El Rey Oscuro [En Librerías]

By JessRe

2M 216K 164K

"El miedo es poder" More

¡El Rey Oscuro en librerías!
Sinopsis 👑
Prólogo 👑
Capítulo 1 👑
Capítulo 2 👑
Capítulo 3 👑
Capítulo 4 👑
Capítulo 6 👑
Capítulo 7 👑
Capítulo 8 👑
Capítulo 9 👑
Capítulo 10 👑
Capítulo 11 👑
Capítulo 12 👑
Capítulo 13 👑
Capítulo 14 👑
Capítulo 15 👑
Capítulo 16 👑
Capítulo 17 👑
Capítulo 18 👑
Capítulo 19 👑
Capítulo 20 👑
Capítulo 21 👑
Capítulo 22 👑
Capítulo 23 👑
Capítulo 24 👑
Capítulo 25 👑
Capítulo 26 👑
Capítulo 27 👑
Capítulo 28 👑
Capítulo 29 👑
Capítulo 30 👑
Capítulo 31 👑
Capítulo 32👑
Capítulo 33 👑
Capítulo 34 👑
Capítulo 35 👑
Epílogo 👑
Extra [01]
Extra [02]

Capítulo 5 👑

54.5K 6.5K 3.9K
By JessRe

Alayna

Declan estacionó el auto frente a mi casa y esta vez dejé que me abriera la puerta. La tormenta de nieve apenas me permitía respirar y los escalofríos me sacudieron de pies a cabeza. Necesitaba entrar pronto o me congelaría. La cena con él fue agradable y sirvió para distraer mi mente un par de horas. Pasó un tiempo desde que me sentí relajada.

Hablamos de negocios y sobre temas interesantes. No conocía con exactitud a este sujeto, pero estaba segura de que viajar a New York sería muy entretenido. Me ensuciaría las manos nuevamente después de un largo tiempo y tenía que ser memorable. Haría que valiera la pena.

—Espero que pienses en mi propuesta—murmuró Declan y se frotó las manos.

¿Pensar en su propuesta? Había dicho que no y jamás cambiaría de opinión. Cuando algo se metía en mi cabeza era imposible quitármela.

—Vas a decepcionarte si esperas una respuesta de mi parte—dije—. Matar a Boticelli es todo lo que haremos juntos.

Sonrió.

—Eres una mujer muy testaruda, Alayna.

Me encogí de hombros.

—No conoces ni un tercio de mí, Declan.

Avancé hacia el portón de mi casa con el irlandés siguiéndome los pasos. Si pretendía una invitación se quedaría con las ganas y moriría congelado.

—Voy a enviarte los datos sobre nuestro viaje a New York —dijo—. También te mandaré un regalo mañana y ojalá no la rechaces. Te gustará.

Le di una sonrisa petulante.

—Aceptaré dependiendo del regalo. Más vale que no sea una bomba o algo por el estilo.

Dejó salir una risotada cargada de burla y diversión.

—Te dije que no tenía intenciones de matarte.

Inserté el código que estaba en japonés sin darle oportunidad de ver. Ya tuve suficiente de su presencia esta noche. Para mi desgracia lidiaría con él los próximos días. Qué castigo.

—Veremos hasta cuando sostienes esa opinión—espeté y los portones se abrieron.

Declan se rió y lo miré sobre mi hombro, deteniéndome en la entrada. Sus ojos verdes eran llamaradas de deseo y nuestras miradas se trabaron, perdidos en una especie de magnetismo que no podía explicar. Culpé a mi abstinencia sexual. No había follado en meses y él era atractivo.

—Fue bueno hablar contigo —Ubicó las manos en los bolsillos de su pantalón—. No puedo esperar los próximos días.

—Es una pena que no pueda decir lo mismo.

La esquina de su boca se inclinó en otra sonrisa.

—Me gustan las mujeres rudas.

Entré y los portones se cerraron.

—Buenas noches, Declan.

—Buenas noches, Alayna.

Ingresé a la sala, cerrando de golpe la puerta. Solo me sentí tranquila cuando escuché el rugido del motor y suspiré. Colapsé en el sofá más cercano mientras pensaba en los últimos sucesos. Declan era un lindo material para distraerme, pero una parte de mí rechazaba a cualquier hombre que intentara tocarme.

