El invierno había llegado a Hogwarts como una avalancha. El invierno me solía poner melancólica, solía pensar en las veces que deseaba salir, en las veces que Snape había intentado hacer chocolate caliente para mí, y cuando había intentado jugar conmigo en las afueras de la ciudad. A pesar de que no le gustaba sentir la nieve y mucho menos que se la lanzara, pero todos los años él se encargaba de buscar las ramas perfectas... o las primeras que encontrara, para hacer un muñeco de nieve, pero este año no podía escapar de sus responsabilidades como profesor, Dumbledore lo tenía a cargo de demasiadas cosas
Las miradas de todos estaban sobre él, luego de haber ocultado a la hermana de Harry Potter por años, así que una vez más mi invierno se veía más frío que el anterior.
Los niños corrían jugando con nieve. Vi a una niña que se resbalaba una y otra vez sobre la nieve mientras otros chicos se reían. Caminé lentamente detrás de ella. Si algo me había enseñado Snape, era hacer que me respeten. Los chicos se miraron entre sí, para luego retroceder hasta irse corriendo. La niña se levantó a recoger algo, mientras secaba sus lágrimas.
- ¿Estás bien, bonita?
- Si no te preocupes - corrió el cabello de su cara - Me pasa todo el tiempo, los chicos no pueden soportar que tenga un hermano tan cool que me traiga cosas de Hogsmeade
- ¿Y quién es tu hermano?
- Bueno, no es mi hermano...
- ¿Está todo bien? - Percy Weasley se acercó.
- Hermanito - Ella lo abrazó y yo lo miré confundida.
- Ve a jugar con los demás, Bonnie y guarda eso, que nadie te lo vea - la niña se fue corriendo.
- ¿Hermano?
- Bueno, cuando eres preceptor, te toca cuidar a los más chicos y vigilarlos, a veces cuesta no encariñarse.
- Me sorprendes, Weasley, ojalá algún día me toque ese trabajo.
- Seguramente, Potter, tengo que... Fue entonces cuando corrió a separar a unos niños que se estaban peleando a golpes. Me reí al ver que no lograba calmarlos.
- Hola... - Dijo Draco.
- Hola, Malfoy
- ¿Qué haces, Potter? - preguntó.
- Veo cómo juegan los niños - Dije sin despegar mi mirada de los copos que caían.
- Qué aburrida, creí que eras más interesante - Dijo con una sonrisa burlona en su rostro.
- Muy gracioso, Malfoy - dije sarcástica - No entiendo por las chicas que dicen que eres encantador - le sonreí con burla.
- Soy encantador - afirmo muy seguro.
- No lo creo - dije caminando por la blanca nieve.
- Sabías que algunas flores sobreviven al invierno - tomó una planta que estaba a punto de ser cubierta en su totalidad por la nieve - Como la flor de Navidad - una flor cristalizada apareció frente a mí, era de un blanco combinado con rosa muy bonita, la tomé dándome vuelta.
- ¿Desde cuándo te gusta la herbolaria?
- No me gusta - levante una ceja - Le pedí a Longbottom que me enseñara - se acercó un poco a mí - solo para sorprenderte - sostuve mi mirada en sus ojos grisáceos, los cuales combinaban con todo el entorno blanco, su pelo se tornaba más platinado, y su piel era pálida en esta fecha, mis mejillas no tardaron en ruborizarse, él sonrió triunfante - Vez, encantador - se alagó a sí mismo
- Eres un labioso - me recogí mi cabello - ni siquiera sé si esa palabra existe, pero si existiera, tú lo serías.
- ¿Qué haces aquí, linda? - me vio.
- ¿Ya deja de hacer eso? - dije intentando no sonreír.
- Eso que - me vio divertido.
- ¿Eso qué? - dije repitiéndolo -. Te hechizaron, ¿verdad? Apuesto que te cambiaron por un Gryffindor - hizo cara de asco volviendo a su semblante natural - Ese es mi Malfoy - dije, golpeándolo feliz. Él solo sonrió, contendiendo las ganas de reír.
- No soy tú, Malfoy, Potter - dijo con desagrado.
- Sí, si lo eres - apreté sus mejillas - pensé que había enloquecido - empecé a dar vueltas con los brazos hacia arriba - vamos, Malfoy se tan molestó como de costumbre.
- Uno no puede divertirse ya - dijo malhumorado - te vas a caer - dijo cuando sentí tambalearme, él me sostuvo por debajo de los brazos - Si querías caer ante mí, solo lo hubieras dicho - dijo riendo a carcajadas. Su risa era muy divertida, y contagiosa.
- Me hubiese encantado jugar con la nieve - Terminé más tranquila con un suspiro al final - lamento si estoy más molesta que de costumbre - dije casi sin aliento cuando él me tumbó en el suelo para pararse frente a mí - Harry, Ron y los gemelos tenían clases, y Hermione debía estudiar, Snape no tiene tiempo y me apena pedirles a los demás - dije riendo - creo que estoy cayendo en la locura
- ¿Y por qué no lo haces? - Preguntó él.
