Yeonjun.
No quería responder esa pregunta. No ante él. Claramente me gustaba beomgyu, pero soobin no era algo en mi vida para contarle este tipo de cosas.
Simplemente me retiré del lugar con la esperanza que no me siguiera en las escaleras y no fue así. Volteé a verlo por curiosidad y parecía decaído.
¿Dije algo que lo puso así?
Me quedé con esa duda hasta el final, estaba muy cansado y hambriento y solo decidí volver al sillón para tomar una siesta antes de la comida.
—¿qué haces?
—durmiendo—dije con los ojos cerrados echado en el sofá.
—debería preguntar "¿por qué?"
—porque tus talismanes me debilitan, ya te lo dije, estoy cansado, nunca lo había estado y ahora lo estoy.
—bueno... Ve a dormir a tu habitación, no es recomendable en el sillón.
—deja de preocuparte por mi, no me va a pasar nada—me endereza.
—si te va a pasar, te va a dolor el cuello y por tres días te vas a estar quejando del dolor y no quiero oir tu quejas.
El deseo de no querer oírme quejándome lo motivó a cargarme en su hombro y llevarme a mi habitación. Estaba sorprendido por esto y obviamente protesté.
—tengo pies ¿sabes?
Al ver que no surgía efecto para que me bajara tuve que darle la razón.
—Está bien, voy a dormir.
Por fin me bajó, ¿acaso es un niño? Tengo que darle algo para que me obedezca.
—es sólo hasta que te acostumbres a tener menos poder... Duerme y si no me va a decir lo que sucede, hay otras formas de entrar a tu mente.
¿Cómo que otras formas?
******
De noche.
Soobin.
Para intentar sanarlo debo hacer muchas cosas, está debilitándose cada día por mi poder, pero no es mi elección hacerlo. Puede iniciar una pelea con sus poderes y por voluntad divina está casa me protege.
Tengo un plan que me ayudará a que sea honesto conmigo, yeonjun es casi un humano por el poder que le he quitado, lo que quiere decir que tiene las mismas sensaciones que ellos.
—¡tengo hambre!—lo escucho caminar hacia la cocina.
—bien, vamos a comer y a beber juntos ¿que te parece?
—solo bebo té.
—oh vamos, no te va a pasar nada, solo bebe conmigo.
—no agrada cómo va a terminar esto... —se sienta al frente mío y le sirvo un poco de soju.
Pasaron las horas y copa tras copa yeonjun se emborrachaba cada vez más, sus mejillas estaban rojas y su rostro serio.
—bien, yeonjun—dejé de servirle más licor—es hora de preguntas y respuestas, ¿cuál era tu relación con ese fantasma?
—solo amigos.
—¿tú lo veías así?
Yeonjun niega con la cabeza.
—¿por qué?
—arruinó mi vida, hizo que mi récord perfecto se arruinara.
—entonces... Lo odiabas.
—no... Con arruinar me refiero a mejorar... no cambiaría ese día por nada en este mundo, lo llegué a amar desde el momento que lo ví, mi deber era... Llevarlo y que renazca, pero... Yo no quería eso, actuaba como si quisiera llevarlo, pero en realidad quería verlo —unas lágrimas caían por sus ojos al contarlo.
No pude evitarlo.
Al notar esto apreto mi mano en forma de puño como aguantando la ira que sentía en ese momento.
—¿le dijiste cómo te sentias? ¿Cómo te sientes ahora que no está?
—nunca le dije cómo me sentía, él estaba feliz con alguien y si lo decía, era probable que pensara que todo lo que hice era para separarlos, no era así, ahora me siento... Muy solo, pero estuve acostumbrado a esto por varios siglos. Lo amo, pero creo que los ángeles de la muerte no somos buenos en el amor—sonríe sin pensarlo.
Me puse de pie y fui a su lado, estaba muy mal y mi intención era calmarlo poniendo mi mano en su hombro.
—¿por qué tengo que sufrir si ya estoy pagando un castigo?
Otra vez... no pude evitarlo.
Me acerqué rápidamente al rostro de yeonjun mientras seguía en esa posición, dejé un pequeño beso en sus labios y luego me separé. Al ver que tenía la mirada perdida tomé nuevamente la decisión de besarlo, pero esta vez disfrutando del beso, inconscientemente seguía los movimientos de mis labios.
Lo siento, no pude evitarlo.