Mi cuerpo estaba presente, ¿pero mi mente? Siempre perdida en él. Era enfermizo incluso admitir que me había imaginado su cara muchas veces mientras acudía a otras personas. Luca jamás iba a borrarse de mi memoria. Seguía en mi cabeza, destrozándome pieza por pieza.

Era una enfermedad incurable.

👑

Desperté con una terrible resaca al día siguiente. Mi mano se aferraba a una botella de licor y me pesaban los ojos mientras trataba de abrirlos. Ni siquiera me había molestado en quitarme el vestido. El incómodo sofá me lastimaba la espalda y mi cabello era un desastre. ¿Qué diablos?

Era patética.

Solté la botella, me froté las sienes y bostecé. Tenía que limpiar este basurero y seguir con la rutina hasta que llegara el gran día de matar a Boticelli. Luego iría por los hermanos Graham. Maldita sea. Las vacaciones se habían terminado oficialmente. Era hora de regresar.

Aguanté la respiración mientras caminaba al baño y me despojaba del vestido. El malestar persistía cuando el sabor a alcohol inundó mi boca. Quería vomitar, dejar de sentirme tan vacía. Necesitaba que el agujero de mi pecho se desvaneciera.

Apoyé las manos contra el lavabo y miré mi reflejo en el espejo. Ningún kilo de maquillaje lograría borrar el dolor que mostraba mi rostro. Eran momentos como este dónde me detenía a pensar cuán sola me sentía. Antes no me importaba, abrazaba la soledad. Las personas cambiaban con el transcurso del tiempo, no siempre para bien.

Me convertí en una idiota que no podía olvidar a un hombre que no la amaba.

—Estúpida—me dije a mí misma—. Estúpida, estúpida.

Abrí la ducha y esperé a que el agua estuviera lo suficientemente caliente. Después me metí bajo el chorro con las lágrimas picando en mis ojos. Día tras día luchaba contra sus recuerdos, pero él siempre lograba regresar con fuerza y no quería irse. No importaba cuanta resistencia ponía.

Luca era mi más grande anhelo y debilidad.

—Vete de mi cabeza y mi corazón —musité —. Vete, príncipe.

👑

Luca

Fabrizio se había convertido en mi hombre más leal.

Mató a todos aquellos que me cuestionaron o atentaron contra mi vida. Defendió a mi familia como si fuera la suya y me consideraba un hermano. No olvidó que yo era su jefe, pero me respetaba de cualquier forma. Demostró que contaría con su apoyo a pesar de cualquier situación.

Confiaba plenamente en mi seguridad cuando estábamos juntos. Su hermano fue trasladado a Sicilia para trabajar con mi tío Eric. Manejábamos ambas ciudades, cientos de hombres nos respaldaban. No podía decir lo mismo de Roma, pero estaba seguro de que lo tendría en mi poder cuando me encargara de Moretti.

—¿Noticias de Conte? —Le pregunté a Fabrizio.

Mantuvo las manos en el volante sin quitar sus ojos de la Interestatal. Antes de ir a dormir, debía hablar con mi suegro y después investigaría a Boticelli por mi cuenta. Quería saber qué tan confiable era. No permitía que cualquiera introdujera sus mercancías en mi territorio, no me importaba si se trataba de un hombre peligroso.

—Transfirió el dinero como es debido, pero Luciano notó que falta una buena suma.

Observé los grandes edificios deslizarte delante de mis ojos.

—¿Cuánto? —inquirí.

—Medio millón de euros.

Mi sonrisa llegó de inmediato y sacudí la cabeza. Dante Conte era un reconocido banquero que se encargaba de lavar nuestro dinero en Palermo. Su reputación no contenía ni una mancha, era calificado como un hombre incorruptible por las revistas de negocios. ¿Quién diría que era lo opuesto? Era muy cercano a Fernando y no era novedad que fuera otra basura.

—Me está robando—asumí—. ¿Desde cuándo ha estado ocurriendo?

—Dos meses.

Cerré los puños y me enfoqué en Fabrizio. Sus ojos oscuros se encontraron con los míos por medio del espejo retrovisor. Detonaba frialdad y crueldad. Podía hacerme una idea de lo que pasaba por su cabeza. Quería lo mismo que yo.

