatos y poniendose solo su blusa y pantalon que estaban a la vista y mirar por última vez al chico, salió de la casa dispuesta a no volver nunca.

Pero Puck tenía otros planes, otros planes que en esos instantes estaban guardados en uno de los cajones de su mesita de noche. 

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