- ¿Ahora? - Dije extrañada por la pregunta de Draco.
- Solo ven - dijo tomándome de la mano y llevándome corriendo hacia debajo del puente.
- ¿Qué vamos a hacer? - Pregunté con una risa nerviosa.
- Solo cierra tus ojos - Dijo Draco.
Yo cerré mis ojos desconfiada. Luego de unos segundos, siento cómo una bola fría de nieve choca contra mi rostro. Inmediatamente abrí mis ojos.
- ¿Qué haces, Malfoy? - Dije entre risas.
- ¿Querías jugar? ¿No? - Dijo y luego me lanzó otra.
- Eres un tramposo - Dije tomando nieve en mis manos y lanzándola hacia él.
- No quedé en slytherin por nada - Dijo volviéndome a tirar nieve.
Estuvimos un rato jugando, riendo y pelando con nieve. Fue muy divertido. Hace unos meses jamás me habría imaginado vivir esto con Malfoy, de hecho, hace unos años no creía que lo viviría. Hasta que tomé una bola de nieve bastante grande y se la lance en la cara.
- Esto no se va a quedar así, pequeña, demonio - Dijo corriendo detrás de mí.
- No me alcanzarás... - Dije antes de caer en el piso como idiota.
- ¿Ah, no? - Dijo Draco haciéndome cosquillas.
No podía parar de reír - ¡Basta, basta - decía entre risas mientas Draco seguía, riéndose de mí - Draco, basta! - Dije a punto de llorar de risa.
En ese momento Draco me dejó de hacer cosquillas - Me dijiste, Draco - Dijo sorprendido.
- ¿Así te llamas, no? - Dije sentándome junto a él entre risas. - Tú como un dragón y yo como un fénix, casi mato a Ron ese día - dije para mí.
- Sí, pero es la primera vez que me llamas así y no por mi apellido - Dijo aún sorprendido, no me había dado cuenta, jamás lo había llamado así, si le decía Draco, pero cuando hablaba de él con otras personas, nunca se lo dije a él.
- Si te molesta yo...
- ¡No! Digo, no me molesta, me agrada. - interrumpió Draco con una sonrisa.
- Ok, Draco - Dije devolviendo la sonrisa. - ¿Ya mejoraste del todo de tu brazo? A los pobres de Crabbe y Goyle los atormentaste por semanas.
- Ya estoy mejor - respondió - además ese animal recibirá su merecido ser importante en este mundo si sirve de algo - agregó.
- ¿De qué hablas? - dije jugando a hacer una carita en la nieve.
- Mi padre pedirá el castigo máximo, le enseñará a respetar a sus superiores - Respondió seco. La sonrisa que dibujaba se torció en un movimiento involuntario, noté que no me miraba.
- Tú... Eso... - Intentaba procesar mis palabras, o quizá las suyas. - ¿Tú quieres eso?
- Obviamente, ese animal me lastimó.
- Pero... - me quedé helada - no merece morir, ¿o sí? No mereces morir por lastimar a alguien, ¿verdad?
- No, pero...
- Es injusto, Malfoy - dije.
- Ok, no duró mucho.
- Oh, no, tengo que pensar cómo solucionar esto...
- Yo...
- Tengo que hacer algo, hablaré con tu padre, le diré a Hagrid, él sabrá... - Empecé a hablar demasiado rápido otra vez.
- Potter - me tomó de los hombros, mis ojos llorosos - está bien, hablaré con mi padre.
- Lo... ¿Qué?
- Sí, lo haré - dijo algo aburrido - Pero solo si me sigues llamando Draco. - Completó con una sonrisa.
- Woow... No creí que lo hicieras... ¿Por qué lo haces?
- No te entiendo cuando hablas así de rápido, pero la semana pasada hablaste así cuando Snape te habla de Sirius Black, así que supongo eso te pone mal.
- ¿El punto es?
- No hay punto, solo no fastidies.
- Gracias, Draco. - Creo que era la primera vez que quise abrazarlo.
- No lo hago por el animal que quede claro.
- Ya cállate tonto - dije feliz, porque no le sucedería nada a Buckbeak, y no debía agregar algo más a mi lista de preocupaciones.
- Tú eres la tonta - dijo tirándome una bola de nieve en la cara.
- Ya vámonos, idiota, está haciendo frío.
- Ok, vamos - dijo, puniéndose de pie y caminando al castillo. Tomé un poco de nieve y se lo lancé en la cabeza.
- No te iba a dejar ganar.
- Eres una tramposa.
- Aprendí bien
Fuimos a la sala de slytherin, hacía demasiado frío, y las mazmorras no era el lugar más cálido de Hogwarts, pero entrar corriendo para que no nos castiguen por la nieve, ayudó algo, nos sentamos en un sillón frente a la chimenea.
- Toma, Draco - dije dándole una taza de chocolate caliente.
- ¿Acaso me quieres envenenar? - Dijo entre risas.
- Esta vez no - Dije riendo.