—Viajaré a New York por negocios los próximos días —informé—. Quiero que lo atrapes pronto y lo lleves a la mazmorra.

—A sus órdenes.

—¿Y Fabrizio?

—¿Sí, señor?

Aparté los ojos y suspiré.

—¿Realmente crees que ella se fue sin despedirse? ¿Le resultó tan fácil abandonarme?

Hubo un breve segundo de silencio que me puso nervioso. No había hablado de Alayna con nadie porque todos parecían tener la misma opinión. No quería escuchar que no valía la pena seguir luchando o perder el tiempo. Solo quería honestidad y un poco de esperanza.

—El día que recibió una bala la vi destruida—Habló Fabrizio—. Ella no quería apartarse de usted, pero la obligamos para llevarlo al hospital.

—No me acompañó al hospital.

—No—concordó—. Moretti la había convencido de irse con él.

—¿Por qué?

—Solo escuché que tenía algo que ella buscaba.

Maldita sea. Había olvidado ese detalle. Eloise fue capturada con las chicas y probablemente Alayna corrió hacia ella.

—¿Regresó por mí? ¿Por qué carajos decidiría abandonarme después?

Silencio.

—Fabrizio...

—No pude ver mucho y tampoco escuché—masculló Fabrizio—. Pero ella sí regresó al hospital. Yo la vi. Su ropa estaba cubierta de sangre. Su sangre. La vi devastada, destruida. Habló unos minutos con su tío.

La ansiedad burbujeó en mi vientre y mi mandíbula se tensó de lo fuerte que apretaba.

—¿Qué sucedió después?

—Su tío me ordenó que vigilara la entrada.

La rabia amarga persistió dentro de mi mente mientras me hice cientos de teorías. Muy en el fondo sabía que ella no me abandonaría después de todo lo que habíamos vivido. Sucedió algo que la obligó.

—¿Por qué no me dijiste esto antes?

Fabrizio levantó las cejas.

—Usted prohibió que mencionáramos su nombre.

Me froté la frente, decepcionado de mí mismo. La última conversación que tuve con Caleb me destrozó y me convenció de que retrocediera. ¿Y si seguía insistiendo? El problema era que ella no quería ser encontrada por mí.

—Señor...

—¿Qué? —pregunté con dolor—. Soy un imbécil, ¿no? Tres malditos años y la sigo amando como un loco. No puedo olvidarla, Fabrizio. Necesito encontrarla y averiguar por qué lo hizo. Quiero saber sus razones.

Asintió.

—Tal vez ella también necesita un cierre.

No quiero un cierre—dije—. La quiero conmigo. En mis brazos. En mi cama. En mi vida.

Fabrizio no contestó y registré mi celular. Miré esa maldita foto que era todo lo que tenía de ella. A veces observaba los vídeos que conservaban las cámaras de seguridad de mi casa solo para verla como si fuera la primera vez. Estaba obsesionado y me sentía incompleto sin la pieza más importante.

Necesitaba a mi reina del tablero.

👑

Escuché la música retumbar, vi a gente ansiosa que esperaba la larga fila para entrar al club nocturno. Fabrizio escoltó mi espalda mientras nos dirigíamos a la puerta trasera. ¿Qué hacía el gobernador en un sitio como este? ¿No pudo escoger un lugar más discreto? Claro que no. El bastardo venía aquí para obtener diversión de mujeres jóvenes cercanas a la edad de su hija. Si esto continuaba su reputación iría por los suelos y me arrastraría. Mi plan de matarlo y hacerlo parecer un accidente seguía en pie.

La gente de seguridad me saludó con una inclinación de cabeza y entré mientras era golpeado por una mala canción excesivamente ruidosa, aroma a humo, alcohol y hasta hedor. Había bailarinas danzando en el escenario, ofreciendo espectáculos para hombres que lanzaban dinero. Mi nariz se arrugó, mi cuello picó cuando caminé a la zona VIP con Fabrizio.

—Señor Vitale —Me saludó el escolta del gobernador.

