-Ya déjenme.- Soltó la pequeña Mabel, con su voz entrecortada y ojos llorosos.
-Eres fea.- Le dijo uno de los tres niños que la estaba molestando.
-Le diré a Charlie.- Amenazó la pequeña.
-No le tenemos miedo a tu amigo.
-Pues deberían.- Contestó el pequeño Charlie detrás de los tres niños, estos rápidamente lo miraron y se burlaron.
El pequeño Charlie dio a mostrar más su enojo y empujó a uno de los tres que molestaban a su mejor amiga, el niño tirado en el suelo y con un leve raspón en el brazo se levantó sin tratar de defenderse y se fue corriendo del lugar. Los otros dos miraron con los ojos bien abiertos al ruloso y también se marcharon a toda prisa.
-Listo, no te molestarán más.- Le dijo y se hincó para abrazar a su pequeña amiga Mabel.- Ella le correspondió el abrazo.
-Rompieron esto.- Le mostró una hoja rota en tres pedazos.- Era un dibujo para ti, me había tardado dos días en hacerlo y te estaba esperando para dártelo pero ellos llegaron a molestarme y lo rompieron.- Le dijo con su voz aún entrecortada y con sus mejillas llenas de lágrimas.
-No está del todo dañado, lo podemos pegar con cinta o en otra hoja, ya no llores.- Le dijo y pasó su mano delicadamente en las mejillas de Mabel para limpiar las lágrimas.- Te ha quedado muy bien.- Dijo admirando el dibujo.- Lo pegaré en mi habitación, gracias.- Le dijo y la abrazó nuevamente.
-¿Seguro que no me molestaran más?
-No lo harán.
-¿Y si lo hacen?
-Los tiraré la veces que sean necesarias.
-Charlie.- Le habló la maestra.- A la dirección.
-Lo siento.- Le dijo la pequeña mirándolo con los ojos llorosos.
-No es tu culpa.- Dijo y siguió a la maestra.