- Eso no es convincente - dijo y luego tomó un sobro de chocolate. - Ey no está tan mal, me sorprendes, Potter.
- Gracias... Eso creo - Dije riendo, Draco hizo lo mismo.
- Draco tu padre vino a hablar con Dumbledore esta mañana, fue maravilloso, a Potter le hervía la sangre - rio cuando me volteé - Porque...
- Hola a ti también, Parkinson - dije - te ves bonita cuando piensas que estoy sufriendo
- Dios, ¿es en serio? - dijo yéndose enojada - eres una...
- ¡Basta, Pansy! - dijo Draco, en ese momento volteó a verlo sorprendida - no voy a permitirte faltarle el respeto.
- Pero Draco, ella no es superior que nosotros, ella no merece...
- No me interesa - Dijo algo enojado.
Pansy se fue muy enojada, desde la sala se escuchó el golpe que le dio a la puerta al entrar a su habitación.
En ese instante fue imposible no reírme.
- Dios, Pansy sabe hasta cuando respiramos, en especial tú - lo codeé molestándolo.
- ¿Qué insinúas, Potter?
- Le gustas, está celosa, porque le gustas. Si no, ¿cómo podría explicarse su obsesión?
- ¿De qué debería estar celosa? - dijo acercándose levemente - a ella no le gustó.
- No lo sé - Dije viendo hacía fuego - ¿Cómo sabes que no le gustas?
- Solo lo sé - rio - Ya no la soporto - Dijo Draco.
- No creo que sea lo que necesites en tu vida. - Pensé en voz alta.
- ¿De qué hablas?
- Ella hace todo lo que le pides, te obedece sin quejarse, es mala, se cree superior, es egocéntrica, solo piensa en sí misma... - Pensé un segundo - Bueno, pensándolo bien, si son compatibles - recibí una mala mirada.
- Yo no necesito a nadie, Potter - me vió - Estoy bien.
- Todos necesitamos a alguien, somos humanos, creo que tú lo eres - él rio - En algún momento pienso que necesitarás alguien que te quiera, que te valore, perdón, he leído muchos libros de romance.
- ¿Tú?
- Sí, yo - dije viéndolo.
- Entonces, experta en romance, ¿qué crees que necesito?
- Si yo fuera tu cupido - él hizo una mueca de confusión, así que fui al punto, estaba cansada para intentar ser graciosa - opino que si algún día eliges no estar solo todo el tiempo.
-No estoy solo todo el tiempo.
-Casi siempre, quizá eres un alma solitaria.
- Ve al punto, Phoenix.
- Lo siento, creo que debería ser una persona, que no haga todo lo que le pidas, que sepa decirte que no, y que pueda ayudarte a ser mejor persona, donde encuentres un apoyo. - Dije pensado, mirando el fuego, consumirse - sin mencionar que primero debes amarte a ti mismo. Eso es importante.
Draco pensó unos segundos.
- ¿Y según tú, quién es esa persona?
- Eso solo lo sabes tú, Draco - Lo miré y sonreí. Luego de eso, nos quedamos callados viviendo la chimenea sin decir nada. No era nada incómodo, de hecho fue completamente relajante y pacífico. Luego de una hora cada uno se fue.
Me lancé en mi cama cuando escuché una voz feliz acercarse - Hola, Phoe
- Hola, Daph - le sonreí.
-Vi que estuviste gran parte de la tarde con Draco Malfoy - dijo moviendo sus manos como si quisiera escribir su nombre en el aire con ellas, me reí, Daphne era demasiado elocuente, y casi todo el tiempo estaba alegre.
- Efectivamente - dije tomando un libro de mi mesada.
- Phoe, ¿crees que algún día me enamoré? - miré a mi amiga, quien miraba el techo.
- De seguro - le sonreí - eres la persona más enamoradiza que conozco.
- No quiero estar sola para siempre.
- Es momento de recordarte que tienes trece años - la miré y ella frunció su ceño.
- Recibí una carta de Astoria - dijo, bajé mi libro para prestarle mi total atención, en realidad no estaba leyendo, solo viendo arte, me ayudaba a dormir.
- ¿Y cómo ha estado?
- Ella está bastante sola, y tiene doce - Me vio con tristeza.
- Daphne, bonita, creo que no te aterra estar sola, te preocupa como está tu hermana, y eso te hace una buena persona, ella se adaptara poco a poco, con el tiempo, y apuesto que en algún momento, podrá regresar, todo irá bien - vi como un par de sus lágrimas mojaron mi manta - ¿quieres dormir aquí? - le sonreí
-Si - dijo como una niña pequeña - oye Phoe
-¿Si?
- ¿Crees que esa chica de Ravenclaw algún día se interese en mí?
- ¿La rubia? ¿Lovegood?
- Sí, es genial, le pedí a algunos chicos que ya no la molestaran, aunque Pansy y sus amigas no me tomaron en cuenta.
- Las personas geniales se interesan por personas geniales, así que, tal vez - ella me abrazó con emoción, para luego voltearse. - Descansa Daph
- Descansa Phoe