Asentí y entré en la habitación VIP. El ambiente aquí era diferente, más relajada, pero la escena deplorable no cambiaba. El gobernador estaba sentado en uno de los sillones mientras una chica de mi edad reía y bailaba desnuda en su regazo. Fernando Rossi tenía el apoyo de muchas personas en la ciudad. Él mostraba una imagen de hombre honesto, religioso y padre de familia. ¿Qué pensarían cuando supieran quien era realmente?

Levantó el vaso de whisky en mi dirección a medida que me acercaba. La joven en su regazo recibió una nalgada de él y después se retiró con varios billetes de euros en sus manos. Me guiñó un ojo cuando me vio.

—Luca —saludó Fernando e indicó que tomara asiento—. Te tardaste bastante, ¿mucho trabajo?

Fabrizio permaneció cerca mientras una camarera se acercó a ofrecerme una bebida que rechacé.

—El descanso es un privilegio que no puedo tener—respondí honestamente.

Se rió.

—Si dejaras de lado esa idea absurda de estudiar medicina tal vez podrías divertirte como un verdadero hombre.

—Voy a tomarme un descanso de los estudios—Hice lo posible por mantener la voz uniforme, por ocultar la rabia que me invadía por debajo de la piel.

Fernando agitó la mano hacia mí, el pesado reloj en su muñeca brilló con los destellos de luz.

—¿Un descanso? Lo que deberías hacer es dejar esa porquería y concentrarte en aumentar nuestras conexiones. Dicen que Moretti pronto va a apropiarse de Palermo—soltó con enojo—. Ha logrado cosas que tú nunca podrías.

Sus palabras me golpearon como un puñetazo en los riñones, sacándome el aire de los pulmones. Me repetí a mí mismo que estaba ebrio y que nada de lo que dijera tenía importancia. Fernando estaba jodido desde la muerte de su esposa.

El año pasado Ludovica Rossi murió por cáncer de páncreas. Fernando la había llevado con los mejores médicos, pero ella no resistió a las quimioterapias. Acompañé a Isadora durante el proceso de luto. Con la muerte de su madre quedó desprotegida y yo era todo lo que tenía. Su padre ni siquiera preguntaba por ella cada vez que lo veía.

—Tengo mi propia opinión sobre los logros de Moretti—comenté en tono seco.

—Claro que sí—resopló y evadió el tema—. ¿Cómo está mi nieto? ¿Sigue siendo un niño malcriado?

Rechiné los dientes, arrepintiéndome por no haber aceptado el maldito trago. Tenía que contenerme o rompería su cara si soltaba otro comentario estúpido.

—Thiago es solo un niño. Recién empezó a caminar.

¿Qué demonios pretendía? Era un bebé con apenas un año de nacido. ¿Esperaba que sostuviera un arma y aprendiera a disparar?

—Espero que me dejes enseñarle los verdaderos valores de un hombre—masculló—. Sabrá desde temprano lo que significa vivir en la mafia, no quiero que sea débil e inútil al igual que Isadora. Maldita sea la hora en que mi Ludovica no pudo darme varones.

Mi rostro era inexpresivo, pero por dentro quería saltar sobre él y romperle la cara. Isadora era una gran mujer y madre ejemplar. Ella no merecía que su padre la tratara como si fuera una decepción.

—Vine aquí por otros asuntos, no deseo aburrirte con mi familia —Llamé a la camarera y finalmente acepté un trago. Cálmate, Luca—. Supuse que me tenías noticias sobre Roma y Moretti.

Me palmeó la espalda como si fuéramos los mejores amigos y prosiguió a desabrochar los tres primeros botones de su camisa blanca. Su aspecto era lamentable y vulgar. No quedaba nada del hombre que había conocido.

—Hablé con Benedetto —informó—. Moretti tiene a la ciudad rendida bajo sus pies y todos le temen. No hay que hacer por el momento.

Benedetto Priori era el actual alcalde de Roma, otro cerdo que tenía muchos secretos que podrían destruirlo y Moretti conocía todos. Apostaba mi vida que se trataba de eso.

—Lo extorsiona, Moretti es un bastardo listo.

Los ojos de Fernando se dirigieron al culo de una bailarina sobre el escenario.

—Llevará su tiempo verlo caer.

—Lo sé —espeté—. Tarde o temprano cometerá un error y será mi turno de golpearlo.

👑

Me deshice de mi chaqueta, corbata y camisa cuando entré a la habitación sin hacer ruido. Acordé que mi relación con Isadora sería mejor, pero aún no estaba listo para dormir con ella. Las noches eran traicioneras y quería ahorrarle el dolor de pronunciar el nombre de otra mujer.

Levanté mi mano y miré fijamente el tatuaje de mariposa negra que adornaba mi muñeca. El día que decidí impregnarlo en mi piel estaba demasiado ebrio, pero nunca lamenté mi decisión. Tampoco la idea de borrarlo cruzó mi mente. Era una forma de tenerla presente y jamás olvidar las cosas que hizo por mí. Contradictorio cuando la odiaba tanto como la amaba.

—Te noto muy tenso—Isadora entró en mi habitación y masajeó mis hombros—. ¿Día duro?

—Sí, mucho trabajo—contesté—. ¿Cómo está Thiago?

Isadora besó mi espalda desnuda mientras sus manos acariciaban mis abdominales. Esta noche tampoco tenía ganas y solo quería dormir durante horas para olvidar mi existencia.

—Está durmiendo después de haber destruido tres castillos de Lego.

Me reí.

—Bueno, tendré que comprarle otra colección.

—Él estará encantado—dijo Isadora con dulzura—. ¿Has visto a mi padre?

—Hace una hora, sí.

—¿Qué ha dicho esta vez? ¿Te recordó que soy una tonta despreciable?

—No quieres saber.

Me aparté y proseguí a quitarme los zapatos. Ella me miró, el dolor brillando en sus ojos. Sabía que no era buena idea mencionarlo. Estaba mejor cuando no tenía noticias de su padre. Fernando era el causante de todos sus problemas.

—Tu madre me dijo que irás a New York.

La molestia se arrastró a través de mí. Supuse que mi tío Eric la puso al tanto. Mamá era una mujer entrometida que nunca perdería esa costumbre de querer indagar en mi vida. Ella creía que Isadora era perfecta para mí. Alentó el matrimonio y le daba consejos innecesarios.

—Es por negocios, sabes que no me gusta estar alejado mucho tiempo de Thiago.

Isadora sentó en mi cama, sus ojos marrones inquisitivos mientras me miraba.

—Quiero ir, Luca —dijo—. Por favor.

¿Qué? Nunca me había gustado involucrarla en mis negocios y no empezaría ahora. Mi tío Eric afirmó que la casa de Boticelli era segura por la fiesta, pero no me fiaba. No arriesgaría la vida de Isadora por un capricho.

—No—sentencié.

—¿Por qué no? —discutió—. Paso encerrada en esta casa todos los días y me encargo de criar a nuestro hijo. ¿No crees que merezco un descanso? Me gustaría pasar tiempo contigo y relajarme un poco.

—No viajaré a New York por vacaciones.

—Lo sé —Ella juntó las manos y me imploró con un mohín—. Puedo visitar la ciudad mientras tú te encargas de los negocios. Por favor, Luca. Necesito esto, no me niegues.

Fue imposible negarme a sus súplicas cuando me abrazó. Me puse en su lugar un segundo y pensé cuan desesperante era estar ahogada en las mismas rutinas de siempre. Yo estudiaba, tenía trabajo y me distraía con mis primos. ¿Pero Isadora? Nuestro hijo era su mundo.

—Está bien—cedí con cansancio—. Puedes acompañarme.

👑

Instagram: JessiR17

Twitter: JessiRivas17

Facebook: Jessica Rivas

Tiktok: Jessica_Rivas17

Continue Reading

You'll Also Like

16.7K 1.3K 48
Llegará un nuevo integrante a los smiling critters el cual pondría de cabeza todo.
559K 19.4K 60
Reacciones, historias y One shot +18 personajes no míos, personajes de disney libro para las chicas de wattpad que le gusta esta temática :3 SI ENCU...
5.4M 547K 53
Alayna Novak es una asesina sin corazón, pero cuando su camino se cruce con el de Luca Vitale, despertará en ella algo mucho más fuerte que el deseo...
49.2K 2.8K 9
Los hijos de la Ninfa y la bestia, Quieren jugar un poco con su supuesto padre. El gran Christopher Morgan, quien nunca se llego a e...